Primus ha estado en boca de muchos por motivo de su próxima presentación en el RockOut Fest. por lo mismo creemos contingente hacer un review de su más reciente disco, Primus & the Chocolate Factory with the Fungi Ensemble; además siempre es bueno escuchar los trabajos que realiza Les Claypool, uno de los mejores bajistas que está vigente.
Como ya lo evidencia el título, este álbum es un tributo a la película Willy Wonka & The Chocolate Factory (1971), que ha tenido un remake y ahora una nueva vuelta de tuerca para el soundtrack original. Es algo a lo que no estamos habituados en la industria de la música (un ejemplo es Director’s Cut de Fantômas), por lo mismo es interesante poder ver los desafíos que implica realizar algo como esto, donde siempre existirá la comparación. Recordemos que esta película es también un musical, lo que la convierte en una apta candidata para realizar este proyecto.
Todo comienza con “Hello Wonkites“, que a pesar de durar sólo dos minutos, no es la canción más corta del álbum. Se basa en sonidos experimentales y algo salvajes, variando entre altos y bajos que se conjugan al son de un ritmo base. Ya se deja ver la importancia de los instrumentos de percusión a cargo de Tim Alexander y Mike Dillon (no, Danny Carey no formó parte de este trabajo).
“Candy Man” es un tema que originalmente es bastante sobrio y sin mucho vaivén. En esta ocasión nos recibe una batería caracterizada por sonidos bastantes agudos y metálicos que, acompañada de la marimba, crean un ambiente idóneo para la fantasía. Luego comienza la utilización de efectos que llevan toda la tensión hacia una atmósfera caricaturezca, hasta que aparece la voz de Les Claypool y reconocemos al Primus que recordamos en Pork Soda (1993). Es un tema algo lúgubre y que nos puede traer a la memoria algunos tiempos y cortes que utiliza Mr. Bungle.
La bienvenida al tercer tema, “Cheer Up Charlie“, es de manera pausada e hipnotizante, incluyendo un acogedor sonido de marimba, pero a medida que avanza el tiempo, se van sumando instrumentos hasta completar cada vacío. Una voz tímida comienza a cantar, seguida por un sonido industrial de fondo (no confundir con el género Industrial), aludiendo a la fábrica de la cinta. Hasta este entonces, Charlie ya se hace presente en la cosmovisión que busca generar la banda con esta re-adaptación y nuevo imaginario.
Un clásico dentro de la película es “Golden Ticket“, convirtiéndola en el momento más esperado y que hace el punto de inflexión (tanto en la película como en el disco), pues sin el ticket de oro, nada hubiese sido posible. El bajo de Claypool se luce de manera fresca pero contenida, con un ritmo marcial que nos recuerda la coordinación que tenían los Oompa Loompas. Es un tema que logra la agitación precisa para sacar de quicio a cualquiera que la escuche más de una vez. Es bueno mencionar que no es casualidad que Primus decidiera jugar el mismo juego que utilizan en la cinta, pero en una versión contemporánea: Incluyó aleatoriamente cinco discos de oro en el formato de vinilo del disco, para que todo aquel que lo encuentre, tenga entradas gratis a todos los conciertos de la banda de por vida.
El quinto corte es para “Lermaninoff“, una anécdota que sólo dura 5 segundos, convirtiéndose más bien un capricho del disco. A continuación suena “Pure Imagination”, que trae consigo la justa medida de suspenso (al igual que la película), donde el bajo, la guitarra y voz están coordinadas como si se tratase del sonido de un videojuego de los años 90. Un corte muy cinematográfico que perfectamente podría ser utilizado en algún proyecto audiovisual.
Es momento de dar vida a los Oompa Loompas gracias a una serie de canciones que bajo una misma lógica y modelo, buscan dar identidad a algunos de los seres que dan vida a la fábrica de Willy Wonka. Está el caso de “Oompa Augustus“, “Oompa Violet“, “Oompa Veruca” y “Oompa TV“, todas ellas con un factor en común: son canciones creadas por esos seres pequeños y meticulosos, marcada por un ritmo imposible de no seguir, creando contrastes entre dos voces (grave y aguda) que se cruzan, pero no se topan. Son las encargadas de realizar relatos sobre algunos hechos que abren nuestra imaginación y/o recuerdos.
“Semi-Wondrous Boat Ride” es el octavo tema y uno de los puntos más altos del álbum: una atmósfera experimental que se va abriendo y da espacio a que varios sonidos se conjuguen bajo un mismo patrón. Es un corte más bien instrumental, donde la voz se comporta como un acompañamiento lúdico que crea sonidos no habituales, otorgándole intriga y humor a la vez.
El décimo lugar del álbum es para “I Want It Now“, que comienza pausado para después convertirse en algo más rítmico y con harto sentido del espectáculo, es decir, crea la sensación de estar frente a una presentación de fenómenos en una feria (de esas que vemos en las películas gringas). “Wonkmobile” es un track que no posee mayor incidencia y tampoco se destaca por algo relevante; en ella encontramos una voz gastada por los años que va creando sonidos mientras va divagando en su mente.
Es tiempo de la última canción con “Farewell Wonkites“, la que nos recibe con una guitarra bien melódica y sensual, acompañada de toques espaciales otorgados por arreglos sintetizados, va sumando instrumentos y nuevos sonidos que al parecer van en busca de un clímax que pronto llegará. Un tema instrumental en su 80%, que se anota como lo mejor de este disco;.luego vendrá un cambio y el ingreso de una voz que se escucha sutilmente, para así finalizar lo que fue un álbum tributo.
Luego de escuchar todo el disco, queda clara la cantidad de veces que debieron haber visto la película y oído su soundtrack para poder captar la esencia de lo que se trata el mundo creado por Roald Dahl en su libro. Este proyecto se instala como un homenaje que a primera vista parece ser el resultado de una inspiración que trabaja sobre algo que ya existe, pero de todas maneras no tienen nada que envidiarle a un trabajo que se inició desde cero porque la creatividad está absolutamente presente.
Este álbum es la cosecha de lo ya sembrado por Primus, ya que el hecho de haberse atrevido a hacer algo más bien experimental y sin pretensiones de dejar perplejo a nadie, habla de la confianza que tienen para consigo y del desafío que implica crear un trabajo que no tiene la necesidad de ser una continuación en su carrera como banda internacional. Podemos decir que cumplieron un sueño y el resultado fue mejor de lo esperado. Además es rescatable la lúdica forma con que han querido vincularse con el film, al hacer circular por el mundo la misma intriga que generó el boleto dorado de los chocolates Wonka.
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