El 2020 comenzó con el pie derecho para los fieles seguidores del metal progresivo, y es que apenas transcurridos 17 días desde el comienzo del año, Sons Of Apollo publicó su segundo álbum de estudio titulado ‘MMXX’.
La super banda de metal integrada por Mike Portnoy, Derek Sherinian, Billy Sheehan, Jeff Scott Soto y Ron “Bumblefoot” Thal ha tenido una corta pero exitosa (y a la vez prometedora) carrera. Luego de su debut y posterior gira mundial, los norteamericanos vienen a reafirmar su discurso musical, con ‘MMXX’, el cual pasamos a revisar.
“Goodbye Divinity” es el arrollador punto de partida, que a la vez es el primer single promocional del álbum. Desde los espaciales primeros acordes de sintetizador de Sherinian, pasando por los ya patentados drum fills de Portnoy y los riffs violentos de Bumblefoot y Sheehan, se deja clara la intención de plasmar la esencia de cada integrante. Esto sin dejar de lado a Soto, quien irrumpe como un vendaval, con una voz sólida, robusta y de un registro envidiable. La canción está compuesta por una suma de elementos que sirven como exposición de la personalidad de los músicos y el carácter sonoro.
Elementos como la estructura, la fuerza, y el trabajo de edición del sonido de esta, convierten a “Goodbye Divinity” como un muy inteligente single, que se puede acercar al metal más comercial.
“Wither to Black” es presentada por un solitario Portnoy que pronto es acompañado por el resto de la banda, en una canción que tiene claros tintes de hard-rock. Este segundo track muestra un lado musical diferente, sin dejar de ser muy interesante y de un alto nivel de ejecución.
Rápidamente avanzamos hasta “Asphyxiation”, uno de los puntos más altos del álbum. Acá es todo bastante explícito: un riff hecho para ir a una guerra contra orcos; violento y acentuado por disonancias que lo hacen adictivo. La batería no se guarda nada y ataca con doble bombo, golpes de crash y hi-hat abierto, para ponerse al tono de uno de los temas más metaleros del disco (y de la banda). La sección instrumental es sublime, compleja y densa. El coro pegajoso y coreable nos muestra una vez más a un Soto totalmente empoderado al mando. En el final, el riff principal se repite mientras Portnoy flota, cambiando los patrones de acompañamiento, y el sentido rítmico, poniéndonos de cabeza durante algunos compases.
El piano, y una delicada línea melódica de sintetizador acompañan a la voz de Soto, al comienzo de “Desolate July”, que funciona como un cambio de velocidad, una pausa. Las estrofas y los coros son desgarradores, y desbordan emotividad; así también los solos, esta vez muy melódicos. Una canción muy potente que viene a ser la “balada” del álbum.
Inmediatamente terminada “Desolate July”, comienza “King of Delusion”, unidas por una transición de piano que sirve de puente entre una pista y la siguiente. Sherinian nos transporta a un escenario totalmente distinto, con una melodía de piano oscura, misteriosa, con tintes de música clásica. El sonido está muy bien cuidado, y el reverb es perfecto para dar la sensación de dimensión y espacio: recomiendo escucharlas con audífonos o en óptimas condiciones para apreciar todos los detalles.
Luego de casi dos minutos, la canción se transforma en un muro de distorsión que acompaña a un riff duro como el concreto. Melodías vocales clásicas de rock y metal se toman el protagonismo, destacando una vez más la solidez de Soto. La canción se quiebra en el momento en que vuelve a aparecer el piano del comienzo, dando paso a una sección aún más oscura en donde la dosis de metal progresivo es alta. Sin dudas, este es otro de los puntos altos del álbum y por qué no, de la carrera de Sons of Apollo.
A continuación, es el turno de “Fall to Ascend”. Tras un infartante drum fill de Portnoy a modo de intro, esta canción sigue la receta perfecta de la pieza clásica de heavy metal. La sección de los solos es vertiginosa, y los coros pegajosos, ideales para ser cantados en vivo. “Fall to Ascend” es el segundo single del álbum, una vez más muy bien escogido.
“Resurrection Day”, penúltimo track, deslumbra con un riff que rítmica y armónicamente es una delicia, con acentuaciones que se aproximan al metal más moderno o al djent. Resulta imposible no destacar (nuevamente) la sección instrumental, especialmente los solos, en los que esta vez Sheehan también es protagonista.
Finalmente, “New World Today” es la canción “épica” del álbum. Una introducción con una atmósfera espacial, abundante en delays y efectos de tiempo, da paso a los sintetizadores y una sección con tonos de rock progresivo de los 70’s – 80’s y posteriormente, al riff principal. Como buena canción de larga duración, la sección instrumental es generosa, y se divide en partes con rítmicas irregulares y solos veloces de guitarra. Momentos más tarde, baja la intensidad para sumergirnos en la atmósfera de los sintetizadores, y un par de nuevos solos, esta vez más reposados. Minutos después, ya estamos de vuelta en el riff principal para re exponer el tema y cerrar con el coro, en el cual Soto muestra nuevamente todas sus armas vocales y su técnica exquisita.
MMXX: el imparable segundo paso de Sons of Apollo
En un mundo de metal y rock progresivo en donde (muchas veces) pareciera que ya no hay nada nuevo bajo el sol, el quinteto se pone la capa de superhéroe y se saca este álbum, lleno de elementos clásicos, que siempre se agradecen, pero que a la vez incluye novedosos caminos que llegan a refrescar y energizar la escena actual. Personalmente creo que ‘MMXX’ es un trabajo sólido de principio a fin, que representa el mejor momento de Sons of Apollo. De paso, anótenlo desde ya como uno de los mejores discos del 2020.
Y lo mejor de todo esto, es que podremos escuchar mucho de este disco en la próxima visita de la banda el próximo 21 de abril, presentación que se realizará en Club Blondie y aún quedan entradas a la venta.
Pablo
22/01/2020 at 10:10
Yo encontré que eran todos los temas iguales. Tiene pasajes buenos pero en general es bastante plano. ¿Mejor disco del año? Difícil, es prácticamente igual al primero, falta innovación, falta locura, falta ese algo de discos de Portnoy como el 6doit, OSI, incluso el Whirlwind… Lo escuché 2 veces y difícilmente lo volveré a escuchar 🙁