Primero que todo, creo que es difícil hablar de King Crimson sin perder la objetividad. Es que la frase “King Crimson en vivo” es una de esas que figuran como un imposible en el inconsciente colectivo chileno. Años de rumores y esquivas confirmaciones acabaron por fin este 12 de octubre de 2019 con un show que solamente estará registrado en la mente de quienes tuvieron el placer de asistir al Movistar Arena.
No hubo cámaras, no hubo fotos, no hay grabaciones de lo que fue lo más cercano a un concierto de música clásica, dónde el público se dedicó básicamente a disfrutar cada pieza, ver los detalles y remitirse a explotar con aplausos al final de cada una, salvo uno que otro personaje pasado de revoluciones que nunca falta.
Y es que no todos los días podemos estar en frente de una banda que celebra 50 años desde el lanzamiento de su disco debut, el cual además dio inicio a un género musical que ha evolucionado incansablemente y que sigue sorprendiéndonos. Más allá de sus múltiples encarnaciones, King Crimson logra mantener un sello, especialmente en la guitarra del esquivo Robert Fripp, quien no está en el escenario para lanzar millones de notas por segundo, sino para aportar una atmósfera inconfundible, muy difícil de replicar sin su presencia.
La triple batería a cargo del inquieto Pat Mastelotto, el sorprendente Gavin Harrison y más en la penumbra Jeremy Stacey, fue sin dudas uno de los grandes protagonistas de la noche, especialmente por la capacidad de coordinar tres tremendos artistas, quienes se encargaron, además de mantener de intrincado ritmo, de incluir una sensación tribal a esta festiva ceremonia del rock progresivo.
Las primeras intervenciones del público vinieron con “Pictures of a City”, quienes en esta y en aquellos cortes más intensos, se remitieron a llevar el ritmo con el cuerpo y cabeza, sin explotar ya que había que apreciar lo que ocurría en el escenario y tratar de almacenar mentalmente la mayoría de los detalles entregados por esta, a esta altura, superbanda.
Vinieron “The Court of the Crimson King”, “Cat Food”, “Red”, y una emocionante dupla formada por “Moonchild” e “Islands”, lo que ya hacía inolvidable este particular espectáculo. Y ahí cayó “Indiscipline”, bajo el ritmo constante de Tony Levin y Robert Fripp mientras los bateristas hacían de las suyas, para cerrar la primera parte del show (aunque debo decir que acá sí se extraña la voz de Adrian Belew).
La segunda parte del show fue otra historia, porque ya con el plato servido y el público absolutamente en el bolsillo sonaron, entre otras, las inolvidables “Easy Money” y “Epitaph”, canciones que forman parte de la historia de la música (de quienes escuchan rock progresivo, obviamente). Pero quiero detenerme un poco en las últimas tres canciones interpretadas en este show: “Level Five” tuvo un sonido que realmente me voló la cabeza, y es que ese riff llenaba el Movistar Arena, algo que hasta ese momento no se había sentido de forma absoluta, gracias también al ritmo más cortado, pero no suave, de la composición.
“Starless” podría haber cerrado el show, incluso podría haber sido el único tema que la banda interpretara y aun así muchos habrían quedado contentos, gracias a esa transformación desde la sensibilidad a la energía desmedida, junto con una apasionada voz de Jakko Jakszyk, que fue acompañada por el único cambio de luces del show cubriendo el escenario de un manto rojo, muy a tono con el momento que vivimos y una prolijidad en cada uno de los instrumentos, donde destacan los vientos de Mel Collins quien se llevó aplausos en cada una de sus intervenciones.
La noche no podía terminar sin “21st Century Schizoid Man”, esa creación que inició toda esta historia musical, que regularmente suena todos los días en cierta radio nacional y que si bien podría considerarse muy manoseada, nunca pensé que podría sonar de esa manera en vivo, la que inmediatamente se quedara en mi memoria como una de las presentaciones en vivo más sólidas que he visto.
Setlist de King Crimson en Chile, Santiago, Movistar Arena, sábado 12 de octubre de 2019:
- The Hell Hounds of Krim
- Neurotica
- Suitable Grounds for the Blues
- Pictures of a City
- The Court of the Crimson King
- Cat Food
- Red
- Moonchild
- Islands
- Indiscipline
- Drumzilla
- Cirkus
- Easy Money
- Lizard (Dawn Song)
- The ConstruKction of Light
- Epitaph
- Radical Action II
- Level Five
- Starless
- 21st Century Schizoid Man
Desde una mirada muy personal, puedo decir que no soy el fanático más extremo de King Crimson, conozco su discografía y me es imposible memorizar cada uno de sus temas, especialmente dada su complejidad, pero el punto es que es innegable desconocer la influencia de esta banda en gran parte de la música que escucho y eso solo puede reafirmarse al ver a esta banda en vivo; es más, llega a sorprender, porque el estar frente a una banda de esta categoría, inmediatamente puede implicar que el resultado sea increíble, sin embargo, nadie estaba preparado para que el resultado fuera excepcional, y creo que decir eso no es una exageración.
Bueno, hoy algunos nos repetiremos el plato y si tienes suerte, puedes conseguir alguna de las entradas que quedan.
Alvaro
15/10/2019 at 01:26
Inolvidables. La Progresión constante.
Mr. Fripp, un Sr. de ceño adusto y/o reposado, atento a la ejecución de su proyecto en cada track.
Yes, Gentle Giant, ELP, Génesis completarían el Penta fundador del Progresivo…. eterno
Milton
16/10/2019 at 11:46
Muy buena nota, gracias por intentar explicar lo Inexplicable, me emocione a concho, recordé a mi primo Nano , cuando llego con el disco de la Corte del Rey Crimson ( lo llamábamos así hace 45 años )en una Oficina salitrera llamada Alianza que ya no existe , pero que evoca justamente la belleza de lo que escuche y que desde ese entonces no paro de escuchar . Espere pacientemente que llegaran a Chile y estuve alli , intentando al igual que tu , hoy día , explicar esto que vi, saboree, escuche como tanta veces con mi mente y mi ser.
Gracias King Crimson , la mejor música en vivo quedara atesorado en mi Mente y alma para siempre.