Tres horas de concierto, un Movistar Arena realmente repleto, un tema inédito, Chris Cornell en nuestras mentes y sensaciones por doquier. En esta oportunidad, Pearl Jam, optó por una presentación mucho más íntima que sus visitas anteriores, además ya se han transformado en una espera que cada dos o tres años se empieza a sentir; al parecer a ellos les gusta visitar estas tierras lejanas y a nosotros también nos gusta que lo hagan.
Como ya es tradición, los primeros acordes de la banda fueron los de “Release”, lo que siempre genera una dualidad entre el público porque la euforia se sostiene durante un instante para poder entregarnos a la más pura emocionalidad. Lo que marcó la diferencia fue Matt Cameron, quien en su polera tenía una ilustración de Chris Cornell, adquiriendo todo un sentido diferente y especial de ahí en adelante.
Hay que recordar que estuvieron más de un año sin hacer presentación alguna, por ende lo de anoche fue lo que da origen a las nuevas giras que ya tienen programadas por el mundo. A modo de rodaje, el inicio fue más bien pausado, porque se sumó “Of The Girl” y “Low Light”, las que estuvieron muy acordes a la situación que entregaba el lugar, con un juego de luces estratégicamente instalado para que la vista del escenario en sus 360º fuese posible.
Tener a Pearl Jam frente a nuestros ojos ya no es algo que suene a deseo frustrado porque varias han sido las instancias y cada una ha sido particular, pero hay que destacar que lo de anoche se trató de un concierto donde nadie sobraba, todos sumábamos y donde las sorpresas iban llegando por montón. Quisieron tomar la oportunidad para tocar temas que no habían estado antes en sus setlist nacionales, donde “Dissident”, “Garden” y “Footsteps” se llevaron toda la atención y dejaron varios corazones contentos porque el viaje al pasado se vuelve inmediato.
Además tocaron por primera vez un tema que estará incluido en su próximo disco, aún en pañales, se trata de “Can’t Deny Me”, el que fue dedicado a los sobrevivientes de la reciente matanza que hubo en la escuela del estado de Florida, EE.UU.. Hay que decir que la voz de Eddie Vedder adquirió una brutalidad inusitada sobre el escenario, lo que dejó entreabierta la puerta sobre el futuro trabajo de estudio.
Junto con la celebración de cumpleaños atrasada para Jeff Ament y los incansables intentos de Vedder por comunicarse con el público en español con ayuda de su botella de vino, fue un concierto donde se homenajeó a Pink Floyd con la interpretación de “Comfortably Numb” con el sello propio de la banda, además se dieron el tiempo de dedicarle “Come Back” a un amigo que hace ya casi un año nos dejó, Chris Cornell.
Vale la pena esperar y optar por los sideshows que ofrece Lollapalooza porque se agradece que sean de mayor duración que los conciertos acotados y racionalizados del festival mismo, se aprovecha de manera óptima la visita del grupo al país y se pone a prueba la paciencia de los espectadores. Hubo mucha especulación por la incorporación de nuevas localidades que se sumaron al venderse todo como pan caliente. Claramente no estamos acostumbrados a que un recinto se ocupe 100% en su capacidad y que aún así se vea desde todos sus ángulos (unos más otros menos, pero se ve al fin y al cabo). Quienes estuvieron en las localidades con vista restringida fueron los más entusiastas de la noche, gozaron de una cercanía inaudita al escenario y fueron un telón vivo para el resto de los presentes. Quizás la cercanía era un plus, pero no sabemos realmente cómo se escuchó el espectáculo en esos lugares.
El carisma de la banda no se ha perdido con los años, es más, han ganado en elegancia y en complicidad, un signo de madurez musical que se alcanza con perfección. Lo de anoche fue un concierto dedicado y con especial cuidado de que todos se fueran contentos: los fanáticos de siempre, los que conocen sus últimos trabajos, los que fueron obligados y los que no tuvieron vista completa del escenario; Pearl Jam se preocupó de que todos tuvieran su recompensa al final de tan larga jornada.
Este show es sólo el comienzo de su visita en el país, porque este viernes serán los encargados de cerrar la primera noche de Lollapalooza y de seguro también tendrá sus sorpresas. Él público del festival claramente no será el mismo que el de anoche, pero Pearl Jam puede brillar sea donde sea que se paren.
Fotografías gentileza de Lotus Producciones, por Carlos Müller.
Pablo Ch A
15/03/2018 at 15:11
Yo pensaba que el Heavy Metal era lo que dominaba en Chile… Cuan equivocado estaba. Creo que al igual que Maiden, Pearl Jam era para el nacional.