Tuvieron que pasar casi 13 años de su debut en Chile para realizar su primera presentación como solista en Santiago, y ahora desmarcado de su banda madre, Jordan Rudess hizo repletar el Teatro Nescafé de las Artes para brindar a sus seguidores un show de dos horas que recorrió toda su historia como músico. Desde su niñez como estudiante de música clásica hasta el día de hoy, convertido en un referente del teclado en el mundo de la música progresiva.
En un espectáculo en el que su piano fue el gran protagonista de la noche, también se dio la el tiempo para presentar una de sus plataformas tecnológicas para dispositivos móviles, con lo cual generó un quiebre y un respiro necesario al sonido acústico que se escuchó durante toda la jornada.
‘From Bach to Rock’ se titula la gira que lo hizo aterrizar en nuestro país, y con justa razón, ya que una de las primeras que aprendió, el “Preludio N°5” de Johann Sebastian Bach fue una de las piezas con que partió la noche, la cual lentamente fue pasando por diversos momentos de su vida detallados con una capacidad oratoria la cual no habíamos tenido la oportunidad de oír en sus visitas previas con Dream Theater. Sus diversos y particulares profesores de música, el descubrimiento del sintetizador Moog, el impacto del Rock Progresivo en su vida y las diversas aventuras como músico independiente otorgaron un ambiente distendido que alejó a la monotonía del artista y su instrumento.
Para hacer referencia a sus años de juventud realizó una brillante interpretación de clásicos de Pink Floyd, Genesis y King Crimson con un medley de “Hey You”, “Entangled”, “I Talk to the Wind” (en la cual se dio la licencia de cantar) y “The Court of the Crimson King”, provocando una de las primeras ovaciones de la noche.
Luego de confesar haber arruinado varios bailes estudiantiles haciendo cita a “Tarkus” de Emerson, Lake and Palmer, pudo relatar la forma en que fue parte de uno de los más queridos proyectos paralelos de Dream Theater, nos referimos a Liquid Tension Experiment.
“Hourglass” fue la elegida para continuar relatar musicalmente su paso por el cuarteto instrumental para luego hacer introducción a su estadía actual en Dream Theater con un medley de “The Silent Man”, “Hollow Years” y “The Spirit Carries On”, las cuales eran levemente susurradas por gran parte del teatro (mientras otros los hacían callar) y que desde luego al terminar significó uno de los momentos que más disfrutó la totalidad del público asistente.
También hubo tributos a David Bowie y a Queen con “Space Oddity” y “Bohemian Rhapsody”, un sentido lamento con “For Japan” con motivo del terremoto de 2011, otra de sus composiciones para Liquid Tension Experiment con “State of Grace” y la reina de la jornada: “The Dance of Eternity” de Dream Theater cerraron una noche que presentó en otra faceta a un brillante músico, que se volvía a reencontrar con una fanaticada fiel que sigue sus pasos y que abandonó el recinto de calle Manuel Montt con una sonrisa, expectante por una próxima visita.
En resumen, fue una noche distinta, en la que la música no fue la única protagonista sino que también la historia del ejecutante, sus influencias y lo que produjeron sus decisiones de vida. Desde luego que la noche se situó mucho más allá que del virtuosismo y de una ejecución perfecta, sino que también dio oportunidad a la emotividad y a la nostalgia, a la música clásica y al Rock, a la oportunidad de conocer un poco más al artista, a la persona y al referente, que a pesar de sus ya 62 años, demuestra que aún queda magia de sobra y por muchos años más.
Puedes revisar el registro fotográfico de este evento en nuestra CLSK Galería. Fotografías por Julio Celis Fredes
Javier Araya
05/12/2018 at 08:46
Con stand up comedy incluido jajaja buenísimo el maestro