Una fría noche de otoño convocó a una audiencia muy particular que van tras la búsqueda de la improvisación y los ritmos sincopados, en esta ocasión bajo el alero del gran músico Robert Glasper, para el ciclo de Santiago Fusión. La reunión tuvo lugar en el Club Chocolate, recinto que de antemano sea dicho, funciona muy bien para este tipo de shows.
Por supuesto que un espectáculo de esta envergadura también necesita de una anfitriona que demuestre toda la movida de jazz fusión que también tenemos en la capital y quién mejor en llevarse los honores para servir de maestra de ceremonia que nuestra única e incomparable América Paz, quien fue la encargada de dar el arranque con todo el groove a una noche que prometía más de una sorpresa.
Con unas lúdicas e incipientes lineas de bajo que se movían con su propio carácter se da el inicio con una minimalista interpretación de “gracias a la vida” de Violeta Parra, canción que sirvió para ganarse inmediatamente al público, quienes se sintieron cómplices del momento y con la disposición para acompañarla con las palmas, frente a la sinceridad y energía de su propuesta.
Con toda la onda de “Kamikaze” siguió encendiendo los ánimos con “Marchemos” y “Piensas en mi“, piezas que interpretó solamente con su voz y bajo. Estas canciones daban una especie de cierre como América Paz para dar paso a su nuevo proyecto Digital Cookies, acompañada esta vez por el DJ Humitas para presentar su nueva canción “My Little Tokyo“, pieza de corte electrónico y que definitivamente terminó por cautivar a la audiencia, dando por cerrada una presentación simple, pero que al mismo tiempo muestra toda la capacidad interpretativa de la eximia bajista sobre el escenario, dejando en evidencia que fue la mejor elección para abrir el show de Glasper.
Con la tornamesa girando bajo la dirección de DJ Sundance, una serie de melodías que harían moverse hasta a el más indiferente, Robert Glasper entra al escenario junto al resto de sus músicos y da la apertura a un show que calificarlo como impresionante quizás quede corto. El tipo y su trio sencillamente son increíbles en sus respectivos instrumentos y el manejo que tienen sobre el escenario haría palidecer a cualquiera. Inmediatamente pasó a adueñarse de este y el oficio de sus acompañantes está a la vista con el intercambio de miradas, conociendo exactamente hacia donde dirigir cada nota para crear atmósferas que incluso daban el espacio para jugar y divertirse entre ellos, lo cual fue recibido con mucho agrado por el público.
El intrincado y sincopado bajo de Burniss Earl Travis II acompañaba a Glasper en cada espacio que este se permitía para la improvisación, quien, además de mostrarse siempre muy amable también se dio el tiempo para conversar, y compartir con la audiencia, quienes acompañaron cada uno de las canciones. No conforme con eso los músicos se daban la licencia de pasear y experimentar a través de los más diversos estilos, que van desde la rítmica esquizofrénica del jazz experimental hasta la electrónica de la mano del DJ y sonoridades mas complejas como lo es el Gospel.
El espacio personal para brillar también quedaba para el resto de los integrantes y Glasper sabe jugar muy bien con estos, dando a cada uno de sus integrante su oportunidad, como lo fue el turno para el baterista Justin Tyson, quien no solo demostró un completo dominio, sino que también era parte de esa sinergia que convergía entre el publico y el escenario. De esta misma forma Glasper lograba moldear el tiempo a su disposición, casi como si esculpiera cada canción en una línea atemporal de notas, en la que la gente pasa a ser parte de este pentagrama musical, creando atmósferas experimentales que la gente sabe recibir y disfrutarlas.
A pesar de no ser la primera vez que Glasper y compañía pasan por Santiago, lo emocionado que el músico se mostró con la gente dejaba en evidencia que el genuino cariño que le demostraron seguían emocionando una vez más al virtuoso tecladista, dando por cerrada una jornada muy grata de música experimental y sinergia con la gente del otro lado del planeta.
El ciclo de Santiago Fusión nuevamente nos sorprende con shows de alta calidad y que dan a conocer nuevas bandas y proyectos del circuito, acercando las tendencias del mundo a nuestro territorio. Esta serie de conciertos cada vez suman más adeptos en las agendas de la gente, quienes se muestran entusiastas de ser parte de estos ciclos.
Pese a ser un show muy de nicho y por ende, que no congregó a una gran cantidad de gente, quienes gozaron del show no solo estuvieron ahí para apoyar cada una de las canciones sino que además convirtieron esta parada de Robert Glasper en un viaje que sin lugar a dudas quedará en su recuerdo. Esperamos tenerlo nuevamente en Chile con aún más experimentación de su exquisito repertorio.