Cuando tuvimos la oportunidad de conversar con Dale Prinsse de Caligula’s Horse, previo a su última pasada por Chile, nos comentó que durante la pandemia no tuvieron la oportunidad de escribir y que su pasada placa ‘Rise Radiant’ no recibió el trato que merecía, dado el contexto mundial. ¿Y qué tiene que ver eso con esta reseña? Bueno, porque la banda australiana vertió esas experiencias y emociones en ‘Charcoal Grace’ un disco muy, pero muy intenso, en diversos aspectos, pero ya entraremos en eso.
El trabajo comienza con “The World Breathes With Me”, una clara referencia a esos eventos y llega con un sonido robusto, sincopado, donde la armónica voz de Jim Grey destaca como siempre, para compatibilizar la fuerza de los instrumentos y la sentimentalidad inherente de los australianos. Desde ya nos deja un solo de guitarra apasionado, sin exageraciones, lo que se convierte en la construcción de un mundo intenso y suave al mismo tiempo, donde se aprovechan perfectamente aquellos 10 minutos de duración.
“Golem”, por su parte, es derechamente un sencillo: Ágil, rápido, potente, directo a pegarse en tu oreja, siempre de la mano de un sonido nuevamente atronador, y del bajo de Dale Prinsse y una aguda guitarra eléctrica, lo que a esta altura es el sello característico de la banda.
Van sólo dos canciones y ya pienso en que si bien Caligula’s Horse nunca ha sido una banda directamente pesada, siempre se agradece el trabajo de Jim Grey, en el cual se conjuga equilibradamente una voz sensible y muy emotiva, en un contexto principalmente fuerte.
Así llegamos a la suite del disco: ‘Charcoal Grace’, la cual, con su parte “I: Prey” demuestra de inmediato que forma parte de algo grande y extenso. Se siente épica inmediatamente, e incorpora elementos y detalles que hacen referencia a un trabajo definitivamente más amplio. Una verdadera aplanadora, que rematará en un contraste absoluto, pero absolutamente conectado con “II: A World Without” en la que vendrán elementos electrónicos, contra ritmos, juegos de voces y la guitarra de Sam Vallen que marca pequeños tonos, lo que sin duda anticipa algo mayor.
Es claramente una pista más íntima e interesante en su composición e indiscutiblemente dura en lo sentimental, algo que Jim Grey sabe representar, mientras los riffs y una batería muy marcada aumentarán en energía y dureza a medida que avanza, para empezar a finalizar con un emocionante solo de guitarra. No es duda que va muy de la mano con “III: Vigil”, dónde el narrador cambia para ir en contra de lo anterior y plantear un tono casi acústico, más introspectivo y suave, pero no por eso menos intenso emocionalmente y convirtiéndose así en la pausa de este extenso tema.
Desde el primer momento, “IV: Give me Hell” anticipa el cierre, pero como una contra respuesta, retomando la intensidad del inicio para así convertirse en el clímax de una conversación incómoda, dolorosa e inconclusa, donde deben enfrentarse y reconocerse cosas para las cuales quizás no estamos preparados. Es innegablemente poderosa en que toda la banda avanza a pies extremadamente fuertes y, si pones atención y conectas con ella, los calosfríos estarán presentes en ti.
“Sails” es la “balada” que puede parecer sencilla en comparación a sus antecesoras, pero tiene tanto sentimiento y todo está tan bien conjugado, que será seguramente una de las favoritas del público.
“The Stormchaser” es otro sencillo, una carta sólida y segura, dónde la nada se siente en exceso, algo a lo que Caligula’s Horse nos tiene acostumbrados: El ritmo, las pausas, y las anticipaciones siempre rematan en algo más intenso, poderoso, limpio y directo. La vibra de este tema evoca (lo digo personalmente) a lo que vivimos en el Club Chocolate en su pasada visita a Chile.
“Mute” es algo distinto: La voz grave de Jim Grey marca el inicio de algo épico, solemne y atronador, lo que se convierte en una epopeya de 12 minutos exactos, con descansos apoyados con flauta, aportando tramos sentimentales e introspectivos, pero todo eventualmente tomará más cuerpo y madurez, de la mano de riffs extremadamente cortados y rítmicamente apasionantes. Esa dualidad entre una postura pasiva y delicada, frente a escenarios más extremos, son, para mí, claras referencias a panoramas personales internos pero inherentemente desafiantes. La vida misma.
Charcoal Grace: un avance seguro e innovador
La propuesta es ambiciosa y si bien podría interpretarse por algunos como una continuación de ‘Rise Radiant’, éste claramente tiene una vibra más potente aún, incluso más progresiva, dinámica y, por consiguiente, más sorprendente.
Si, tengo claro que yo llegué tarde a la fiesta de Caligula’s Horse y aun cuando su propuesta nunca ha sido difícil de digerir, este disco se siente como una consolidación absoluta, manteniendo la esencia y tirando todo sobre la mesa para conseguir una de las mejores placas de la banda.
Además siento que es uno de esos discos que deben escucharse sin cortes, ponerse los audífonos y caminar hasta que termine, porque, aunque suene repetido decirlo, se siente como un trabajo sólido cargado de matices, pasión e innumerables y cambiantes emociones.
Para mí, sin dudas será uno de esos discos difíciles de olvidar.
