Alrededor de las 20:15 horas, el público que ya hacía fila frente al Teatro Nescafé de las Artes, comenzó a ingresar para ocupar sus preciadas ubicaciones. Se trata de espectadores más bien recatados y conscientes de que lo que van a presenciar es un espectáculo apto para lugares más íntimos y tranquilos. A las 21:00 horas ya están casi todos listos y dispuestos, ansiosos de que se abra el telón para presenciar lo que sería la quinta presentación de Kotzen en Chile.
Suenan los primeros acordes tras la cortina del Teatro cuando ya van quince minutos de espera, a lo que el público no duda en aplaudir para así recibir a los tres músicos en escena: Mike Bennett (batería), Dylan Wilson (bajo, 2da voz) y Richie Kotzen. Todo comienza con una de sus dos nuevas canciones incluidas en The Essential, se trata de “War Paint”, que al parecer tuvo muy buena aceptación por parte de sus fans porque la mayoría la coreaba como si fuese un clásico.
A continuación y sin pausa entre canción y canción, es turno de 24 Hours con “Love Is Blind” y “Bad Situation”. En ambas se destacó la potente voz que Kotzen conserva y trabaja a la perfección, quien se vio muy cómodo junto a sus dos músicos, los que a pesar de ser muy buenos compañeros de trabajo e intérpretes, no opacaron el talento del guitarrista que nos deleitó con un solo hacia el final del tema. El público se va distendiendo de a poco, lo que se traduce en gente de pie y algunos en los pasillos.
Es momento de interactuar con el público, saludar y anunciar una gran sorpresa: tocará por primera en Chile un tema inédito que formará parte del nuevo disco que lanzará el 2015, Cannibals; comienza a sonar y todo el Teatro se concentra en lo que ocurre frente a sus ojos. Es una canción en la que el bajo tiene mucho protagonismo, con un toque de funk, pero sin dejar de lado el blues/rock que tan bien maneja Kotzen. Entre él y Wilson crean un coro armónico a dos voces que sin querer te atrapa y te lleva en un vaivén de sonido, hasta dejarte en el abismo total con el final abrupto y sorpresivo.
En un retorno al presente, el siguiente tema es “Walk With Me”, que contó con una interpretación más extensa de lo habitual, dando libertad a las cuerdas de la guitarra con una improvisación marcada por el blues/fusión; quedó en evidencia que mientras el genio crea, el público observa en silencio y disfruta. A continuación suena “Fear”, donde el bajo se destaca con un breve solo al centro del escenario, acompañado sutilmente por los ritmos del pedal y la armónica guitarra que sonaban de fondo.
Es momento para un tema más íntimo que forma parte de su disco Into The Black, “Doin’ What the Devil Says to Do”, que si bien es pausado, no por eso menos dinámico y potente que los ya interpretados. De aquí en adelante, la gente ya se hará notar en la parte baja del escenario, queriendo obtener la mejor foto/video, más allá de disfrutar sin más este espectáculo. Luego de los aplausos respectivos, Kotzen comienza a interpretar una intro prolongada de “Peace Sign”, haciendo uso del talento para el rock que parece ser innato, demostrando que la música fluye cuando su creatividad se activa.
Ahora es cuando Bennett y Wilson se destacan en el escenario luego de ser presentados ante el público, dejando únicamente en escena al baterista que nos deslumbró con su improvisación más bien frenética junto a un lúdico juego rítmico con los asistentes. Luego ingresa el bajo y ambos comienzan una jam sesión primeramente pausada, pero que fue in crescendo hacia el punk rock. Después de los aplausos espontáneos y siendo las 22:15, reingresa Kotzen al escenario a tomar el lugar de la batería, dejando ver su versatilidad como músico y lo cómodo que se sentía de estar aquí. Sentado y a mando de las baquetas, da atisbos de que la siguiente canción es “Help Me”, por lo que retoma su instrumento correspondiente para dar rienda suelta a lo que será un juego entre el bajo y la guitarra, haciendo alarde de su capacidad al tocarla detrás de su cabeza.
Ahora nos entrega el momento más íntimo de la noche, al quedarse solo en el escenario junto a su guitarra, recordando que ya han pasado diez años desde su primera presentación en nuestro país (donde varios de los presentes estuvieron en aquella oportunidad). Quiso conmemorarlo con una de sus más bellas canciones, “What Is”; potente voz, con altos excelentemente alcanzados, guitarra suave e interpretada con mucho sentimiento.
Ya con los tres músicos juntos nuevamente, “Fooled Again” es perfectamente tocada, con un final abierto que culminó con miradas entre ellos, recibiendo felizmente los halagos del público. Lamentablemente Kotzen nos anuncia que “You Can’t Save Me” es la última canción, pero nos pide que le ayudemos a cantar, cosa que nadie dudó en hacer e inmediatamente todo el Teatro se puso de pie y no hubo quien no la coreara/gritara.
Se retiran sin más, todo se colma de aplausos y gritos para un posterior reingreso. “Go Faster” sí que será el fin; ya mucha gente copaba la primera fila del lugar y no había alma alguna que no se moviera al ritmo de la música, creyendo que tocaban guitarras/bajos/baterías imaginarias o que eran cantantes. Todos sabían que era el último momento para disfrutar del virtuosismo de Richie Kotzen en vivo, esperando que su próximo disco lo traiga nuevamente por estos lados.
Así culminó la quinta visita de este gran músico, cargada de sus mejores canciones (aunque nunca son suficientes), dando lo mejor de sí en el escenario y compartiendo empáticamente con el público. Kotzen dejó entrever que está en un muy buen momento de su carrera, más maduro y definido, lleno de creatividad y con una excelente calidad vocal que, a pesar de sus 44 años, sigue siendo igual o más potente que antaño. Hubo algunos detalles técnicos en el sonido que a ratos se hicieron notar, sobre todo en el bajo, pero el entusiasmo de los músicos junto a la ansiedad de su leal fanaticada hizo que pasara casi desapercibido.
Si quieres revivir lo que ocurrió anoche, te invitamos a que veas la Galería de fotos realizada por CLSK, además del setlist interpretado por Richie Kotzen en el Teatro Nescafé de las Artes.
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