Cuando empezamos a preparar los recuentos de fin de año -que ya vienen-, nos dimos cuenta que faltaba un álbum entre nuestros CLSK Review y, dada su calidad, no podíamos dejarlo fuera: Egregor, la banda proveniente de Arica, lanzó en mayo su primer larga duración, Karma, trabajo que se hace parte de los destacados de este año.
Todo comienza con “Shunyata” una muestra sin mucho prólogo de la potencia de la banda y de la propuesta cargada de energía, una poderosa voz femenina, atmósfera y, lo mejor, un sonido sólido que será la tónica de esta placa: “una fórmula ganadora”, como ya le hemos llamado, que merece tener reconocimiento tanto en la escena nacional así como en el extranjero
“Inflexión”, siempre manteniendo el metal en esencia, deja ver elementos electrónicos que hablan de una intención ecléctica que permite llevar su sonido a un nivel distinto al que acostumbramos en el metal más clásico, pero sin duda muy digerible y sorprendente, especialmente por la sobresaliente voz de Magdalena Opazo.
“Karma”, tema que le da el nombre al disco, es la primera en incorporar toques más autóctonos dejando claro que este rock no viene del centro de nuestro país, sino del extremo norte del mismo. Más sencilla y con una estructura más tradicional, se ve como un single, y cumple su función, no por nada tiene su propio video.
Por otro lado, “Ilumina”, es claramente una balada que pone paños fríos en lo que va de este enérgico trabajo pero que pronto tomará el camino de la potencia, de la mano de la inmutable batería de Carlos Hidalgo, lo que servirá de contraste con lo que está por venir.
Es así como “Awen” nos hace partícipes de un rito para dar el puntapié inicial a la segunda mitad de la entrega, la que continúa con, valga la redundancia, “Ritual”, incluyendo también sonidos andinos, sin dejar de olvidar los potentisimos riffs que esta agrupación ariqueña logra sacar y que moverán tu cabeza casi por reflejo.
“Metamorfosis” dirige sus esfuerzos hacia un camino más progresivo que el resto del disco, aportando cambios de ritmo, pausas, riffs y destreza vocal, todo lo que podríamos pedirle a Egregor, para luego volarnos la cabeza, convirtiéndose así en un punto alto.
“Máscara” es uno de los temas más “oreja” de la placa: una canción que recuerda a los momentos más pesados de Alter Bridge y a los riffs compuestos por Mark Tremonti. Es posible que esta comparación no les acomode, pero lograr ese sonido compacto no es fácil, y acá Egregor ha hecho un trabajo destacable, con un corte que puede enviarse a las radios y sonar sin cuestionamientos. Nos sorprende que no sea uno de los singles de promoción de este álbum. De seguro atraería miradas.
Ya quedando poco, “Sideral” apunta a las estrellas para ganarse el título del corte más épico de este trabajo antes de terminar todo, donde las guitarras Richard Iturra y Giancarlo Nattino se lucen, al igual que la increible voz de Magdalena, sin duda uno de los elementos más destacables en esta placa.
“La Luz de Oscuros Recuerdos”, la canción de menor extensión, trae consigo el final con un manto intrigante, abriendo la puerta a una continuación o a una historia que debe ser contada en el futuro.
Karma es una placa redonda, que funciona muy bien de presentación oficial de una banda y como un disco de metal actual, que recoge diversas influencias y elementos para entregar un sonido que no es usual en la escena nacional, que por supuesto te deja con ganas de más, sumándose a un momento en que el metal chileno está alcanzando niveles altísimos, lo que claramente ayudará a que nuestro país pueda exportar muchos metales, más allá del cobre.
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