He escuchado muchas veces el último disco de Devin Townsend, ‘Empath’ y es el momento de escribir algo. No es que la placa me haya decepcionado, sino al contrario, es un gran punto en la carrera del artista y que merece varias pasadas antes de pronunciarse para así tomarle el real peso y saborear un poco más los detalles.
El disco comienza con “Castaway” la cual es literalmente una fogata que toma ribetes épicos, incontrolable e impredecible, algo que no debería sorprendernos si seguimos la carrera de Devin Townsend, pero no es más que una leve introducción a la placa: en ese sentido “Genesis” es la primera muestra de que en Empath hay muchos detalles, matices, cambios, sonidos sobrecargados, frenéticos, ritmos electrónicos -derechamente bailables- y riffs potentes, disperso sello característico del calvo artista. Si, incluso llega a ser circense y todo se siente lógico. Es cosa de darle una mirada el video oficial.
“Spirits Will Collide” es melodía épica de coros que quiere llevarte por parte de este viaje y que se mantiene por 4 minutos sin mucha sorpresa, al contrario de lo que ocurre en “Evermore”, el cual es otra de estas mezclas que conjungan un pegajoso riff con coros, frenesí y elementos muy melódicos, dejando claro que la creatividad de Devin Townsend se mueve por un sinnúmero de estilos que no temen fusionarse para crear su propia fantasía, imposible de imaginar sin una puesta en escena impresionante el día que podamos escucharla en vivo.
“Sprite” recuerda inmediatamente a esos pasajes hablados de ‘Z2′ (2014),pero esta resulta ser una historia tierna y esperanzadora, donde priman los sonidos suaves y melódicos que de a poco irán mutando en elementos que se vuelcan a lo electrónico, en otra interesante creación del artista que a ratos da pequeñas luces de lo que vendrá.
Si el tema anterior equivale a una pausa, podría decir que “Hear Me” la pisotea con alevosía y hace como que no existiera para lanzar el cañón más extremo y gutural de esta placa, que con muy poco aviso te saca del pacífico punto en que estabas.
Ahora, ¿Te extraña una pieza como “Why?” en un disco de Devin? No debería. ¿Quién más podría dejar un corte de composición más clásica y orquestal, con voces guturales y riffs que acompañan en momentos claves? Es más, la grave voz de Townsend calza perfecto dentro de esta emocionante pieza. Insisto, pocos podrían ejecutarla y salir tan triunfantes de ella, todo sin siquiera pensar que se ha alejado de su particular estilo.
“Borderlands” por su parte, vuelve más a un rock melódico, pero complejo e impredecible, pero no sin dejarnos otro riff digno de cabecear o bailar; en realidad me cuesta definirlo, ya que todo cambia muy rápido. Si, se te quedará pegado en la cabeza y será difícil de sacarlo de ahí, todo para posteriormente convertir a esta composición en una pieza absolutamente zen, que dará paso a la particular “Requiem”, otro corte más orquestal y coral, derechamente cinematográfico, que funciona como obertura para la parte más importante de la placa.
“Singularity”, tema que sobrepasa los 23 minutos de duración es un compendio en extenso de la diversa creatividad de Townsend: Suave, intensa, inteligente, extrema y sinfónica, resume con creces todas las variables presentes en ‘Empath’ y también en la carrera más reciente del artista.
Es difícil moverse entre tantos estilos y aún así lograr una sensación de cohesión y, para mi gusto lo más importante, digerible, porque son casi 24 minutos que se pasan rápido, dejándote muchos momentos rescatables que te harán volver, como por ejemplo el riff que acompaña las frases “Psychologic war, psychotropic war, psychosexual war”, que me se me ha repetido constantemente en las últimas semanas, además de los tramos las progresivos de la segunda parte del corte y, por supuesto, el enérgico y potente remate, detalles que te dejan una sonrisa en la cara y con una sensación de satisfacción más que agradable.
‘Empath’: El pasado y el futuro de Devin Townsend
Si bien este disco de Devin Townsend pierde el “Project”, se siente como un cierre de las creaciones que hemos escuchado por prácticamente 10 años, ya que es una buena forma de concentrar toda la creatividad del histriónico artista y a la vez una demostración de que las capacidades del mismo están a un nivel tan amplio que de seguro nos llevará por nuevos viajes y sonoridades impredecibles. Y bueno, esperemos que esta nueva aventura lo traiga de regreso a Chile de una vez por todas.