Con un nudo en la garganta y una ansiedad evidente, las miles de personas fueron llenando cada espacio vacío dentro del Estadio Nacional para poder ver a la agrupación que esperaban desde marzo de este año, Pearl Jam. Tuvieron que pasar diez años y tres conciertos para que se les diera la oportunidad de poder tocar en uno de los más grandes recintos del país, que más allá de ser un hito, es el acto que manifiesta la gran empatía que hay con su música, porque son una máquina de reflejar emociones mediante sus canciones.
De un momento a otro, la inmensa magnitud del lugar y toda la multitud se sintió pequeña ante una sola voz, era Eddie Vedder interpretando “Pendulum”, donde aparece Mike McCready tocando con un arco su guitarra para darle ese sonido tan delgado y sutil a las cuerdas. Fue un comienzo arriesgado e inesperado, que mantuvo al público atónito y sin necesidad de gritar porque el momento era propicio para disfrutarlo en silencio.
“Release” tomó la delantera en cuanto a emotividad, junto con “Just Breathe”, por ser tocadas en el momento preciso y sin miedo a que las lágrimas se hicieran presentes. La primera se transformó en la reina de la apertura, dejando un leve sabor al show del 2005, mientras que la otra se lució al ser interpretada por un Vedder acompañado sólo de su guitarra en la inmensidad del escenario. Precisamente estos son los momentos que hacen de Pearl Jam una banda digna de ser disfrutada en vivo, porque las notas ganan mucha textura y la interpretación de cada músico se siente real.
Si eres de los que estuvo en cancha sabrás que toda la furia y ansiedad se comenzó a liberar cuando la batería de Matt Cameron y los riffs de las guitarras se coordinan en los primeros segundos de “Go”, ya que durante toda la canción no hubo lugar para estar tranquilo y fue imposible contener las ganas de querer saltar al ritmo de esos frenéticos platillos. La euforia hizo que la masa que estaba en el suelo del Nacional saltara con la mejor de las coordinaciones y valiera la pena el hecho de estar donde las papas queman.
Como bien se titula esta reseña, que alude a la primera línea de “Cordury” (“The waiting drove me mad”), ese debería ser el lema de cada presentación de la banda en Chile, porque se crea una energía comunitaria que ha permanecido guardada a la espera de este gran estímulo para ser finalmente liberada. Gracias querida banda por no quedarse descansando en los laureles y querer reinventarse sin parar.
En 28 temas resumieron una carrera de 25 años, lo que es más que toda una vida para los más jóvenes fans que asistieron aquella noche. Pearl Jam se ha encargado de dejar en claro que son mucho más que la genialidad musical tras el Ten (1990), porque no podían faltar canciones como “Even Flow”, “Porch” y “Alive”, pero a pesar de que la gente pedía a gritos “Jeremy”, prefirieron dejar espacio para deleitarnos con “Light Years”, ya que nunca lo habían tocado antes acá, siendo un momento muy renovador para quienes ya los han visto más de una vez.
La banda se preparó para este concierto y nos trajeron dos regalos muy acertados; “Mother” de Pink Floyd, dedicada a quienes emprenden el largo camino de la paternidad, mientras que “Imagine” de John Lennon transformó la noche en un mar de luces e ideologías gritadas fuertemente a los cuatro vientos. Si bien son canciones ya clásicas del rock, hay que destacar la sensibilidad con que fueron interpretadas, porque cada detalle hizo de ese momento un lugar para el refugio de la sinceridad.
Llegó un punto en el que todos no podían creer que estaban ante una oleada de puros éxitos como “Black” y “Do The Evolution”, las que dejaron al público con una satisfacción de darse casi por completos. Donde más se lucieron los músicos, sobre todo Matt Cameron y Jeff Ament fue en “Rearviewmirror”, con una versión más extensa que lo normal y que no dio tregua de principio a fin, con un frontman paseándose por el corredor central de la cancha y de extremo a extremo del escenario. Finalizada RVM, los integrantes dejan el escenario, pero nadie mueve un pie de sus puestos en el Nacional en espera de que este no sea el verdadero fin. Entonces ¿qué faltaba?
Es cuando “State Of Love And Trust” y “Better Man” se toman el escenario para llevarnos por esos dos extremos que Pearl Jam maneja dentro de su discografía, transportándonos desde la euforia máxima que te hace sentir nuevamente como adolescente, hasta la emotividad absoluta de la letra en compañía de la voz de Eddie Vedder. El adiós fue reservado para un tema que define la consigna que la banda ha mantenido durante toda su carrera, “Keep on Rocking in the Free World”, transformando esta noche en una festividad para el rock.
De las cuatro veces que ha venido la banda al país, esta se destacó por la magnitud del evento y por la excelente calidad de sonido que realzó la fuerza musical de cada instrumento, porque eso es Pearl Jam, energía pura con más de algún sentimiento transformado en canción. Tienen la cualidad de transmitir algo que va más allá de un conjunto de notas, son armonías que nacen desde lo más profundo para ir directo al interior de nuestros recuerdos.
Fue un verdadero acierto poder celebrar nuestro décimo aniversario juntos, donde han pasado varios discos entre medio e incluso un documental por parte de ellos. El último trabajo fue el protagonista de la jornada y por mucho que tenga dos años de antigüedad, los fans más antiguos están con la deuda de ponerse al día. Para deleite de todos, fue una noche dulce y entusiasta, con una hermosa atmósfera colmada de sensaciones, desde la rabia y desilusión hasta la melancolía y el más puro amor. Quizás por eso gusta mucho Pearl Jam, por que tiene el don de poder viajar a lo más profundo del ser humano para hacer evidente nuestros más verdaderos miedos y placeres.
Fotografías por Gary Go, gentileza de Lotus Producciones.
Ricardo Rodriguez Lehyt
06/11/2015 at 13:56
Im-pe-ca-ble!!!!!! Setlist muy bien escogido. Realmente una fiesta. Lo disfrutè aún màs que el del 2011. Gracias PJ.
Ricardo Rodriguez Lehyt
06/11/2015 at 14:00
Y no dijeron nada de ” Severed hand” pedazo de tema que interpretaron magistralmente.
Andres Lemus
06/11/2015 at 14:48
PJ solido como siempre, calando fibras, sacando emociones guardadas y liberando la rabia contenida, no deja espacio para mayores criticas negativas. El recinto a la altura, la organización sobre la media, quizás mejorar detalles como los baños para la gente de cancha.
Punto a parte los ladridos y llantos de weichafe… la verdad es que no se que hubiesen hecho teloneando a los de seattle…