Una verdadera fiesta fue lo que pudimos presenciar anoche en el Teatro Nescafé de las Artes, una vez más gracias a Santiago Fusión. De la mano de una leyenda del funk, “con un 2% de jazz”, Maceo Parker demostró todo lo que 50 años sobre los escenarios juntos a los mejores exponentes del estilo le han dejado en el cuerpo.
Ante un teatro prácticamente completo, cerca de las 21:10 hrs. de la noche se dio inicio a un show donde el saxofonista fue la figura absoluta. Con un desplante propio de un rockstar y una energía que ya se querría cualquier persona de 74 años, Parker aprovechó cada instancia que tuvo para deslumbrar con su voz y su saxo; en minutos tuvo al público en su bolsillo y utilizó este hecho en su favor para convertir a los presentes en un integrante más de la banda, con juegos de palmas, chasquidos de dedos y coros lúdicos que encendieron el ambiente en los diversos jams interpretados durante la noche.
Pero todo eso es sólo un accesorio al espectáculo que es el músico en sí mismo. Jamás tranquilo sobre el escenario, Parker baila, se pasea y conversa con sus músicos, lo que deja claro que se siente como pez en el agua frente a una gran audiencia. El concierto se transforma en una extensión del artista, en donde los temas fluctúan de manera orgánica entre los de su carrera solista y los de grandes del Jazz y del Funk como Ray Charles y James Brown.
Claro que todo también asienta sus cimientos en la gran banda que lo acompaña, desde el tremendo bajista Rodney “Skeet” Curtis, con líneas que hicieron vibrar a todo el Teatro, hasta Bruno Speight, haciendo maravillas con la guitarra aunque sea solo acariciando la cuerdas para lograr uno de los momentos más íntimos de la noche. Y por supuesto no se puede dejar pasar a la tremenda Darlene Parker, corista que dejó a todos peinados hacia atrás con una soberbia interpretación de “Stand By Me”.
Sobrepasando cualquiera de nuestras expectativas, las casi 2 horas y media de show se hicieron cortas para mostrar todo lo que significa ver a un músico de esos de antaño como lo es Maceo Parker, uno de esos que han marcado a generaciones y pueden seguir vigentes para contarlo y transmitir a través del sonido lo que significa la pasión y el amor por lo que uno hace.
Porque finalmente, todo se trata del amor. Tal como el lema que el músico repitió como un mantra casi hasta el cansancio, “It’s all about love”, cuando un artista lleva el amor por la música en las venas ésta se hace evidente sobre el escenario desde el primer momento, sea a través de la sutileza de un solo de jazz hasta la incombustible energía del funk. Una noche inolvidable que ojalá algún día podamos revivir.