Partamos diciendo que cuando se informó que la compositora no vendría en formato “trio” hubo cierto resquemor. Por razones de salud, sus acompañantes Simon Phillips y Anthony Jackson se encontraron imposibilitados de efectuar la gira, y eso de algún modo bajaba las expectativas, ya que la imagen del piano solitario sobre el escenario quitaba toda ilusión de la participación de algún otro colaborador. Además, considerando que la japonesa se caracteriza mucho por la complicidad ejerce con la banda en el escenario, ahora ese rol debía ofrecérselo al público, debiendo elegir un setlist adecuado para la ocasión.
Con un lleno casi absoluto, Hiromi aparece en el recinto de Providencia y los aplausos son inmediatos, incluso durando más de lo habitual, lo que dejaba entrever cierta timidez y ansiedad de la artista por sentarse y comenzar a tocar. En los primeros minutos con “Capecod Chips”, la artista desplegó toda su energía, y a la vez mostró mucha soltura, parándose en ocasiones frente a su piano haciendo la interpretación más lúdica que no es solo en lo instrumental, si no también en lo expresivo, incorporando susurros o gemidos que a veces rozan lo fantasmal y que no necesariamente tienen que ver con la melodía o con las notas, sino una extensión de su sentir en cada pieza. Esta es la gran diferencia entre escuchar un disco o asistir a un concierto de la pianista.
Ya en “In a Trace”, Hiromi da rienda suelta a su virtuosismo llenando el espacio sonoro con su instrumento, ganándose rápidamente la primera ovación de la noche. La prodigiosa pianista despeja cualquier duda respecto a su espectáculo en solitario, entregando, además de su virtuosismo, carisma y por sobre todo esa humildad tan característica de la cultura japonesa. Es más, luego de presentar las canciones se disculpa y se dio el tiempo para explicar la ausencia de los músicos, todo en un español muy bien ensayado, lo cual siempre se agradece ya que no es habitual que artistas de esta calidad demuestren esa sencillez. Nos invitaba así, en sus propias palabras, a una “aventura musical que sólo puede ocurrir aquí y ahora mismo”.
Su lado más melódico se presenta con “Seeker” donde el Jazz de Hiromi se hace más cercano a la gente y aparecen los primeros aplausos que llevan el ritmo; la fusión con estilos clásicos de la música popular como el blues/rock & roll, con pasajes realmente emocionantes le permiten “jugar” con su piano, transitando muy rápido entre un estado máximo de entregarlo todo hasta disminuirse en casi hacer susurrar al que ella denomina “su mejor amigo”. Muestra de ello es “Haze”, una pieza muy simple que logra encantar al público con su belleza y sensibilidad siempre apoyada por un juego de luces sobrio y adecuado de acuerdo a cada tema.
Como anécdota, mientras nos explicaba el origen de “Old Castle by The River in the Middle of the Forest”, una notificación telefónica sonó entre los asistentes, el cual fue replicado espontáneamente por ella en el piano, dejando claro el oído absoluto que posee. Pero ya en el tema, comienza con rasgueos directamente sobre las cuerdas del piano dando pie a una introducción oscura e intrigante, siendo una pieza algo experimental que de a poco toma un aire más fresco subiendo la intensidad y terminando de forma cerrada con un ritmo festivo, acorde con la inspiración original de la canción, sobre un cuadro que no tenía nombre.
En la popular “Pachelbel’s Canon” agrega un objeto metálico sobre las cuerdas más agudas, consiguiendo asimilar el sonido del clavicordio. A la mitad, quita las piezas y comienza el jazz y la creación en que la soledad del piano y la amplificación adecuada le dio la posibilidad de improvisar sin temores, exprimiendo su instrumento para cubrir todo el espectro tonal con una ductilidad única y mucho sentimiento, además de los coqueteos sutiles con el público incorporando pequeñas referencias como una a “La Chica de Ipanema”.
Con los asistentes ya inmersos en el viaje que propone Hiromi, comienza la trilogía en homenaje a la ciudad de Las Vegas, presentada micrófono en mano: primero “Show City Girl”, muy movedizo, que recuerda a películas del estilo gansteril; luego “Daytime in Las Vegas”, más pausada y reflexiva como abstrayéndose de la vorágine a la que invita la ciudad o simplemente señalando que se acaba la fiesta y se debe descansar. Acompañada activamente por la iluminación, comienza “The Gambler”, que emula el vicio que hay por el juego, el entusiasmo por ganar y la frustración por perder, siendo el mensaje más literal de todo el concierto. Hiromi deambula en un vértigo de emociones con una demostración excelsa de toda su destreza con las teclas, y el público lo agradece con una nueva ovación.
Luego de una breve pausa, vuelve nuevamente mostrando su sencillez, aprovechando de contarle a los concurrentes los anhelos que tuvo desde niña cuando comenzó a estudiar piano: viajar y recorrer el mundo, lo que se convirtió en el momento para agradecer al público la oportunidad de hacer su sueño realidad, a quienes dedica “Place To Be”, un lugar al cual pertenece y añora; una canción sentida y a la vez cálida que de a poco toma cuerpo hasta conseguir un final mágico cargado de nostalgia por un lugar querido.
Ya en su segunda salida, recibe la ovación muy sonriente y nuevamente aflora su timidez canalizándola inmediatamente con la pieza conocida por el público: “I’ve Got Rhythm”, acelerada, apasionada y lúdica, lleva incluso guiños a Gershwin, sirvió para contentar aún más a un público absorto ante el talento de la japonesa.
Algo especial ocurre con Hiromi, ya que a pesar de que su música obviamente no es masiva, nadie puede quedar indiferente ante el carisma que impone a su show; la percepción en vivo es totalmente distinta porque alcanza otro nivel de interpretación. Su interacción con el público si bien es sobria, es honesta y suficiente para trasuntar esa energía y conseguir complicidad. En definitiva, los asistentes quedaron agradecidos por una velada inolvidable, esperando desde ya una nueva visita con banda de apoyo y conocer su faceta compartiendo escenario con otros artistas.
Setlist: Hiromi, martes 4 de octubre de 2016, Teatro Nescafé de las Artes, Santiago, Chile:
- Capecod Chips
- In a Trace
- Seeker
- Haze
- Old Castle by The River in the Middle of the Forest
- Pachelbel’s Canon
- Viva! Vegas: I. Show City Girl
- Viva! Vegas: II. Daytime in Las Vegas”,
- Viva! Vegas: III. The Gambler
Encore 1:
- Place To Be
Encore 2:
- I’ve Got Rhythm
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