El mundo metalero siempre recibirá con los brazos abiertos que una agrupación ícono del heavy metal, con el merecido estatus de leyenda como lo es Judas Priest, siga editando material de estudio y manteniendo una vigencia que les permita realizar giras alrededor del mundo. Estos son sólo algunos motivos por los que no resulta una tarea fácil la de juzgar su último trabajo, ‘Firepower’, con un mínimo de frialdad y criterio para no dejarse caer en la tentación de comparar esta última entrega con los clásicos del pasado que ya tienen muy bien ganada su posición en la historia.
Judas Priest conoce muy bien la huella que a dejado su impresionante legado de más de cuatro décadas de carrera del cual todavía continúan descargando su heavy metal clásico en la justa medida integrado con elementos musicales más modernos. Y es que ‘Firepower’, su decimoctavo trabajo que los muestra todavía vigentes al momento de crear y bastante centrados e inspirados a nivel compositivo y musical, pese a la trayectoria irregular por la que a debido pasar la agrupación y la que se ha visto bastante golpeada sobre todo en estos últimos años.
El tiempo no pasa en vano y en el ir y venir de distintos músicos es necesario recordar que probablemente este sea el último trabajo de su guitarrista fundador y miembro más estable Glenn Tipton, cerebro y líder de Judas Priest, debiendo abandonar la gira de la presentación del disco debido a los problemas de parkinson que lo aprobleman. Si bien es cierto que el hombre dio todo para grabar el disco, su retorno no está asegurado.
Resulta importante hacer una mención al trabajo que se hizo para el material artístico plasmado en la portada, del cual Judas Priest siempre se ha hecho acompañar por el imaginario tecnológico de robots, encargo que esta cayó en manos del artista chileno Claudio Bergamín, quien logra transmitir en la portada toda furia incendiaria del heavy metal plasmado en el disco.
Este trabajo viene a decantar décadas de trayectoria, con altos y bajos de la banda por lo que resulta imposible pasar por alto la esencia ‘Painkiller’ (1990) de las tres primeras pistas: “Firepower”, “Lighting Strike” y “Evil Never Dies”, son temas que nos vuelan la cabeza con sus riffs avasalladores y punteos explosivos que arrancan directamente y sin especulaciones, como una suerte de carta de presentación que nos prepara para lo que se viene de ahora en más.
Es Heavy Metal en su estado más puro y sin contemplaciones, la magia con la que Judas Priest logró tanto fascinar y encantar a sus seguidores: baterías con una rítmica aplastante emparejadas con un dueto de guitarras demoledoras fusionadas con estribillos memorables son la receta implacable con la que nos iremos familiarizando a lo largo del disco. El Metal God sigue demostrando sus tonos vocales inquebrantable a pesar que que en vivo los instrumentos tengan que bajar unas octavas; no hay que olvidar que el tipo es humano y tiene más de 60 años. Sin embargo, en estudio realizó un trabajo que se puede calificar simplemente como impecable.
“Never The Heroes” rescata la esencia de la N.W.O.B.H. con una guitarra principal muy al estilo Accept, mientras que el resto de la canción toma un desarrollo que recuerda a “Turbo Lover”. Con un estribillo que te envuelve en su ambiente nostálgico remata con el coro que suelta Halford en el clímax de la pieza, lo que le da una clase brutal acompañado por los juegos de voces finales.
Con “Necromancer” retomamos la agresividad del inicio, aunque el estribillo puede resultar discutible, termina de convencernos gracias a esa tripleta rítmica endemoniada de guitarras-batería.
Lo que probablemente sean las dos gemas que nos presenta este álbum vengan de parte de la majestuosa “Rising From Ruins” que nos remite a las producciones épicas que hacían en sus placas anteriores y la balada que cierra la obra “Sea Of Red”, donde logran una emotividad intensa y un solo como los que no escuchábamos desde hace mucho tiempo. En ambas piezas el Metal God luce una emotiva intensidad interpretativa que no sólo hace que estos temas sean los mejores del disco, sino que los eleva a la categoría de himnos. Es por este tipo de composiciones que Judas Priest marca una diferencia y han hecho que la leyenda siga viva, siendo uno de los grupos más aclamados con millones de fanáticos alrededor del mundo.
“Flame Thrower” es una canción que no resulta del todo atractiva y puede pasar a ser percibida como algo simplona en comparación con el resto de pistas, pero esto queda inmediatamente de lado luego de su siguiente himno, “Traitors Gate” que te invita a subir el volumen al máximo. En las seis cuerdas hay mucho poder y talento desplegado en una canción que se remata con más juegos de voces y un grito de marca registrada por parte de Rob Halford. Sin duda uno de los puntos altos y pesados de este trabajo.
Firepower: “The Priest” está de regreso
Una banda con la cantidad de años con los que cuenta Judas Priest a sus espaldas, en algún punto de su carrera va a tener que pasar por el siguiente pregunta: ¿qué futuro le espera al grupo? Ya sin K.K. Downing, sumado a los problemas Glenn Tipton, ¿realmente merece la pena seguir? ¿O mejor dejarlo con este digno trabajo y tal vez dedicarse a otros proyectos? Sólo el tiempo nos responderá.
Dejando de lado la incertidumbre frente al futuro de la banda y retomando la crítica que nos tiene escribiendo estas líneas sobre ‘Firepower’, debemos decir que es un tremendo y acertado disco, posiblemente lo mejor que estamos escuchando desde ‘Painkiller’ de 1990. Nos encontramos con temazos, himnos, una instrumentación de lujo y en su mejor nivel; una producción de primera con un Rob Halford en estado de gracia. Tenemos aquí un grupo veterano, pilar emblemático del heavy metal que el tiempo no ha sabido apagar presentándonos un disco que puede convertirse en un clásico instantáneo, a pesar de tener algunos temas puedan sonar menos decorosos. Después de catorce pistas que alguna salga de menor calidad frente al resto no es tan mal número.
Desde la vuelta de Rob Halford a Judas Priest con sus placas ‘Angel of Retribution’ y ‘Redeemer of Souls’ han logrado mejorar muchísimo y no quedarse con los laureles del pasado, creando un disco sólido que nos hace rememorar las mejores composiciones de la banda.
El futuro de la agrupación se mantiene incierto para todos, pero sí al legendario Glenn Tipton lo abandonan las fuerzas y tuviese que abandonar definitivamente, puede estar seguro de que ‘Firepower’ es una despedida gloriosa y honorable.