Si hay artistas que alcanzan la categoría de deidades en el mundo de la música, David Gilmour es claramente uno de aquellos. Sabiendo eso, en disco nuevo de un personaje de este calibre siempre generará una gran expectativa y más aún cuando la promoción de este trabajo será el responsable de traerlo por primera vez a nuestro país.
Para escribir el review, obviamente lo escuchamos varias veces y como anécdota, debo decir que con “5 A.M.”, alguien por ahí me dijo “¿Es quien yo creo que es por la forma de tocar la guitarra?”, la respuesta fue, “Así es”. Lo digo porque la esencia de Gilmour está impresa con fuerza en cada uno de los cortes que componen la placa. Sin embargo, a primeras, no es agradable quedarse con la sensación de que “5 A.M.” fue cortada antes de tiempo, o de improviso, pero no hay que desesperar, entenderemos esto mucho más adelante.
La primera pista que conocimos del álbum fue “Rattle That Lock”, y las reacciones fueron algo dispares. Una vez teniendo claro el panorama completo, podemos decir que este tema, junto con “Today”, más adelante, parecieran rescatadas de la etapa de About Face, en plena década de los 80, con el sonido que eso implica.
Para algunos el disco comenzará a sorprender con “Faces of Stone”: bella, sencilla y que recuerda paradójicamente a aquellos momentos más cinematográficos de The Wall (1979), especialmente por los acompañantes efectos e instrumentos al fondo; la guitarra retoma su protagonismo y David Gilmour comienza a echarse el público al bolsillo.
Es esa guitarra, aquella que escucharemos en vivo el próximo el 20 de diciembre la que, nuevamente, genera sensaciones, llega al alma y Gilmour con 69 años en el cuerpo sigue haciéndolo como siempre. No diremos que mejor, sería un cliché y estaríamos obviando gran parte de su carrera.
El sello impuesto por On An Island (2006) tiene tu marca también con“A Boat Lies Waiting”, evidente por la atmósfera de caminar por la playa en solitario y los juegos de voces tan característicos de la pasada placa del guitarrista y que tan buen sabor nos dejó por casi 10 años. En el mismo grupo cae “Dancing Right In Front of Me” pero esta sí es más completa y equilibrada, incluso en comparación con el resto del disco; incorporando elementos del jazz y blues, lo que habla inmediatamente del sentimiento que conlleva este tema.
Con una voz más grave de lo normal en su inicio, pero con uno de los mejores solos de guitarra de Rattle That Lock, está la sentida “In Any Tongue”, uno de los puntos altos, por su intensidad, pasión y desgarradora entrega vocal.
Al otro lado de la vereda, con componentes que fácilmente podrían posicionarla como uno de los cortes de The Endless River (2014), está “Beauty”, instrumental y un poco más oscura, suena más activa que el resto de las canciones, y un claro remanente del sonido más pop acompañaba a Pink Floyd, cuando la batuta estaba al mando de Gilmour.
Casi llegando al final, “The Girl In The Yellow Dress” abraza al jazz, derrochando sensualidad y nos transporta a otra época con un ritmo característico y sencillo, que a pesar de su aparente humildad, no deja detalle al azar dándole un rol primordial al saxo y al piano que emerge sutilmente.
“And Then…” retomará los acordes de “5 A.M”, pero que bien se complementa con la ya pasada indiscutible joyita llamada “In Any Tongue”, volviendo a centrarse en la guitarra, ubicándola en primer plano para cerrar un disco cargado de emociones, literalmente, junto a una fogata.
Rattle That Lock tiene muchos elementos y ofrece detalles que a primera instancia te harán pensar en que es una recopilación de una basta carrera, lo que es completamente válido, pero realmente nos encontramos con un trabajo que recupera sonidos y los agrupa para mostrarse finalmente dinámico e interesante, algo destacable cuando es una placa íntima y bastante introspectiva.
David Gilmour lo hizo nuevamente y, para artistas de su talla, no es necesario publicar algo nuevo cada 2 años demostrar y/o validar la calidad. Como siempre, se agradece el famoso “Menos es más”.
Jorge Camus Chávez
24/09/2015 at 20:33
un disco que en su simpleza alcanza puntos cuáaaticos de intensidad. me gustó (aunque igual me faltó más rock)
Gonzalo Antonio
24/09/2015 at 21:11
In any tongue, que temón por la chucha.
Jorge Escobar
24/09/2015 at 21:14
es un disco que me hace viajar mientras lo escucho…para mi, es una joya…un gran álbum