Si hay una banda que durante los últimos años ha demostrado versatilidad sin duda es Mastodon. Con siete discos en su haber (ninguno parecido entre sí) han logrado conjugar un estilo único con una amalgama de sonidos y un puñado de conceptos musicales en una de las propuestas más interesantes del metal en la actualidad, donde este impulso creativo los ha dejado en la palestra tanto de sus fans como de sus detractores.
Considerando lo anterior ‘Emperor Of Sand’ no es la excepción, un disco difícil de digerir en primera instancia, sobre todo porque existe demasiado contraste entre el sonido más amigable y la faceta más experimental y pesada de la agrupación oriunda de Atlanta. Sin embargo, teniendo en cuenta lo dicho anteriormente se puede disfrutar al igual que sus últimos esfuerzos que han seguido esa línea de menor densidad como The Hunter (2011) y Once More Round The Sun (2014).
El disco comienza con “Sultan’s Curse”, brutalmente con un Riff de esos que ya nos tienen acostumbrados, con sus coros más melódicos y solos de guitarra lisérgicos. Desde su introducción se puede notar un detalle que recorrerá la integridad de la placa, elementos de percusión que aparecen y desaparecen sutilmente, que funcionan como complemento para percibir los cambios de atmosfera y la búsqueda de un sonido más maduro y profesional. “Show Yourself”, uno de los singles, viene a cumplir la misma función que otros predecesores como “Curl of the Burl” o “The Motherload”: corresponde a la propuesta más popera del cuarteto y con un pegajoso coro que de seguro recordarás por un largo tiempo; digamos que es “apto para todo público” hasta que aparecen los intricados solos de Brent Hinds.
En la misma línea de la canción anterior, nos encontramos ahora con “Precious Stones”, un poco más dinámica y veloz poniendo a prueba los Fills de Brann Dailor, quién también será el protagonista con la sección vocal de “Steambreather”.
Los puntos más altos del disco los podemos enfocar en “Roots Remain”, “Word to the Wise”, “Andromeda” y “Scorpion Breath” todos de una segunda mitad alucinante, donde se mezclan los sonidos sucios clásicos del origen de la banda y la versión más vanguardista de la misma. No es de extrañar que esta característica sea la más llamativa del disco, después de todo, es lo que mejor sabe hacer Mastodon y lo que llamó la atención de todos cuando comenzaron a aglomerar seguidores. Ya para terminar tenemos una espectacular “Jaguar God” excelentemente posicionada al final de la placa que en sus casi ocho minutos logra recorrer todas las texturas que les conocemos, desde su lenta y acústica introducción hasta su impetuoso desarrollo; sin dudas la joya de ‘Emperor Of Sand’.
Es probable que esta placa quede entre lo mejor del año, ya que hablamos de una banda que los cuatro integrantes conocen bien sus atributos y limitaciones, pero después de escuchar la segunda parte queda la impresión que este trabajo pudo ser mejor. Un disco que pudo quedar en el podio junto a Leviathan (2004) y Crack The Skye (2009), aunque no queremos que se malinterprete, Mastodon no necesita volver a sus orígenes, necesitan volver a ser pretenciosos, el cambio de sonido les viene bien en sus últimas entregas y tal parece que se sienten cómodos, pero lo que tenían esos trabajos antes mencionados era una mezcla de extravagancia y experimentación llena de ambición que sabían explotar. Independiente del noble concepto que envuelve al álbum y que lo convierte de alguna forma el más personal de la agrupación, queda la sensación de una falta de balance que empaña al que pudo haber sido uno de los grandes.