Ya en la segunda mitad del año 2019, nuestros oídos recibieron la llegada de ‘Kelmuya’, la nueva placa de Hidalgo, banda liderada por Gabriel Hidalgo y que contó con en sus filas con la presencia de Pablo Stagnaro en batería, Jorge Campos en el bajo y Cler Canifrú en voz y guitarra, quien además, como nos quedó claro en el evento del pasado 2 de agosto, se despide de las filas de esta agrupación nacional.
La placa comienza con “Kallisaya”, la cual cumple con ser la primera muestra del disco, pero, sin desmerecer, está lejos de ser la mejor representante. Ya hablé de ella después de haberla escuchado en vivo, y cumple con todo lo que podemos esperar de esta agrupación chilena y es una invitación a seguir poniendo atención, ya que muchas cosas distintas vienen a continuación.
Es así como nos encontramos con cortes como “Eukarya” que abraza una veta más oscura, al igual que “Upelafken” más adelante, dueña de un riff demoledor y que alcanza casi los 10 minutos cargada de tensión y que, sin embargo, se desarrolla con mesura y con una fuerza contenida que te mantiene expectante.
Por otro lado “Whipala”, también recibe esa mística cruda, enérgica y muy experimental, que recuerda a Devin Townsend -influencia y admiración que Hidalgo nunca ha ocultado- junto con pasajes que te harán pensar en The Aristocrats, volviéndola en uno de los cortes más interesantes del trabajo.
“Weichan” también se alimenta de eso, siendo la composición más firme y potente de la placa, destacando por ser una fuerza bruta que se mantiene a pasos firmes, con sutilezas en la guitarra de Hidalgo que forjan claramente el estilo de esta agrupación.
“Yakari”, es mi favorita personal del disco: es entretenida, lúdica y se siente sumamente fresca. Tuve la oportunidad de escucharla en vivo y es uno de esos temas que no dejará indiferente a los seguidores de Hidalgo y particularmente a aquellos que recién se vienen conociendo la propuesta.
“Samka” aún cuando está ubicada en la segunda parte del disco, podría estar contigua a “Yakari”, dado que también aporta una frescura que bien recuerda a sensibles composiciones instrumentales de los años 80, pero con un giro propio de Hidalgo, que lanza intensos riffs en su tramo final junto a la voz de Cler Canifrú.
En el tramo final de este álbum, “Maropeng” llega cargada de intriga, con una historia de fondo de la cual no tenemos texto; si, suena muy a The Aristocrats, lo que habla de que Hidalgo está claramente experimentando, logrando un resultado muy cinematográfico.
Por último “Kelmuya” es la joya que cierra este trabajo y el punto cúlmine del mismo, la que concentra sonidos ambientales, una propuesta calma, muy equilibrada y con emocionantes tramos en ascenso, de la cual puedo decir que, a mi parecer, es la composición más madura del disco, y quizás de los registros previos de Hidalgo.
Pareciera que este trabajo, Kelmuya, llegó sin mucho aviso previo y de pronto nos encontramos con un disco cargado de experimentación y ganas de desarrollar la propuesta que ya tiene bastantes años en el cuerpo y que siempre se ha mantenido avanzando. Quizás es un indicio de los tiempos de cambio que vive la banda en este preciso momento, pero hay que tener claro que este trabajo es una buena carta de intenciones futuras que de seguro harán que sea considerado como uno de los mejores del año.
Rodrigo Ojeda Springer
31/12/2019 at 15:28
Hidalgo