Si les digo que ha nacido una banda que trae entre sus filas a dos grandes como Nick Beggs en el bajo y Marco Minnemann en los tarros, es difícil que pase desapercibida; además, para complementar la alineación está Roger King, tecladista que ha trabajado en algunos discos de Steve Hackett y Ayreon. Definitivamente un triángulo maestro que hace de este nuevo proyecto una de las propuestas más interesantes de este prematuro 2016.
En primer lugar tenemos la homónima de la placa “Do Nothing Till You Hear From Me” que con una intro psicodélica y espacial marca el inicio para una canción con melodías agradables y un coro bastante pegajoso. Desde ya las remarcables líneas de bajo de Beggs se dejan sentir con potencia y cómo siempre la desbordante energía de Minnemann le da un avance intenso a esta primera obra que deja con la vara bien alta a todo lo que continúa.
“Praying to a Mute God” sigue con la misma esencia que su predecesora, aunque con menor fuerza; tiene esas líneas vocales que te recuerdan a Flying Colors, algo más “popera” que la anterior, pero aun así se aprecia lo que intentan interpretar cómo conjunto, con un sonido atípico e innovador. Además es interesante conocer la faceta de guitarrista de Marco, quien logra unos aportes notables a lo largo de esta placa.
La pseudo balada “Nightschool For Idiots” se aleja de lo mostrado anteriormente, y puede funcionar como un descanso mental para lo que viene: la oscura y densa “Feed the Troll” que sale al paso con un sonido arrollador, con tétricos teclados y donde puedes detectar la influencia de Steven Wilson en el trabajo de Beggs. Esta es definitivamente uno de los puntos altos del disco junto con su sucesora “Your Dark Ideas” en la cual al fin vemos el talento de Roger King, con una intensidad destacable ante las potentes líneas instrumentales de sus compañeros.
Debemos decir que si hay puntos bajos en este álbum, deben ser las canciones más lentas: “Last Man On Earth”, por ejemplo, es casi una segunda parte de la balada previamente mencionada, presentando una formula bastante repetitiva, pero que afortunadamente podemos obviar con “In The Crosshairs” que con sus 3:20 de extensión nos muestra el lado sin voces de The Mute Gods.
Si bien es cierto que el aporte vocal de Nick Beggs no es sobresaliente, con la música que desarrollan se aprovecha adecuadamente, pero todos sabemos que las tres personas detrás de los instrumentos en esta banda son tremendamente talentosas y es bueno escuchar sólo sus melodías alguna vez siendo las protagonistas, más aún cuando son ejecutadas de manera maestra.
Una jazzística línea de batería abre los acordes para “Strange Relationship”, y contiene unos destacables solos de teclado que con delicadeza complementan la maravillosa línea de bajo que tenemos de fondo. Por otro lado, “Swimming Horse” se presenta como una melancólica forma de marcar la sección final del disco, con una segunda parte mucho más intensa, donde domina el lado más progresivo de los músicos.
“Mavro Capelo” comienza con una lenta introducción de aproximadamente un minuto que se ve abruptamente interrumpida por una metalera entrada que inevitablemente será seguida con tu cráneo, tempestad que se verá alterada por un inquietante teclado en un interludio que hace que la vuelta a lo pesado se sienta aún más brutal.
Ya para finalizar, “Father Daughter” cuyo principal atractivo es escuchar cantar a Lula Beggs, hija de Nick Beggs, notable pituto colaboración en una canción que es prácticamente pareja: su relajante sonido sirve para cerrar este álbum de forma más tranquila.
Do Nothing Till You Hear From Me es un trabajo con dos caras, una pausada y otra más heavy, y nos gusta, pero queda un poco al debe en explotar aún más el lado más psicodélico y experimental, ya que los pocos fragmentos de ese tipo en esta placa te vuelan la cabeza y te dejan pidiendo más; con ese nivel de artistas podemos esperar mucho al respecto.
De todas maneras, The Mute Gods pasa la prueba inicial para dejarnos ansiosos de una siguiente entrega que de seguro será una agradable experiencia musical, llena de maestría y talento por parte de tres grandes artistas que decidieron juntarse a jugar.