Weezer lanzó su noveno disco de estudio llamado Everything Will Be Alright In The End el pasado 30 de septiembre. Corto y preciso, con grooves pegajosos en batería y potentes riffs de guitarras, muy al estilo del The Green Album (1999) y Maladroit (2002), abordando temas cotidianos con una agradable sincronía que permite olvidar los intentos posteriores al lanzado junto al batazo “Dope Nose“. A veces menos es más, es exactamente lo que ocurrió acá.
Abre el disco “Ain’t Got Nobody“, Cuomo junto Brian Bell (guitarra) y Scott Shriner (bajo) hacen un correcto juego de voces en los coros, acompañado de un notable solo de guitarra más un ritmo contagioso en manos de Patrick Wilson (batería). Una muy buena forma de dar vuelta la página y comenzar nuevamente.
Un sonido más cálido, como el de sus inicios, pero a la vez más maduro. Se nota el progreso pero también las ganas de hacer algo como en antaño. Es más, Rivers Cuomo lo dice abiertamente en el primer sencillo y segundo tema del álbum, “Back To The Shack“:
Lo siento chicos,
no me di cuenta de cuanto los necesitaba
Yo pensé que tendría una nueva audiencia
Olvidé que la (música) disco apesta
…
Tal vez debería tocar la primera guitarra y Pat debería tocar la batería.
Bajo el alero de Ric Ocasek (The Cars) en la producción del disco, un nostálgico tema llamado “Eurology For A Rock Band” (liberado anteriormente como teaser del disco a través de Youtube), llega con un sonido rock muy ochentero, agradable y liviano; uno de los cortes más rescatables del álbum. Otro adelanto previo del disco, “Lonely Girl”, presenta la misma formula de la canción anterior pero a un tempo levemente acelerado, como el mostrado en el antaño “No One Else” de su disco debut de 1994. En este caso, la fórmula clásica que siempre funciona.
Una rítmica bastante interesante durante las estrofas se presentan en “I’ve Had It Up To Here“, pero que termina en lo mismo durante el coro, un potente riff central, un marcado bajo y el juego de voces de los integrantes que permite mantener la atención del oyente sin saturarlo y prepararlo para lo que sigue. Una tranquila introducción acústica en banjo, piano y guitarra en “The British Are Comming“, desencadena una agradable tensión de instrumentos sin que el tema pierda la forma siendo, a mi parecer, uno de los trabajos más interesantes del disco.
“Da Vinci” es el tema “mamón” que todo disco de Weezer debe tener. Rockero, con secciones potentes muy en el estilo, pero que no le quita lo “suave”:
Incluso Da Vinci no podía pintar
Y Steven Hawking no puede explicar
Rosetta Stone no se puede traducir
Estoy en una pérdida de palabras
Bethany Cosentino (Best Coast) y Rivers Cuomo interpretan muy al estilo Pimpinela una conversación post-ruptura conyugal en el tema “Go Away“. “Cleopatra” trae nuevamente a colación la calidez de una introducción más suave que va acrecentándose a medida que pasan los segundos y generando una cierta complicidad. “Foolish Father“, con una simple temática en el que el título del álbum se exclama como un himno sobre el final de tema, “Todo va a estar bien al final“, es uno de las pistas más largas (cuatro minutos y medio de duración). Y para terminar “The Futurescope Trilogy“, compuesta por tres partes (dos de ellas instrumentales), “The Wasted Land“, “Anonymous” y “Return To Ithaka“, conforman un espectacular final para este noveno álbum.
En resumen, a veces innovar puede traer reticencias, más cuando no siguen el estándar de los discos exitosos que realizaron al inicio de sus carreras y pusieron a una banda como Weezer en el mapa. Era tiempo de dar vuelta la página, reconocer el error y volver a empezar. Los fans lo pidieron y les hicieron caso a cabalidad, creando un buen trabajo que claramente merece más que una oportunidad.
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