El lugar seleccionado era el Club Blondie. Un recinto pequeño para un concierto, que sorprende cada cierto tiempo con agrupaciones de renombre como U.D.O o Symphony X. En esta oportunidad el turno era para el debut de Circus Maximus en suelos nacionales, banda oriunda de Noruega con ya 4 discos bajo el brazo y un importante séquito de seguidores alrededor del mundo que avalan una prominente carrera dentro de una significativa camada de buenos conjuntos en el recambio generacional del metal progresivo.
Los encargados de abrir la jornada fueron los nacionales de Delta, que tuvieron el tiempo suficiente para armar un Setlist completo. Se caracterizaron por un despliegue brutal y una puesta en escena distendida; claro, jugaban de locales y así lo hicieron sentir. Lograron encender a los asistentes con su sorprendente buen sonido. Con “Desire Within”, “New Phillosophy”, “War Inside Me”, “Fragile”, entre otras, nos mostraban que sus más de quince años de carrera no han pasado en vano. Comenzaron su presentación mientras el recinto todavía comenzaba a llenarse pero eso no importó. Los que estuvieron ahí desde el comienzo fueron testigos de un espectáculo completísimo, recorriendo la carrera de Delta ahora con Rodrigo Varela en las voces haciendo un trabajo notable. Así los liderados por Benjamín Lechuga servían como la antesala perfecta para el plato fuerte de la jornada.
Pasadas las 22:00 hrs, los integrantes de Circus Maximus tomaban sus posiciones y nos golpeaban de frente con “Namaste”, un inicio bestial marcado por la participación de un público convertido en una masa que se movía al ritmo de los riff sin parar, algo que tenía muy sorprendidos a los noruegos sobre el escenario. El mismo Michael Eriksen cada cierto tiempo no disimulaba su asombro y tomaba su celular para inmortalizar el momento con alguna foto o video.
El Setlist estuvo equilibrado, repasando todas sus placas, lo que hizo que el concierto se sintiera dinámico. Así, seguían demostrando su tonelaje con cortes como “A Darkened Mind”, “Sin” o “Havoc”, pero cuando la intro de “The 1st Chapter” hizo su aparición mientras se mezclaba entre los acordes de la clásica “Glory of The Empire”, el público detonó en euforia, coreando cada frase de la canción.
“Arrival of Love”, “Highest Bitter” o la imponente ejecución de “Architect of Fortune” nos mostraban la maduración musical que ha tenido Circus Maximus a lo largo de sus poco más de quince años haciendo música donde cada disco presenta una evolución desde sus orígenes en los que la banda que se reunía a hacer covers de Dream Theate.
Cada nota era disfrutada al máximo; son una agrupación sencilla, llena de carisma que adornaba con satisfacción y entusiasmo un concierto íntimo, de esos que se ven poco en estos días. Es posible que los europeos nunca se imaginaran el recibimiento que se les dio en este lugar tan recóndito y tan alejado de sus tierras. Se les notaba relajados, disfrutando igual o más que la audiencia; Glen Cato Møllen se acercaba cada vez que podía a estrechar su palma a los espectadores al igual que Mats Haugen, un imparable en la guitarra.
La avalancha continuaba con la alocada “Abyss” mientras los presentes no hacían más que corear y vitorear a una agrupación a estas alturas muy entusiasmada. El ímpetu a cargo de las secciones rítmicas de Truls Haugen le inyectaba la dosis de poder necesaria a un sonido demoledor y Lasse Finbråten se lucía en las ambientaciones, generando atmósferas y armonías desde su rincón en el teclado.
Ya para el Encore “Chivalry” presenta una extensa introducción que sirve para destacar el notable trabajo vocal de Michael Eriksen. Posteriormente “Game of Life” de su tercer disco Nine (2012) cerraba una presentación redonda, la agrupación dejaba el escenario y el público comenzaba a gritar el nombre de la banda y pedir una canción más.
Es que hablamos de una oportunidad única: cuando hablamos de ver a este tipo de bandas, de esas que no son las más populares y que de todas maneras milagrosamente llegan a presentarse frente a unos pocos afortunados, cualquier setlist se hace corto. Miembros del staff ya estaban desmantelando la batería y Circus Maximus se acerca nuevamente al escenario a decir que iban a tocar una más porque la audiencia lo merecía, lo que trajo a “The One”, sí, con un par de platillos menos incluso y con la misma energía del inicio después de casi dos horas. Sin duda un final memorable a una presentación única con esa unión perfecta entre una banda y su gente.
Setlist:
- Namaste
- A Darkened Mind
- Sin
- Havoc
- Intro The 1st Chapter/Glory of The Empire
- Arrival of Love
- Highest Bitter
- Architect of Fortune
- Abyss
- Alive
- Ultimate Sacrifice
- I Am
Encore:
- Chivalry
- Game of Life
- The One
P.S.: La foto es de archivo. En esta oportunidad, la producción ni siquiera nos consideró para ser acreditados. Así son las cosas.
Adolf Lizana Vidal
20/09/2016 at 10:57
Hay que destacar la presencia musical, cerrar los ojos y escuchar el ambiente de las cuerdas fue notable. Es de las pocas bandas que marcan presencia en el escenario, disfrutan con el público y se plantan imponiendo los riffs brutales. Si los discos suenan exquisitamente bien, en vivo son formidables. El tridente dinámico, es fenomenal.
Cisco
20/09/2016 at 12:40
Nada que decir de Delta y Circus, en vivo demuestran su poderío musical y esa conexion con los asistentes. Fue una noche memorable. La única nota a mejorar, el sonido de la blondie que se llegaba a escuchar saturado.
Lo demas fue saltar con toda la energía, porque Circus tiene que volver si o si.