Continuando con el ciclo de Santiago Fusión, la noche del martes 10 de junio se tornó muy especial con el regreso del gran guitarrista norteamericano John Scofield, a estas alturas convertido en una leyenda viviente del Jazz contemporáneo. Si hablamos de su trayectoria, en sus inicios siendo discípulo del mismísimo Miles Davis, nos da la idea de que fuese más viejo de lo que es. A sus 67 años, ganador de premios Grammys, con más de cuarenta participaciones discográficas, se mantiene aún vigente, siempre presente en los más grandes escenarios, pero lo más destacable, siempre convocando y trazando el camino para las nuevas generaciones de músicos.
Puntualmente, a las 20:30 horas se abrieron las puertas del Teatro Nescafé de las Artes, dando paso al ingreso de un variado tipo de público, seguidores de todas las edades, ansiosos por ver y escuchar a esta leyenda del Jazz Fusión y su actual cuarteto. Todo bajo una impecable producción, como se merece un evento de esta envergadura, poniendo a nuestro país en un lugar destacado dentro del circuito jazzero internacional.
El escenario se veía bastante sobrio y sencillo, la guitarra de Scofield destacaba al centro, rodeada por los demás instrumentos. A su izquierda la base rítmica (batería y contrabajo), a su derecha un gran piano de cola y un órgano Hammond con su distintivo parlante rotatorio, todo un clásico. Su pequeño pero potente amplificador Fender, se encontraba protegido por una llamativa mica transparente, con el fin de encapsular y controlar el sonido sobre escena, para una banda semi acústica. Prueba de ello fue la mínima cantidad de micrófonos utilizados sobre el escenario.
A las 21:00 horas en punto, junto a una gran ovación, sale la banda dando comienzo al show con la intensa y pegajosa “Can’t Dance”, que también abre su más reciente disco, sonando muy fiel a la versión original. La interpretación de Scofield, con un sonido cristalino, se alza por sobre los demás músicos, ejecutando uno de los temas más reconocibles de Combo 66. Así aparece el primer solo a manos del joven tecladista holandés Gerald Clayton, lleno de virtuosismo y control absoluto del Hammond B3, logrando un sonido sacado de los mismos años 70.
A continuación, la notable intervención de contrabajo a cargo de Vincente Archer, también integrante de The Robert Glasper Trio: no todos los días se escucha un demoledor Walkin Bass de contrabajo, realmente potente e impresionante. Por otra parte, Bill Steward, antiguo colaborador de Scofield, aporta con su estilo tradicional y a la vez intenso, siempre con matices de Funk y Rock en su interpretación. Las presentaciones ya estaban hechas y se notaba la plena comodidad de los músicos con el sonido y con la cálida recepción por parte del público.
A medida que avanzaba el viaje musical, los cambios de ambiente sonoro eran seguidos perfecta y sincronizadamente por una iluminación cálida, aportando grandes cuotas de sofisticación al espectáculo, haciéndolo incluso, visualmente muy agradable.
Luego de un intenso pasaje, con inicios en una suave balada, mutando a un intenso swing moderno con toques de Be Bop, llega el turno de “Green Tea”, de su aclamado disco ‘A Go Go’ de 1998. Al parecer uno de los favoritos del público chileno, sobre todo para los cuarentones de hoy. Aquí estalla todo el sonido Rock y Funk de Scofield, interpretando uno de los solos más bluseros y potentes de la noche.
“Hangover” se transforma en uno de los puntos altos de la velada: contenida en su disco Past and Presents del año 2015, sirve de plataforma para una de las improvisaciones más sobresalientes de la noche. Scofield nos regala una extraordinaria ejecución, demostrando su depurada y exquisita técnica, moviéndose por extensas y complicadas escalas y arpegios, sacando sonoros aplausos de la audiencia.
“F U Donald” pone la cuota de fusión experimental, a ratos sonando muy a jazz Rock. La composición de Bill Steward, dedicada al actual y no muy querido presidente de EEUU saco risotadas al momento de ser presentada por el guitarrista. “Icons at the Fair” acelera el pulso con un ritmo sincopado, dando paso nuevamente a un intenso Walking Bass, pero por sobre todo a la magistral interpretación de Gerald Clayton, pilar armónico de la banda, quien con su virtuosismo y calidad, logra que Scofield tome asiento y cierre sus ojos, sumergiéndose en ese gran canal de notas y armonías. Nota aparte son las conversaciones entre Clayton y Scofield, a la vieja usanza del Bee Bop de los años 40 y 50. Entre tema y tema, John Scofield, en un lindo gesto, elogió el recinto y agradeció al público por hacerlos sentir tan bien sobre el escenario. Esto habla de la grandeza y humildad del gran músico.
Ya acercándose al final, es el momento de “New Waltzo”, sobre un ritmo netamente funk, la banda transita por su momento más rockero en cuanto a intención y sonido. El teclado acompaña con un sonido orgánicamente distorsionado, mientras la base rítmica juega entre un 6/8 y un Funk duro y cadencioso.
Siendo las 22:30 la agrupación se retira del escenario bajo una gran ovación, Scofield agradece al público mientras afina su guitarra, signo de un inminente y tradicional bis. Luego de un par de minutos, vuelven al escenario con un caminar reposado y a la vez realizando gestos de agradecimiento al entusiasmado público. Scofield relajadamente conversa y bromea con la banda, mientras acuerdan cuál será la pieza final de este relajado y flexible setlist.
El final es coronado por un viejo standard de Jimmy Van Heusen: “But Beautiful” se encarga de aquietar las aguas, dando paso a las más delicadas melodías y a esa voz única en la guitarra, que producto de casi cuarenta años de trayectoria, ha sabido depurar y enriquecer, transitando por casi todas las vertientes del Jazz y siempre acompañándose de los mejores músicos, con el único fin llevar hasta lo más alto el complejo y magnífico lenguaje musical llamado Jazz.
A las 23:45, John Scofield apaga su amplificador y desconecta su guitarra, dando por finalizado uno de los conciertos más destacados del Santiago Fusión 2019, que con absoluta seguridad, será recordado por mucho tiempo por los que tuvimos la suerte de estar ahí.