CLSK Review: The Winery Dogs – The Winery Dogs (2013)

Estamos en tiempos donde las “superbandas” aparecen y se disuelven en un santiamén; en este universo musical nos encontramos con un proyecto que en un par de semanas visitará Santiago de Chile, en el Teatro Nescafé de las Artes: hablamos de The Winery Dogs, agrupación formada por Richie Kotzen en las guitarras, Billy Sheehan a cargo del bajo, y Mike Portnoy, como corresponde, en la batería.

Cuando este proyecto empezó a tomar forma, muchos tendieron obviamente por esperar un trabajo sólido y dinámico, ansias que perfectamente podrían haberse mermado con la aparición de su trabajo homónimo, y primero en la historia de The Winery Dogs. Por otro lado, también sobraron aquellos que criticaron el futuro producto, sin tener idea siquiera del primer acorde del disco.

Y el disco aterrizó por fin y todas las dudas fueron aclaradas y muchas voces acalladas, puesto que el resultado es un disco quizás no novedoso, pero sí entretenido, con los toques de virtuosismo que no ahogan la presencia del rock en uno de sus estados más puro y sensato.

De este trabajo podríamos haber esperado un derroche de técnica y sonidos imposibles de sacar por humanos comunes y corrientes, pero sin embargo, Sheehan, Portnoy y Kotzen se dan toman el tiempo de matizar con sus respectivas virtudes una placa que es esencialmente rock y nada más, algo que es un punto completamente a favor del álbum y de la banda.

Claramente se puede apreciar desde primer momento la impronta de Richie Kotzen, pudiendo extraerse muchos elementos de sus más recientes trabajos solistas, siendo su voz un elemento siempre destacable, pero es en este álbum donde ha encontrado una compañía que se le acopla perfectamente, lo que sin duda impulsará de una u otra manera una carrera que siempre se ha mantenido más en la penumbra, más allá de los amplios reconocimientos que el guitarrista haya recibido en el mundo musical, algo además inexplicable, dado el rápidamente digerible sonido de su propuesta.

Por otro lado, se agradece que Billy Sheehan siempre esté presente en el sonido del grupo, quien incorpora ese sabor a Mr. Big, con sus juegos de segundas voces y donde el bajo jamás pasa desapercibido, aumentando la intensidad de canciones que en una primera escuchada pueden sentirse muy sencillas, pero basta llegar a los diversos pasajes instrumentales de cada tema como para advertir que este disco no es uno más del montón.

Y qué podemos decir de Mike Portnoy: más allá de pasar por una y otra banda luego de su salida de Dream Theater, con The Winery Dogs se ha encargado de hacer un trabajo honesto, quizás mucho, pero lo importante es que se aleja de la parafernalia con la que usualmente puede vinculársele, permitiendo apreciar con mayor detalle su real aporte y la dinámica que como baterista incluye a esta nueva etapa en su enorme historial musical.

“Elevate” y “Desire” fueron las primeras muestras de The Winery Dogs, y fueron un buen ejemplo de la tónica que este disco posee, línea que también sigue “Six Feet Deeper” ya avanzando en el disco, pero esos ejemplos dejan fuera la diversidad del sonido que entregan temas como “We Are One” y “The Other Side” que presentan pasajes intrigantes que se convierten en melodías más intensas, pero cuidadosamente ejecutadas.

Como era de esperarse, las baladas también son parte de este álbum y buenos ejemplos son “You Saved Me” y “Damaged” canciones que con un mínimo de elementos, emocionan y, especialmente la primera, nos hacen recordar aquellos tiempos donde el romanticismo estaba a cargo de chascones y sus guitarras, sonidos que hasta el día de hoy suenan y no han perdido una gota de sentimiento.

Mención especial merece el pausado tema que cierra el disco, “Regrets”, una bella composición, intensa y gratificante, acompañada por coros y un piano en el fondo, que dan un cierre cargado de emotividad que aumenta a medida que el final comienza a acercarse.

Todas las conclusiones ya están de una u otra manera dichas entre las palabras de este CLSK Review. Sólo cabe decir que esta nueva superbanda ha pasado con honores el primer paso, la presentación, lanzando un disco redondo, bien armado, sin ambiciones exageradas, y con los elementos necesarios para plantar cara frente a un público que se arma de expectativas grandilocuentes cuando los nombres de quienes conforman el grupo pesan tanto. Si conocen la frase “menos es más”, entenderán que eso es The Winery Dogs.

Y lo mejor de todo, tenemos la oportunidad de verlos en vivo el próximo martes 30 de julio en el Teatro Nescafé de las Artes. Si disfrutaste el disco y te gustó este CLSK Review, definitivamente asistir a ese show no será una pérdida de plata.

Ahora es cuando ustedes dejan sus impresiones en los comentarios.

P.S: Buscamos el disco para que lo escucharan acá, pero no apareció. Bueno, ustedes saben como encontrar un disco de otras formas.