Quizás Devin Townsend es el músico más prolífico dentro del Metal moderno en la última década, editando prácticamente un disco por año con diversos proyectos, siempre incorporando su creatividad e inquietudes musicales a una idea o concepto donde le interesa sumergirse, llevando su música a un nivel mayor para algunos que están dispuestos a entenderlo.
Ya quedó atrás la época en que el canadiense mantenía una bipolaridad musical editando discos que servían como terapia psicológica para canalizar su inestabilidad emocional, obviamente pasándose de revoluciones en innumerables ocasiones. Prueba de todo lo anterior son en buena parte los discos editados hasta el 2006; luego comienza una etapa con Ziltoid The Omnicient (2007) que es cuando crea un personaje, musicaliza la historia y se permite equilibrar todas esas emociones que pudiesen abrumarlo. Su penúltimo disco, Z2 (2014), fue un cierre del ciclo donde Addicted (2009) y Eplicloud (2012) fueron sus obras cumbre. Y no olvidemos ese intento por experimentar en un estilo que siempre ha tenido guiños en su carrera como es el country con Casualties of Cool (2014).
El preámbulo anterior sirve para describir que la carrera de Townsend ha sido intensa, ecléctica y llena de dispersión, características que en muchas ocasiones le juegan en contra al momento de apreciar del real valor que tienen sus composiciones, dado el talento indiscutible que les imprime.
Después de dos años sin editar un álbum de estudio sale a la luz Transcendence (2016), que en la primera escucha permite darnos cuenta que hay una diferencia respecto de sus trabajos anteriores; en esta obra todo suena más cohesionado donde una canción lleva a la otra de forma natural. Si bien se acerca un poco a Epicloud, esta vez hay un optimismo y equilibrio emocional poco usual en sus más de veinte años de carrera. Este no es un disco experimental, no hay nada que no hayamos escuchado antes del compositor, sino que es sinérgico y a la vez honesto. Ahí precisamente está la virtud, en cómo coexisten los instrumentos y la ejecución al servicio de cada una de las piezas de la placa. Cada pasaje vocal, riff o solo está ubicado en el momento indicado, con la sensibilidad y dosis justa.
Transcendence comienza resucitando un tema de la primera etapa solista de Townsend, “Truth”, reeditada con nuevo sonido que le otorga mayor valor y reconocimiento, algo que ya estaba siendo realizado en sus interpretaciones en vivo. Las pistas siguientes entregan mejores sensaciones, dejando claro que las ideas convergieron en algo realmente superior, convirtiendo a Transcendence en un disco que fácilmente se puede posicionar como uno de los puntos altos de la carrera de Devin Townsend y, podemos decirlo desde ya, quizás en una de las mejores placas del año. ¿Por qué?, ejemplos sobran: la solemnidad Operática que emociona hasta los huesos de “Stormbending”, la sensibilidad que aporta el solo de “Failure” en una pieza principalmente dura; el coro inolvidable de “Secret Sciences”, donde comulgan naturalmente el riff y la voz de Anneke van Giersbergen, llevándonos a un terreno más meloso y fusionándolo posteriormente con el sonido aplastante que el canadiense logra con su arduo trabajo en estudio, algo que ya es parte de su sello.
La extensa “Higher”, la pieza más progresiva de la placa, comienza en formato acústico, conformando luego distintas sucesiones que la van haciendo cada a vez más brutal hasta llegar a un clímax que recuerda a Strapping Young Lad, siendo la llave maestra del disco y que permite acceder a todo el universo sonoro que propone el artista.
Por otro lado, el comienzo de “Stars” nos da un respiro al presentarse muy melódica, donde el canadiense nos muestra una voz más cálida para exponer su lado más pop. El final se fusiona perfectamente con la introducción del tema que le da el nombre al disco, siendo prácticamente una pieza coral y épica que se va diluyendo de a poco para darle el espacio a “Offer Your Light”, la especialidad de la casa, en que la dinámica es lo primordial sin descuidar la melodía donde Anneke asume ese rol sin problemas.
Anunciando el final del álbum está “From the Heart”, una pista simple que logra encantar con la calidad interpretativa que puede alcanzar Townsend con su voz y en que la parte final juega a desvanecerse, hasta que, como bonus track, aparece una versión superlativa y refinada de “Transdermal Celebration”, canción original de la banda de rock alternativo Ween, dando cuenta que incluso los gustos del calvo artista son eclécticos.
Como dato adicional, la edición “Deluxe” del disco incorpora una serie de demos y otros cortes que estuvieron considerados para esta placa, por lo mismo no hablamos de ellos, pero igualmente tienen un sonido y una factura envidiable al pensar en que son primeras aproximaciones o “descartados”.
Los elogios sobran para Transcendence, pero no sabemos si realmente trascienda en el tiempo y son los fans los que tendrán la última palabra; por lo menos, estamos seguros que este incansable artista ha conseguido uno de los álbumes más inspirados de su carrera, y sin duda ya debe estar pensando en el siguiente.