Rock progresivo con sabor a lo nuestro
A menos de dos años del lanzamiento oficial de su disco Terra Ancestral (2015), la banda vuelve a los escenarios nacionales bajo la estampa de un festival internacional como lo es Lollapalooza. Tras su gira por Europa, se sienten renovados y con nuevas ideas al tocar los temas que ya son parte de su repertorio, porque pareciera ser que para Crisálida no existe un límite de creatividad.
El Lotus Stage se cubrió de expectativas desde el momento en que montaban la escenografía, que tras una temática netamente originaria de nuestro territorio, se esconde una conjugación apetitosa entre la música y lo visual. Crisálida ya cuenta con casi dos décadas de experiencia y es notable ver que a pesar de haber estado en tanto escenarios y junto a grandes bandas, no pierdan la chispa y el entusiasmo por dar lo mejor de cada uno, tanto en lo musical como en lo carismático.
Trajeron al recuerdo dos temas que ha pesar de su poco trayecto en vivo, ya forman parte de su setlist, “Cabo de Hornos” en su ambiente de colores lúgubres y melancolía, mientras “No Quiero Morir Aquí” fue el momento donde los coros de Cinthia Santibañez se llenaron de desgarro y emotividad a la vez, haciendo mención a todos quienes viven lejos del lugar donde pertenecen. No hay que dejar de mencionar que Braulio Aspé (bajo) y Damián Agurto (guitarra), son un dúo que cuando comparten escenario se transforman en una potencia que crea un hilo conductor que une todo el concierto a través de las cuerdas. Mientras, Rodrigo Sanchez en batería se suma como el amo y señor del matiz, en su forma más neurálgica y diversa, reflejando tanto experiencia como innovación.
La conexión de ellos con sus raíces es un tema que para la banda es fundamental dentro de la cosmovisión musical, trayendo a lugar a “Atacama”, la que se llena de sentimentalismo al crear imaginarios de añoranza. Casi al finalizar el show, “Raco” se vive como una fiesta, donde el público hace el coro del viento del sur mientras la banda interpreta sus inconfundibles sonidos que ya hacen de Crisálida una banda con estampa propia, inclusive en el ámbito internacional.
En sus 45 minutos mostraron la capacidad que tienen para provocar los vaivenes entre intensidad y suavidad, recordaron algunos de sus primeros éxitos y se dedicaron a transmitir con toda energía el gusto por lo nuestro, para no olvidar nuestro lugar. Sería interesante poder verlos en este mismo contexto de festival, pero en un escenario más grande, porque de seguro varios quedarían cautivados por su autenticidad y potencia musical.
Te dejamos invitado a ver más fotografías de ellos y de la jornada en nuestra CLSK Galería.
sergio
05/04/2017 at 19:28
Notable presentación…!!!!!, cada vez suenan mejores; en calidad, técnica, ejecución pulcra…\../ \../ \../