La jornada de este viernes estuvo marcada por el regreso de, quizás, los suecos más queridos por el público metalero nacional, Opeth volvía a pisar suelos Chilenos luego de la presentación en marco de la gira de Sorceress en 2017, y con un show postergado desde el 2020 por culpa de la pandemia para mostrarnos literalmente un repaso por toda su discografía.
Si bien esta gira fue concebida principalmente para apoyar su último larga duración: In Cauda Venenum (2019) de este último solo tuvimos una pincelada. Y es que en palabras del mismo Mikael se están cuadrando con su aniversario 33 y por este motivo tomaron la decisión de armar un Set con una canción de cada álbum en su discografía.
Los encargados de comenzar con la música fueron los naciones de Saken, quienes con un show sobrio pero potente lograron animar a un teatro Caupolicán que a esas alturas ya contaba con casi con toda su capacidad. A punta de buenos riff y una buena puesta en escena lograron crear un ambiente propicio para la llegada del plato fuerte de la noche.
Puntualmente a las 21:00 Hrs, con el ensordecedor aplauso de un recinto completamente lleno y teñido de negro, Miguelito y compañía hacen su aparición dispuestos a patear cráneos desde el inicio. Y es que comenzar un show con “Ghost Of Perdition” es como comenzar una comida con el postre, da la impresión de que solo un puñado de bandas pueden iniciar un concierto con una pieza que fácilmente podría ser el encore del evento. Así es como se deja a una audiencia en climax con la primera canción.
“Demon of The Fall” nos trae la remembranza de un pasado poderoso y agresivo que se refleja con los primeros mosh en cancha y las liricas coreadas nos hacen ver que sin importar la lejanía de sus orígenes, Opeth en chile puede sentirse en casa.
Hay que hacer un paréntesis con uno de esos momentos que cuesta creer que a estas alturas sigan ocurriendo. Durante “Eternal Rains Will Come” se presentaron problemas con el micrófono de la voz principal, y al terminan dejó de funcionar por completo, esto llevó a una pausa no programada para resolver el problema, donde la impaciencia del público se comenzó a notar en estos quizás 8 minutos de espera.
A pesar de esto y mientras el micrófono fallaba, Mikael no tenía problemas en ir a cantar al micrófono de Fredrik Akesson, conocido por los cortesanos como “El Peluca” y de forma distendida sacando a delante un problema con maestría. Y así, ya solucionada la falla técnica, sin exagerar, clásico tras clásico fueron apareciendo y ambientando una noche realmente mágica: “Under the Weeping Moon”, “Harvest”, y la hermosa balada (“kind off” como dijo miguelito) “Windowpane” hacían olvidar los contratiempos y concentrarse en lo más importante, la música.
“Black Rose Immortal” y “The Moor” con cartel de clásicos y su etapa noventera marcaban quizás los puntos más altos de la noche que con sus respectivas largas duraciones nos dejaban en claro que cuando nos advertían que sería un show extenso no bromeaban, fueron poco más de dos horas de poderío que dejaron en claro la categoría del quinteto europeo.
Punto aparte para referirnos a la impecable labor del finlandés Waltteri Väyrynen la última incorporación a la nueva formación, que sin importar la caldera que fue el recinto anoche en la calurosa jornada santiaguina superó cualquier expectativa.
Opeth, Entre lo clásico y lo moderno
La exquisita “The Devil’s Orchard” y su, a estas alturas, inmortal “God is Dead”; “Allting tar slut” cantada completamente en sueco y “Sorceress” con el poderío de su riff venían a mostrarnos el lado más moderno y cargado al rock progresivo haciendo sonar contradictorio que lo más nuevo de su catálogo suene más cercano a sonidos más antiguos, pero bueno, ya todos conocemos la historia, de todas maneras aquí tenemos el claro ejemplo de que independiente de lo que lancen el resultado será notable y seguirán llenando recintos, por lo menos en este lado del mundo.
Para cerrar una noche redonda, lo que se veía venir. El último disco que faltaba visitar era Deliverance y era una obviedad a estas alturas que la última canción sería su homónima.
Con un ambiente dispuesto a sembrar el caos, con un moshpit colosal al centro del teatro los primeros acordes salen entren luces multicolores posadas en Akerfeldt y un rugido envuelto en energía comenzaba la inmortal “Deliverance”, que con esa outro que cala los huesos se vuelve la manera perfecta de cerrar un show de este calibre.
Así, anunciando que después de esta gira se toman un merecido descanso y posiblemente la entrada al estudio para lanzar nuevo material, culmina la primera jornada de la doble presentación de esta visita de Opeth a nuestro país, independiente de los problemas técnicos que puedan existir, la música siempre es protagonista. La comodidad se ve reflejada en el carisma de sus integrantes cada vez que interactúan con el público. Es una banda de la casa, un clásico infalible, hay que verlos en vivo cuantas veces sea necesario. No queda más que esperar una nueva visita para volver a revivir lo que vimos anoche, realmente una noche de himnos inmortales.
Opeth En Chile, Teatro Caupolicán, 10 de Febrero, 2023
1.- Ghost of Perdition
2.- Demon of the Fall
3.- Eternal Rains Will Come
4.- Under the Weeping Moon
5.- Windowpane
6.- Harvest
7.- Black Rose Immortal
8.- Burden
9.- The Moor
10.- The Devil’s Orchard
11.- Allting tar slut
Encore:
12.- Sorceress
13.- Deliverance
