Cuenta la leyenda que hace trece años, Opeth agendó su primer concierto en Chile, de esos bien íntimos con local pequeño, pero que lamentablemente fracasó por la baja venta de entradas. Teniendo eso como premisa, fue realmente hermoso y emocionante poder ver un Caupolicán repleto de poleras negras y gritos de euforia. Por eso y por mucho más, podemos decir que en la noche del 17 de julio de 2015 hubo sueño cumplido tanto para la banda como para el público.
Varios de los asistentes llegaron más temprano que lo habitual para poder ver a los chilenos de Poema Arcanvs, quienes abrieron el show con todas las de la ley: buen sonido, buen público y buen setlist. Mientras algunos aprovecharon el momento para pasar desde galería a cancha, miles de personas disfrutaron de la trayectoria y discografía que abalan los ya 25 años que tienen como banda. Todos cabecearon al son de “Omniscient Opponent”, disfrutaron la suave entrada de “Elixir” y cantaron a todo pulmón “Elegía”. Fue un acierto que ellos fuesen los encargados de dar el puntapié inicial, ya que el público además de pasarlo bien, quedó entusiasmado para lo que vendría a continuación.
La mera idea de poder ver a Opeth en vivo con Pale Communion (2014) bajo la manga, hizo que la noche del viernes en el Caupolicán pasara a ser una de las mejores presentaciones que la banda ha dado en nuestro país. Es un disco que dejó atrás las controversias rígidamente estilísticas y dio paso a una gran creatividad experimental, optando por confiar en sus instintos musicales más acérrimos.
Generalmente las bandas deciden dar un repaso por toda su carrera cuando ya no tienen mucho más que entregar, pero los suecos son una de las pocas agrupaciones que pueden hacer una retrospectiva sonora de casi todos sus discos al momento de estar en la cúspide de su carrera. Sí, nos atrevemos a decir que Opeth está viviendo su mejor momento, cosechando lo que sembraron tras años de innovación y evolución, tocando para quienes realmente quieran escucharlos.
Mikael Åkerfeldt se preparó para una hazaña como esta, cultivó sus más preciadas canciones, cuidó su voz, perfeccionó su técnica y se aventuró en volver a las interpretaciones guturales en vivo. Esto demuestra que las cosas se pueden lograr, pero hay que hacerlas bien desde un comienzo. Además de eso, hay que resaltar la buena ejecución y atmósfera que le entregó al concierto Joakim Svalberg, quien con un teclado y unas percusiones en bongó, deja una veta entreabierta que puede ser explorada en un futuro ojalá cercano.
Hubo espacio para compartir con el público como lo ha hecho siempre, con la diferencia de que ahora dejó la falsa arrogancia atrás y se dejó llevar por cada broma instantánea que surgió (“Peluca”, “Miguelito”, “Legolas”, etc). El uruguayo Martín Méndez fue el encargado de traducir cada una de esas interacciones y también nos regaló unas sinceras palabras como buena hermandad latinoamericana que debiéramos ser, aludiendo incluso al triunfo chileno en la Copa América.
La batería de Axenrot lucía omnipotente en el escenario, dando siempre los toques de tensión en el momento justo para dar paso a los cabeceos que tanto esperábamos desde el 2012. Los coros y el admirable talento en guitarra de Fredrik Åkesson dejaron atónitos a varios, a pesar de no ser la primera vez que tenemos el agrado de verlo. Mención especial a la cohesión que los cinco han formado, es posible sentir en el aire esa comodidad que tienen sobre el escenario, no teniendo por qué vestir atuendos estrafalarios o correr como locos para llamar la atención del público. En ellos, la ejecución musical e interpretación lo son todo.
Los dos puntos más altos de la noche están difíciles de discernir, pero francamente el primer lugar es para una de las canciones más antiguas, “Advent” de Morningrise (1996), con un gutural mucho más maduro por parte de Åkerfeldt, junto a esos riffs que te hacen explotar la cabeza, matizando a sonidos más melódicos como bien lo saben hacer. El segundo momento es para “Deliverance”, porque más allá de que siempre va a ser la guinda de la torta por donde se mire, fue la canción del adiós y el tema donde confluyen varios de los sonidos más predilectos del público.
El hecho de que sus dos últimos discos hayan abierto su espectro sonoro y que hayan incluido canciones que significaron algo importante en su veintena de años, hace que el concierto de este 2015 sea un muestrario de lo que es y ha sido Opeth. Forjaron su propia historia y hemos podido compartir ese gusto con ellos en vivo. Lo que ocurrió en San Diego, ojalá que no se quede en San Diego y algún día pueda ser algo más, porque el Caupolicán ya les quedó chico.
Te dejamos invitado a seguir con esta historia desde la perspectiva de un lente en la CLSK Galería que hemos preparado, porque queremos recordar este momento por siempre gracias a la fotografía de Julio Celis.
Setlist Poema Arcanvs – Teatro Caupolicán 17/07/2015
- Raven Humankind
- Essence
- Omniscient Opponent
- Alter
- Elixir
- Latent Eclipse
- Elegía
Setlist Opeth – Teatro Caupolicán 17/07/2015
- Eternal Rains Will Come
- Cusp Of Eternity
- The Leper Affinity
- The Moor
- Advent
- Elysian Woes
- Windowpane
- The Devil’s Orchad
- April Ethereal
- Heir Apparent
- The Grand Conjuration
- Deliverance
Ricardo Andrés Lazo Morales
21/07/2015 at 14:21
Concierto MEMORABLE wn, el mejor que he ido técnicamente hablando despues de Dream Theater…. Se pasaron
Juan A. Bohorquez
21/07/2015 at 16:01
Como dicen acá, “se pasaron” estos suecos el pasado viernes.
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