El año 2013 recién comienza y ya tenemos en nuestros oídos la filtrada última placa de Steven Wilson, personaje que ha avanzado fuertemente en su carrera solista, dejando de lado algunos proyectos que forman parte de su vasta discografía. Pero ¿es The Raven That Refused To Sing (And Other Stories) un trabajo que está a la altura de todo lo que conocemos de este artista? Eso vamos a discutir en seguida.
Después de asustar un poco a los seguidores más acérrimos del artista británico con esa pregunta, vale la pena inmediatamente dar esa respuesta: es simplemente SI. Aun cuando la carrera solista de Steven Wilson ya despegó hace mucho tiempo, el trabajo que entrega en esta oportunidad da un paso más adelante en lo que habíamos venido escuchando. A propósito, al final de este texto está el disco para que puedas escucharlo mientras lees.
El disco abre sólidamente con la pista más larga e intensa de la placa: “Luminol”, una “vieja” conocida por todos aquellos que tuvieron la oportunidad de escucharla en vivo en las presentaciones que diera el pasado 17 de abril en el Teatro Oriente y el día siguiente en el Teatro Caupolicán; el corte más vertiginoso del disco, en una línea más ecléctica que las canciones que la siguen y demostrando de inmediato que la complejidad interpretativa, apoyado por un verdadero “dream team” de músicos, será la tónica en la mayor parte del disco. Rápida, ágil, oscura e introspectiva y detallista, “Luminol” es una suerte de resumen de todas las emociones por las que pasaremos a lo largo de este trabajo de siete pistas y algo más de 50 minutos de duración.
De acá en adelante, solo vendrán sorpresas, y el apetito musical ya fue abierto por una compleja pieza claramente progresiva. Pero las cosas cambiarán rotundamente para entregarnos lo que, al parecer de este humilde editor, es el mejor y más emocionante corte del disco: quienes hayan tenido la oportunidad de escuchar “Drive Home”, de seguro no se han quedado indiferentes.
Steven Wilson siempre se ha caracterizado por entregar bellas baladas de una simpleza que, sin exagerar, inmediatamente se aloja en lo más profundo de la memoria auditiva, obligando al oyente a escucharla una y otra vez. Es en este momento tan emotivo en que innegablemente, se vienen a la mente las ideas de que este tema perfectamente podría estar en un futuro disco de Porcupine Tree pero, al parecer, la ruta solista le resulta más cómoda a Wilson. Es difícil abstraerse de una composición tan emocionante y no considerarla como lo mejor de esta placa: debe ser porque simplemente lo es.
“Holy Drinker” nos saca del trance para internarnos nuevamente en aguas más ajetreadas y al sonido que nos acostumbró el artista en Grace For Drowning (2011), que abraza con más comodidad aquellos riffs setenteros y una atmósfera más clásica en cuanto a rock progresivo se refiere, rematando en un cañonazo que se convierte en un cierre ideal y a su vez una suerte de quiebre para dar espacio a la principalmente suave “The Pin Drop” y de un carácter más bipolar, de tramos delicados y otros alegóricos, pero sin sobresalir dentro del resto de las canciones.
Pausada y delicada se muestra al inicio “The Watchmaker”, otro gran corte de este cuidado trabajo, dando paso a una atmósfera enternecedora que crecerá al dar paso a las intervenciones de Theo Travis en la flauta y al maestro Guthrie Govan, quienes se robarán la película por un momento a la mitad de la canción, para volver a la trama más suave de la composición, liderada por el piano de Adam Holtzman y los coros característicos del trabajo de Steven Wilson, que finalizará con un estudiado caos, más relacionado con el sonido más oscuro del artista, previa intervención de Marco Minnemann en el juego rítmico, en conjunto con el marcado el bajo de Nick Beggs. Sin duda, es la pieza donde los distintos talentos lucen y a la vez se mezclan en una secuencia que no exagera en ningún momento.
Y para terminar el disco, la canción que le da nombre a la placa “The Raven That Refused To Sing”, un indudable giño al sonido y estructura de las canciones compuestas para Blackfield, muy en relación con la triste “Lullaby”, pero con un giro esperanzador que la hará crecer y rematar un final netamente liberador, convirtiéndose en un bello e ideal cierre de una gran placa.
Steven Wilson conmueve en esta placa y es por lo mismo que es difícil compararla con sus trabajos anteriores, donde Insurgentes (2008) recoge la oscuridad inherente del compositor y Grace For Drowning (2011) la ambición de un disco con claras referencias a los mentores del artista, el que a su vez se convierte en un gran, y difícil de replicar, momento en su carrera.
Sin duda son los elementos emotivos los que sobresalen y se anteponen por encima de los momentos más complejos y caóticos, quedándose como la marca de The Raven That Refused To Sing (and Other Stories), y un buen punto de inicio para este año 2013.
Al ver tanta referencia a trabajos anteriores, y principales en otro momento, la sensación de que todo irá hacia la carrera solista es muy potente, por lo cual habría que extrañarse de seguir sin oír nuevos trabajos de Porcupine Tree, por ejemplo. De todas maneras, Steven Wilson sigue componiendo y entregando piezas que difícilmente pueden quedar en el olvido.
Ahora es cuando tu dejas tus impresiones en los comentarios.
OdraciR
17/01/2013 at 23:01
Sorprendente trabajo. “Grace…” lo consideré como un disco muy ambicioso y debe ser por eso que no me terminó de convencer un 100%. Esta placa tiene una duración prudente. No hay temas que sobren.
Donati el fantasma
17/01/2013 at 23:02
Discazo se mandó éste sidoso. A ratos me recordó al Porcupine Tree del Stupid Dream ó Lightbulb Sun.
Luminol suena aún más setentera que en vivo (dat bass)
Drive Home dan ganas de que nunca se acabara
The Holy Drinker la encontré media forzada, como :”aquí tenemos que sonar shuper progreshivo así” pero igual es un buen tema
The Pin Drop buenos coros aunque no me convencen los falsetes de éste catador de porongas
The Watchmaker notable también, es como una especie de Raider II más resumida
y el punto alto del disco es el último tema que es simplemente hermoso.
Gabriel Sánchez González
04/02/2013 at 15:13
Muy de acuerdo con el review; Luminol me tiene terrible rayao, shuper prog, y The Raven That Refused To Sing es como droga la weá, hermosa.
Danita
17/01/2013 at 23:31
LO encontré muy interesante! sobrio, con lo justo y necesario… dedito arriba para SW