Con el inminente arribo de Periphery a nuestro país, consideramos correcto repasar su última entrega ‘Periphery IV: HAIL STAN’, su sexto larga duración (si dividimos en dos la obra ‘Juggernaut’ del 2015) que viene más que nada a confirmar la reputación que el quinteto estadounidense ha estado forjando en su corta pero sobresaliente carrera.
Siendo de la misma escuela y fundada en la misma época que otros grandes exponentes del denominado (o mal denominado, a gusto del consumidor) Djent, o la nueva ola de metal progresivo como Textures, TesseracT, Between The Buried And Me o The Contortionist es esperable que el sonido de Periphery tenga de protagonistas los riff pesados, los patrones intrincados, los tempos poco habituales, y los intercambios entre voces guturales (del tipo Metalcore) y voces limpias por parte de los vocalistas. Sin embargo, los años se han encargado de fermentar estos elementos en una mezcla perfecta mucho más madura y compacta haciendo de este trabajo un imperdible para los amantes de las guitarras de más de seis cuerdas.
Con poco más de una hora de duración, su canción más extensa es justamente la primera, “Reptile” tiene un inicio épico, casi medieval con una orquesta que va desapareciendo a medida que ingresa la batería en forma tribal de Matt Halpern, hasta la explosión sonora que quiebra la tranquilidad de toda la introducción. Durante los casi diecisiete minutos de extensión que completan esta apertura, vemos reflejada la dirección de prácticamente todo el álbum, de una agresividad pomposa y unas instrumentaciones del más alto nivel.
“CHVRCH BVRNER” por contraparte la más corta del álbum, es también la más errática y quizás inclasificable, por mucho peso que tenga, el final es sumamente extraña, hecho prácticamente en base a sonidos digitales que se entrelazan con el inicio de “Garden in the Bones” que contrasta absolutamente con su predecesora en el sentido de estructura y composición, probablemente una demostración de maduración musical tremenda justificada quizás en los 13 años de carrera y buenos lanzamientos lanzamientos que a estas alturas ya están adoptando estatus de clásicos.
También este último punto puede ser clave en el éxito de este disco, ya que por primera vez, Periphery se ha tomado la totalidad de un año en la composición y grabación de este número IV; han aprovechado su libertad de creación y visión para lograr que este último esfuerzo compita en una liga aparte de sus discos anteriores. Prueba de esto es “Crush” la que se pasea libremente por el metal industrial, casi rayando en lo cinematográfico con su final inesperado, una espectacular fusión de estas guitarras saturadas y voces limpias durante gran parte de su extensión.
Por otro lado, el final con “Satellites” es sin dudas exuberante, porque justo cuando piensas que tendrás una balada de nueve minutos, cual volcán revienta un riff que te evoca los mejores trabajos de TesseracT para luego caer en un silencio lleno de satisfacción.
La ultima joyita de los norteamericanos es una muestra fresca y audaz de crecimiento musical, quizás te creías preparado para escuchar lo nuevo de Periphery, pero te aseguro que no. Si por el rabillo de tu ojo veías venir el monstruo que fue el ‘Periphery III’ (2016) o la clase de clásicos del ‘Periphery II’ (2012) quizás te decepciones, pero no de mala manera, ya que ‘Periphery IV: HAIL STAN’ trabaja de otra forma, encanta por sus nuevas figuras, formas y texturas, casi de forma independiente a todo lo que habían hecho. Y a pesar de que sus detractores existen, nuevamente son golpeados con un brutal riff de realidad.