Ya empieza a terminar el año y seguimos comentando producciones que vale la pena discutir: en esta oportunidad, The Winery Dogs nos entregan su esperado segundo disco, todo gracias a un excelente y ovacionado debut.
Antes de decir cualquier cosa, partamos de la base que quienes integran este grupo son tres grandes músicos que lo dieron todo en cada uno de sus respectivos proyectos anteriores por lo tanto, al igual que lo que ya conocemos de la banda, ciertos tramos recordarán a agrupaciones en las que alguno de ellos participó, lo que no le resta mérito para ser un batazo directo al cráneo, el cual va disminuyendo de intensidad a medida que pasan los minutos.
Hot Streak es la segunda exploración musical del supergrupo en donde Richie Kotzen, Billy Sheehan y Mike Portnoy demuestran su talento a raudales y, lo habíamos dicho previamente, ya había quedado demostrado en su disco homónimo estrenado el 2013: es rock simple y puro pero que en muchos pasajes es de frentón progresivo como se aprecia en el intro del primer tema, llamado “Oblivion”, que recuerda a Dream Theater; por otro lado, presentando un sonido más clásico, “Captain Love” se muestra rítmicamente muy similar a “Perfect Strangers” de Deep Purple; sin embargo, de aquí en adelante el cuento varía un poco.
A medida que el álbum avanza, en estructura es muy semejante a la de su antecesor del 2013: aparecen cortes potentes y algunos “lentos” en el medio y al final con el sello particular de The Winery Dogs. No obstante, vale la pena detenerse en “Fire”, ya que capta bastante la atención: es un balada muy destacable por lo demás, con aires latinos y un juego de voces que merece la pena escuchar, pero que se desmarca demasiado dentro de toda la producción. Quizás tiene más cara de “lado B”, o para un disco netamente acústico ya que descoloca un poco, más aun teniendo en cuenta que los temas anterior y posterior, “Empire” y “Ghost Town” respectivamente, son complejos, enérgicos y fácilmente reconocibles y asociables a la banda, especialmente este último, un punto claramente alto donde se aprecian con mayor claridad las influencias directas y las capacidades de estos artistas. De todas maneras, estamos al frente de leyendas y puede darse el lujo de hacer lo que quieran, nos guste o no.
Del resto de la placa no puede decirse mucho más: sigue siendo poderosa, fácil y digerible, formula de la cual “War Machine” y “Devil You Know” son buenos ejemplos, presentando también momentos más alternativos como “Think It Over” y “Spiral”, que dan luces de una búsqueda en el sonido, pero que no estaría totalmente afinado.
La calidad, precisión y tenacidad de sus integrantes hace de Hot Streak una buena entrega, pero hay que poner los pies sobre la tierra; difícilmente llegará a ser el disco del año y apenas supera lo anterior de The Winery Dogs, tomando en cuenta ese puntapié inicial fue absolutamente monstruoso.
¿Recomendable? Obvio; nadie dice que sea malo, solo que las expectativas eran bastante altas. Simplemente hemos escuchado mejores propuestas en lo que va de este año.
Mauricio Keven
04/11/2015 at 09:19
Piola. Creo que me quedo con el primero. La canción Hot Streak es demasiado redundante.
Cristian Tobar Tórtora
06/01/2016 at 19:08
Por no decir malísima…
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