Motörhead para muchos es sinónimo de rock y de combustible, de un riff cortando el aire y de la voz inconfundible de Lemmy Kilmister desgarrando sus cuerdas vocales en cada tema creado a través de 30 años de carrera, siempre en lo alto del rock ‘n’ roll.
Su más reciente álbum lleva por nombre Aftershock, una réplica de la potencia que lleva esta formación ya definitiva y que desde el 95 sigue haciendo historia. Esta placa se estrenó el 22 de octubre en américa y es un latigazo de principio a fin, tal cual como debe sonar Motörhead: crudo, sin pausa, con melancolía, rabia y tristeza, pero con un volumen tormentoso, que a pesar de los problemas de salud que ya arrastra el señor Lemmy, sigue tan arriba como siempre, por algo es la banda más ruidosa del planeta, según el libro de Guinness.
Aftershock comienza con “Heartbreaker”, un nuevo clásico con olor a cerveza y hierbas varias. Con un tema así, es imposible no recordar todos esos momentos de rock vividos con Motörhead sonando de fondo. Le sigue “Coup De Grace”, una declaración de misericordia ante tanto riff. Luego “Lost Woman Blues” agrega la pausa a este disco con un tono más lento y con la melodía como principal ingrediente.
Pasando la pausa, “End Of Time” y “Do You Believe”, de donde podemos rescatar parte de las letras, en especial aquella que dice “I Believe in Rock’n’Roll, I believe in songs, Put your faith behind it, And you won’t go far wrong” (Creo en Rock’n’Roll, creo en las canciones, pon tu fe detrás de él, y no te equivocarás), una verdadera plegaria que todo seguidor de la banda atesorará.
“Death Machine” baja un poco el ritmo para traer groove a un disco que se hace corto por su carga energética. “Dust And Glass”, con un solo de guitarra y una claridad muy de vieja escuela, nos muestra un poco de melancolía frente a esas costumbres vistas entre polvo y vidrio, algo de lo que Lemmy sabe.
“Going To Mexico”, acompañada por “Silence When You Speak To Me” y “Crying Shame” saltan con más rock sobre la mesa y sin parar nos llevan hacia el final con “Queen Of The Damned”, la filosa cuchillada con “Knife”, “Keep Your Powder Dry”, para luego dar paso a un temazo al cierre: “Paralyzed”, corte que nos condena a terminar con energía y a seguir necesitados del ritmo que la banda se nos pega en la sangre, a causa de las dosis de heavy metal en su estado más puro.
Con 14 temas en Aftershock, Motörhead mantiene vivo su camino hacia la inmortalidad, gritando que aún están vivos y que son, y siempre serán, la banda más sucia del planeta.
¿No lo crees? Escucha el disco a continuación por ti mismo y déjanos tus impresiones más abajo.