Todo comenzó un 6 de julio de 1977 en Montreal, en el último show de la gira In the Flesh? que promocionaba Animals por Europa y Norteamérica, dondeRoger Waters después de encarar a un fan y escupirlo en la cara declaró estar sintiendo que había un pared entre él y su audiencia. A partir de ese momento Waters comenzó a construir su propio muro, para alejarlo de toda la alienación que le representaba la industria de la música y los negocios, además de la evidente falta de química entre los mismos integrantes de Pink Floyd.
33 años después, Roger confirma la llegada de este espectáculo por primera vez a Sudamérica, pero ahora todo es distinto. Mucha agua ha pasado bajo el puente y Waters ya no es el mismo artista ensimismado en su ira interna, sino que un individuo comprometido con las causas sociales de cada país que visita y que está dispuesto a recibir a un centenar de fans en las afueras del hotel donde se hospeda y regalarles unos segundos entregando un autógrafo junto a un cordial saludo.
Y así llegamos al esperado 2 de marzo de 2012. En el Estadio Nacional comienza la gira sudamericana de The Wall, y donde tendrá lugar el primero de muchos conciertos que Roger dará en este continente. Y como ha sido costumbre en todos los shows de Waters, la variedad etaria de la audiencia es demasiado amplia donde se puede ver a quinceañeros y cincuentones emocionados ante la expectación de poder contemplar uno de los shows más espectaculares que una banda de rock pueda entregar.
A las 21:30 horas en punto comienza el espectáculo y de inmediato podemos percibir que este concepto de teatralidad y rock son completamente ciertos. Empiezan los acordes de In the Flesh? y la euforia es total, los martillos aparecen, la parafernalia y los espectaculares efectos de sonido comienzan a dejar boquiabiertos al público presente, la excelente ejecución de la banda y el avión que se estrella en el muro al final de la canción y a tan sólo 5 minutos del inicio del show da a entender que esto se viene en grande.
Todo lo que sucede después es una constante patada en los sesos, comienzan las espectaculares proyecciones con mensajes implícitos que son totalmente acordes a la contingencia actual, acompañados de cada una de las canciones que el público, en su gran mayoría, se sabe de memoria, es así como nos emocionamos con los chicos cantando Another Brick In The wall Part. 2, coreando la siempre desgarradora Mother o alucinando con las espectaculares animaciones de Goodbye Blue Sky, Empty Spaces y What Shall We Do Now?
Como lo sabemos, el muro se sigue construyendo y mientras la banda ejecuta The Last Few Bricks se deja un pequeño espacio en este muro, para queWaters nos cante Goodbye Cruel World, el cual es tapado apenas nos canta el último goodbye. Aparece un gigante INTERMISSION en el muro y se prenden las luces del estadio para poder comentar la primera parte de este show, que sé que para muchos habrá transcurrido como si fuesen segundos.
Pasan los minutos, se apagan las luces y comienza otro de los puntos altos de la noche. Sólo está el muro frente a la audiencia y suenan los primeros acordes de uno de los mejores temas de The Wall, Hey You, que transcurre como siempre ha sido en este show, nadie ve nada, sólo el muro mientras la banda ejecuta la música detrás de este. Se derriban unos pocos ladrillos para ver a los músicos tocando las guitarras de la increíble Is There Anybody Outhere?
Una sentida Nobody Home, nos muestra a Roger cantando en una habitación de hotel para luego dar paso a Vera, apoyada de hermosas proyecciones que terminan con Waters en el escenario cantando la marcial Bring The Boys Back Home. Y se viene Comfortably Numb, uno de los temas favoritos de la audiencia Floydiana y como es la costumbre termina con un espectacular solo de guitarra en lo alto del muro.
Luego viene el show de los martillos y pasan así The Show Must Go On, In The Flesh, la alucinante Run Like Hell (dedicada a los paranoicos en el público),Waiting For The Worms, Stop y The Trial que nos muestra la animación completa que más de alguno hemos visto una y otra vez en la película hasta que llega la frase que algunos no queríamos escuchar: Tear Down The Wall! Lo que significa que el muro comienza a caer y así llegar a la parte final de este show, donde la banda sale a cantar Outside The Wall, mientras Roger empieza a presentar y, al mismo tiempo, despedir a los músicos que lo han acompañado a lo largo de esta gira.
Un agradecido Waters se despide de su público que no para de ovacionarlo, y no es para menos, porque si hay algo que hay que agradecerle a este músico es haber derribado el muro de su ego y de su conciencia para decidir compartir este show en este lado del mundo, donde somos millones los que jamás pudimos ver a Pink Floyd en vivo y que nunca se nos pasó por la cabeza disfrutar de un espectáculo de este nivel, así que una vez más… gracias Roger!!!
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