A mediados de los años ochenta, en Zúrich, Suiza, nacía una de las más emblemáticas bandas del Underground en el Thrash Metal. Los Icónicos Coroner, un brutal power trío que lograron trascender de un género tan cerrado como el Thrash y evolucionar a un sonido que transitaba libremente por texturas comunes en el progresivo.
Lo que hizo a Coroner tan especial fue un sonido desarrollado con elegancia dentro de un género tan pantanoso, llenos de virtuosismo que los llevaron incluso a ser llamados como los “Rush del Thrash”, discos como Mental Vortex (1991) y No More Colors (1989) los llenaron de laureles alrededor del globo y hasta hace poco, a más de 20 años de su último lanzamiento seguían siendo invitados a escenarios tan potentes como el de Wacken. Pero el disco que nos convoca exploró (además de los dos estilos antes mencionados) al Metal industrial consiguiendo un resultado único y llamativo, y que termina dejando a la agrupación en un estatus de culto.
Grin, vio la luz en 1993, se convirtió en el último disco y el favorito de los integrantes de la banda; musicalmente hablando es quizás el más diverso. Resalta por su atmósfera oscura y densa, complementada por sonidos electrónicos que logran una ambientación a ratos espeluznante, casi sacado del cine de terror clásico sobre todo en las canciones más lentas. Es un álbum perfectamente balanceado y que en sus 10 canciones y casi una hora de duración puede volarte la cabeza con cortes brutales como “The Lethargic Age”, “Status: Still Thinking”, “Grin (Nails Hurt)” (sin dudas la mejor del disco) y “Host”.
Coroner es una banda de cabecera dentro del thrash, pero todos los matices en sus variados trabajos lo convierten en un infaltable en las repisas de los más melómanos y Grin cumple un rol fundamental en este punto, una obra culmine en una discografía gloriosa.
Dejamos a continuación una selección de canciones pero recomendamos que consigan el disco y puedan escucharlo como obra completa, no se arrepentirán: