La realidad de la escena musical local es que cuando no se trata de pop o de la denominada “nueva música chilena”, no es habitual ver una sala llena de gente con ganas de absorber el rock por los poros, ya sea por falta de oportunidades o por elevados precios. La cita que rompió con esta premisa fue programada para el 12 de diciembre en la Sala SCD del Plaza Vespucio, lugar donde la gente comenzó a hacer fila desde las 20:00 horas, mientras de fondo sonaba un quinteto juventudes UDI de villancicos.
Al cabo de una hora, ya estaban todos instalados en sus asientos para presenciar algo que, si no es histórico, a futuro será un precedente para próximos eventos similares. El formato del concierto fue dividido en cuatro momentos: cada guitarrista por separado junto a sus músicos, para luego culminar en un gran carnaval donde todos suben al escenario. El primero en salir a cautivar al público fue Gonzalo Sanhueza, el más joven de los tres convocados, quien desde un principio destinó su tiempo a entregar todas sus habilidades con las cuerdas, demostrando su ferviente energía y desplante escénico, a su vez se tomó la libertad de quebrar el hielo entre la audiencia y los músicos, con varias interacciones y saludos.
Acompañado por Alexandro Carreño (batería) y Felipe Leyton (bajo), Sanhueza fue el que entregó el rock más crudo de la noche, pero a la vez el más fresco, donde la guitarra era la que entregaba todos los vaivenes en las canciones. Gracias a su talento, pudimos pasar de los movimientos involuntarios de cabeza a la calma e introspección en poco tiempo. Se destacó por su carisma y la rapidez de sus movimientos en las cuerdas, destrezas que parecen serle innatas. Utilizando el picking y el neck bend, este músico es capaz de captar sonidos insospechados en su guitarra. Casi al finalizar su presentación, invitó a Sergio Berrios (Total Mosh) para interpretar “Desde el Infierno” a modo de tributo por el aniversario de la muerte de Dimebag Darrel, una de las tantas influencias de Sanhueza. Una advertencia: si este guitarrista sigue cultivando e incrementando sus técnicas con tal precisión, será un guitarrista de exportación para el rock mundial.
Luego de los respectivos aplausos, hubo cambio en el equipo y es turno de Alejandro Silva, un experimentado y exímio guitarrista que se ha encargado de difundir el rock instrumental desde finales del siglo pasado. Junto a su cuarteto (Gonzalo Cordovez, Gonzalo Muga y Rodrigo García), se lució al presentar un show premeditado y fríamente calculado porque cada momento estaba perfectamente cronometrado y no hubo espacio para mucha interacción ni para improvisaciones prolongadas.
El trabajo de Silva se sabe que es potente y que es la voz de la sabiduría dentro de estos tres guitarristas. En esta presentación fue quien aportó con el rock más clásico que se vincula con sus influencias de Van Halen o solistas como Steve Vai. A pesar de ser un músico que ha participado en grandes escenarios y compartido lugar con figuras internacionales del rock, es capaz de entregar todo de sí en el escenario, y esta vez no fue la excepción, dándose un tiempo para agradecer la gran convocatoria y asistencia el evento. Dejó en evidencia que la experiencia suma puntos al momento de interpretar y que para él la guitarra es una extensión de su cuerpo.
El último en presentarse fue Claudio Cordero, quien ha tenido un año muy próspero y lleno de nuevos proyectos. En esta oportunidad lo acompañó Felipe Cortés en batería y Mauricio Nader en bajo, quienes ejecutaron impecablemente sus instrumentos dentro del show. El denominado Power Trio ha experimentado una vuelta de tuerca en sus últimas composiciones, mostrándonos un botón de aquello con “Zenith” y “Quasar”, canciones que se vinculan más a lo progresivo del rock y que formarán parte de una nueva producción. Avanzado el concierto, quiso invitar a Sanhueza a tocar junto con él “Intoolerancia” que le acomodaba mucho porque sus intervenciones fueron precisas y necesarias. También convocó al escenario a Silva para interpretar “Megalodon” uno de los puntos más energéticos de la noche, quienes se compenetraron muy bien.
El show de Cordero fue completo e innovador, se notó que los tres músicos en escena estaban felices de estar en ese preciso lugar y momento, haciendo lo que mejor saben hacer y disfrutando lo que han logrado como trío. Además, fue el único show que presentó un soporte audiovisual, que siempre se agradece por ser un buen complemento para la audiencia. Recordemos que el guitarrista también forma parte de Matraz, pero su trabajo como solista lo hace ver más cómodo y confiado porque es ahí donde él puede dar rienda suelta a sus inquietudes musicales.
Como guinda de la torta, Cordero invitó a todos los músicos al escenario, sumando a Ives Gullé (Husar) para vocalizar uno de los temas íconos de rock, “Highway Star” de Deep Purple. Con cuatro guitarras, un bajo y dos baterías, fue una interpretación excelente y extendida, con espacios para que cada uno de ellos se luciera en lo suyo. Sin duda este fue el momento cúlmine y catártico, con sonidos altos, agudos y distorsionados, con la innovación de poder presenciar a dos bateristas al unísono. Se agradece la hermandad y el espíritu de colaboración de todos ellos en el escenario para poder compartir con nosotros este grato y único momento.
Cabe destacar que los músicos que acompañaron a estos tres grandes guitarristas, son también un pilar fundamental al momento de pensar la puesta en escena, sin la colaboración de ellos, no hubiese sido posible tanta entretención. Mención honrosa para Felipe Cortés, dando un gran espectáculo y sinceramente es una lástima que abandone el camino de la batería. También para Gonzalo Cordovez, ya que al momento de estar en el escenario, hizo que este show se transformara en un G4.
La iniciativa de haber creado un concierto que reuniera a los mayores exponentes del rock en modo solista, sin duda es una muy buena idea para potenciar el género del rock en una de sus más francas expresiones que es la guitarra eléctrica, ya que a veces se ve trastocada por otras corrientes comerciales o volátiles. La noche del viernes quedó demostrado que en Chile no falta rock, lo que falta son eventos como estos porque la alta concurrencia de público fue indiscutida, colmando la Sala SCD y aplaudiendo a más no poder.
Sinceramente deseamos y esperamos que eventos como estos se repitan en el tiempo, con otros integrantes y abarcando más géneros musicales, porque los buenos músicos existen, son capaces de dar cátedra en lo que realizan y están sedientos de oportunidades. Nuestro más sincero agradecimiento a Mauricio Nader y Claudio Cordero, quienes hicieron que todo esto fuese posible, incentivándolos a que no se sientan satisfechos por esto y vayan en busca de más.
Quedan cordialmente invitados a revisar la CLSK Galería que hemos preparado para ustedes, donde podrán revivir y conocer lo que sucedió esa noche.
Ricardo Andres Silva
15/12/2014 at 15:44
Solo puedo decir que habiendo tenido la oportunidad de asistir a muchos eventos de rock, este, definitivamente, queda enmarcado dentro de mis” top five”, por decirlo de alguna manera.
Grandisimos músicos ,todos. Excelente sonido, iluminación y marco de publico.
Además se agradece que haya sido en una sala no tan grande, donde se podía apreciar de muy cerca la acción de los artistas.
Y tal cual lo dice la nota, creo que la presencia de Gonzalo Cordovez, se prestaba para llamar al evento un G4.
Ojala se repita, pronto. Donde sea. Ya que quedó demostrado que publico hambriento de talento y rock virtuoso hay, y de sobra.
Nada, absolutamente nada que envidiar de un show de varias “estrellas” extranjeras, por las que muchas veces se paga por el nombre y fama , y no por el talento.
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Jorge m/
18/12/2014 at 17:33
que alegria me da ver que Claudio cada vez es más conocido!!!