La presentación de la que fuimos testigos la noche del domingo 12 de noviembre por parte de Anthrax reafirma la vigencia y la popularidad que la banda todavía provoca; generaciones de fanáticos que crecieron escuchando sus primeros discos y siendo testigos de cómo la banda asentaba las bases de aquel genero Thrash que despertó mucho interés en los adolescentes de aquella época y controversia frente a una sociedad que no transaba en sus valores, versus las nuevas que fueron testigos de sus intercambios de músicos y vocalistas viendo regresar a Joey Belladonna, quien es sin lugar a dudas el vocalista más carismático y el que mayor cercanía genera entre la audiencia.
Cuando el reloj marcaba algo más de las 21:00 horas, y con un Teatro Caupolicán lleno en el sector de cancha, Scott Ian y compañía hacen su aparición con los primeros riffs que dan el arranque a la coreada “A.I.R.”, seguidas por “Got the Time” y “Caught In A Mosh”, himnos clásicos de Anthrax a los que un energizado público eufórico responde con un mosh gigante acompañado de sus respectivas bengalas. Frente a este arrollador inicio nadie quedaba indiferente y no quedaba más que vaciar los pulmones coreando cada canción como si fuera la última de la noche.
La atmósfera que se respiraba en el concierto era similar a estar en una fiesta con amigos. Los músicos así entendieron esta conexión con el público y tal como en una fiesta el dueño de casa entrega lo mejor para sus invitados, el grupo regaló otro clásico esperado por muchos, “Madhouse”, a la que le siguieron canciones mas nuevas de sus últimos trabajos como “Fight ‘Em ‘Til You Can’t” y “Breathing Lightning”. El público se hace partícipe de la interpretación y las corea con la misma intensidad como si fueran las canciones clásicas de los 80, tal como lo es “Medusa”.
El desborde energético de la audiencia manifestado en un gigantesco mosh continuó con 2 temas del disco Persistence of Time (1990): “Intro to Reality” y “Belly of the Beast” seguidas por “I am the Law”.
Scott Ian no se olvida de su antigua banda S.O.D. y en una suerte de tributo suenan los primeros acordes de “March of the S.O.D.”, momento que causó la locura en el Teatro Caupolicán y se usó como intro para “Blood Eagle Wings”, dando paso luego a “Be All, End All” y la coreadísima “Antisocial”, que tiene por costumbre empezar con un juego entre los acordes de acordes de Ian y el canto de la audiencia, con lo que se da por cerrada la primera etapa de la noche antes del encore.
La inconfundible introducción de batería de Charlie Benante dio paso a “Indians” y el cierre de la noche vino con la coreada “Among the Living”, canción del álbum con el mismo nombre y que este año cumple 30 vueltas al sol.
¿Qué más nos queda por decir sobre la presentación de Anthrax?
Con más de 3 décadas de carrera y un amplio catálogo musical, pasando por una incesante cantidad de músicos pero siempre volviendo a sus raíces, Anthrax es de aquellas bandas que forjaron su carrera a pulso durante años y que en cada presentación despliegan una energía como si se tratara de aquellos jóvenes que estaban recién comenzando a aventurarse en este mundo musical con todo un futuro incierto, pero al mismo tiempo excitante y todo por conquistar. Puede que este sea el motivo por el que sobre el escenario no se guardan nada e interpretan con absoluta maestría y pasión canciones de todas sus épocas, a lo que podemos añadir con toda certeza y sin temor a equivocarnos que las expectativas de toda la audiencia frente a este concierto fueron más que satisfechas.
Sin duda anoche fuimos testigos de una arrolladora e impecable presentación, tanto al nivel técnico que tienen los músicos como a la conexión de estos con el público, no por nada estuvimos parados frente a unos de los 4 grandes. Es importante reconocer el sitial que tienen algunas bandas en los países, y sin duda alguna Anthrax es una banda que cada vez que viene a Chile juega de local.
Fotografías por Miguel Fuentes