Devin Townsend tiene bastante cabida en esta página y como era de esperar, su más reciente trabajo, Z², tenía que pasar por la correspondiente revisión y esto es lo que podemos decir de este disco.
Todo parte con un camino conocido con “Rejoice”, intensa canción con un paso marcado donde la voz de Anneke van Giersbergen nos acompaña durante todo el recorrido, pero no es hasta “Fallout” donde se siente que el disco realmente ha comenzado: llega como una de las típicas canciones donde es difícil saber si Devin Townsend ha influido en la música de Anneke o si ha sido en el otro sentido, dado que este corte perfectamente podría haber aparecido en el disco Drive (2013) de la cantante holandesa. De todas maneras, la energía entregada se agradece, algo que no decaerá por lo menos en lo que queda de la primera parte de este disco.
“Midnight Sun” claramente se perfila como una de las pistas descartadas de Epicloud (2012) y que ve su oportunidad en este disco, siendo una balada cargada de coros que le dan un toque celestial e imponente, pero algo monótona, línea que se mantiene con “A New Reign”, pero en la que se agregan un poco más de energía y oscuridad.
“Universal Flame” retoma esos sonidos frescos y mucho más pop que Devin Townsend conoce al revés y al derecho, tal como los presentes en Addicted! (2009), donde la recarga sonora sólo se remite a ciertos momentos de la canción y que le añaden cierto tono esperanzador.
La voz de un niño da el vamos a “Warrior”, una composición con riffs más cortados y quizás un poco más vertiginosa que sus predecesoras, lo que ayuda a la rápida digestión del disco, dando paso así a “Sky Blue”, pista que le da nombre al primer disco de esta entrega: una pausada composición que a momentos olvida el rock para dar espacio a un pop cuidado, dejando en evidencia la variedad de las influencias presentes en la cabeza de Devin Townsend, y obviando las inmediatas críticas que podrían venir de mentes más cerradas, convirtiéndose en un excelente tentempié para lo que vendrá.
“Silent Militia” es, para opinión de este humilde servidor, el punto alto de esta extensa entrega: riffs marcados, sonidos sintéticos, melodía pegajosa y energía por doquier, dando luces de que la primera parte de este viaje está por terminar. “Rain City” por su parte, muestra el mismo ADN de “Midnight Sun”, pero cimentada en los pausados pasajes de Ghost (2011), algo que se hará más evidente hacia el final de la misma, lo que será el marco idóneo para mezclarse con la suave y celestial “Forever”.
“Before We Die” regresa todo a la “normalidad”, mostrándose como otro esperanzador y grandilocuente tema que es inimaginable sin el coro que le da soporte, siendo otro punto destacable de este trabajo, y que a su vez es el tema más extenso de Z², aunque sus últimos tres minutos sean un viaje interdimensional cargado de sonidos ambientales, donde se congrega la gran mayoría de aquellos elementos que recorrieron el primer disco de esta placa, acabando todo con “The Ones Who Love”, canción que cierra este disco de una forma muy introspectiva y apacible; claramente la calma antes de la tormenta.
Dark Matters, el segundo disco de Z², trae de regreso las aventuras de Ziltoid The Omniscient, un deslenguado e irreverente personaje que hará todo lo posible por salirse con las suyas en sus aventuras a través del extenso universo.
Todo inicia con “Z²”, donde rápidamente empezamos a reconocer los sonidos que le dieron vida a Ziltoid The Omniscient en el lejano 2007: con una propuesta recargada, apasionada, y enérgica como siempre, Ziltoid es anunciado con bombos y platillos, pero este personaje hará su ingreso oficial con “From Sleep Awake”, donde es presentado oficialmente como la “sensación intergaláctica”, entrando con toda la parafernalia que usualmente lo acompaña, incluídos fuegos artificiales.
“Ziltoidian Empire” continúa la línea, donde los coros y las reverencias están a la vista, pero todo cambiará en su segunda mitad, cuando el vértigo y los ritmos más complejos se hagan presentes, algo que definirá la historia que se desarrolla en este disco y dará espacio a “War Princess”, la enemiga de Ziltoid en esta entrega, quien marca presencia con un paso directo y resuelto, cargado de riffs duros y ese sonido conglomerado que poco espacio deja a los detalles (la que será la tónica de lo que resta del álbum) y, por supuesto, se mantendrá en “Deathray”, el primer corte que escuchamos de este trabajo, y que llega cargado de energía y velocidad, musicalizando la idea de un constante peligro sobre la raza humana.
“March of the Poozers”, se muestra rápidamente como uno de los cortes más ziltoidianos del trabajo, algo que se espera desde el momento en que empiezas a escuchar esta placa: absurda y pegajosa como ella sola, mantiene el paso en cada uno de sus momentos al ritmo de una simple batería pero que se complejiza hacia el final, lo que la hace uno de los cortes más sencillos pero originales de la placa.
A pesar de un calmado inicio, “Wandering Eye” presenta un intenso tramo central, pero a estas alturas ese sonido plano y excesivamente saturado comienza a ser un poco molesto: si bien se entiende como recurso para desarrollar la historia, al verse acompañado de los típicos diálogos de una radionovela, desconcierta de sobremanera y no deja mucho espacio para disfrutar solo la música.
“Earth” es una constante batalla entre velocidad y pausas, trayendo consigo un ritmo vertiginoso que difícilmente se quedará en tu cabeza dados los excesivos cambios en su estructura, excepto por momentos muy particulares que, casualmente, también son los menos recargados. Sin embargo, dentro de toda esta vorágine sonora, “Ziltoid Goes Home”, llega a salvar el momento, convirtiéndose fácilmente en otro punto alto de la entrega, gracias a su componente thrash donde destaca la batería de Ryan Van Poederooyen.
“Through The Wormhole” deja poco espacio para la música antes de terminar el disco con “Dimension Z”, momento en que vuelven los coros y el tono calmado en señal de cierre, donde los sonidos sintéticos y esa guitarra al fondo (que aporta el toque característico de Devin Townsend) ayudan bastante a mejorar el resultado final, dejando una puerta abierta para una nueva aventura del verde personaje intergaláctico.
Z² es un buen trabajo, pero creo que las expectativas estaban muy arriba dada la buena recepción de su predecesor. Si bien la primera parte de esta entrega, Sky Blue, se sostiene por sí sola al mantener la línea de los últimos trabajos bajo el nombre de Devin Townsend Project, Dark Matters, la continuación de Ziltoid The Omniscient (2007) y la más esperada por los fanáticos, aún cuando siendo entretenida y rebosante energía tal como el disco que dio inicio a la historia, las pausas habladas no ayudan a que la experiencia sea fluida y, por otra parte, la conglomeración de sonidos, como ya lo dije varias veces antes, no dan paso para disfrutar aquellos pequeños detalles que el calvo artista deja a la vista dentro de su caótica pero particular forma de componer.
Por ahora, no nos queda más que pensar en una tercera entrega relacionada con Ziltoid, pero para eso de seguro tendremos que esperar un buen tiempo.
PS: Existe una versión del disco sin diálogos, donde la percepción cambia bastante, pero el sonido sigue siendo saturado. Además no es la versión oficial del disco, por lo cual, si quieres darle otra escuchada al disco, lo recomendamos, pero este CLSK Review de todas maneras se mantiene.
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