Chon – ‘Chon’ (2019): cumpliendo la mayoría de edad musical [CLSK Review]

Con tan solo 11 años de trayectoria y 3 discos de estudio, Chon se ha instalado – entre sus pares generacionales – como una de las bandas de rock progresivo o Math Rock más destacadas de la actualidad. 

El arduo trabajo de los oriundos de California, se ha reflejado en el posicionamiento que han conseguido en la industria, compartiendo escenario con bandas como Polyphia o Periphery, y logrando endorsements de grandes marcas como Ibanez Guitars, con quienes actualmente Mario Camarena tiene un modelo de guitarra signature.  

Su último álbum de estudio titulado ‘Chon’,  y publicado hace tan solo días, viene a confirmar la tarea comenzada hace ya más de una década, con una obra madura y en la cual converge cada aspecto de la personalidad creativa de sus integrantes: Los norteamericanos nos presentan un disco de 12 canciones y tan solo 36 minutos de duración, puramente instrumentales.

“Ghost” (que sirve de intro) y “Cloudy” nos dejan en claro que acá reinan los sonidos limpios y cristalinos de las guitarras: si, limpios, porque en esta oportunidad no hay espacio para la distorsión, los cuales se entrelazan entre texturas de jazz, ritmos irregulares propios del género y melodías dulces tremendamente bien logradas. Ejemplo de esto último es “Visit”, sin duda uno de los temas más característicos del disco. 

La composición es inteligente, transparente, cálida y se basa en la destreza de sus músicos, entre los que nuevamente sobresalen las guitarras y sus virtuosos intérpretes. Todo sin llegar a ser repetitivo, y es que los recursos creativos y de ejecución son variados. 

A medida que vamos escuchando el disco, notamos otro aspecto relevante y sumamente positivo en el trabajo homónimo de Chon, que es como se logra plasmar la identidad de cada canción. Esto, pese a que suena fácil, no lo es tanto cuando hablamos de bandas instrumentales, en la cual no hay una lírica que de una u otra forma condicione el carácter de la canción. En ese sentido, el color de cada pieza viene dictado por los recursos que se emplearon en ella y la idea compositiva. Sin ir más lejos, “Pitch Dark” resuelve lo anteriormente explicado de forma magistral, aportando una atmósfera oscura que sirve como quiebre armónico y estético. 

El sonido del álbum es otro punto alto, ya que está exquisitamente bien trabajado. 

Me atrevo a pensar que en su etapa de producción debe haber sido orientado hacia un timbre más comercial, lo cual encaja a la perfección con composiciones que de lleno no tienen mucho de comercial. Señal de eso son los pequeños pasajes electrónicos y las guitarras moduladas a ratos en extremos (pero siempre con un trato delicado y elegante) que hacen un guiño hacia sonidos modernos, cercanos al Indie Rock.

Este último trabajo de los norteamericanos es un pequeño tesoro, que puede caer muy bien en incluso aquellos no oyentes del rock progresivo y que se inclinan más por el jazz o la fusión. 

Y para todos aquellos que al menos un par de veces a la semana nos tomamos una taza cargada de progresivo, llega como un aire fresco, que viene a hacer menos frías nuestras tardes de invierno.