Steven Wilson nos dijo hace mucho tiempo -considerando incluso el retraso de 4 meses gentileza del bicho que salta de boca en boca del 2019- que este sería el disco que se alejaría de la guitarra y la verdad es que no estaba mintiendo: ‘The Future Bites’ es efectivamente distinto y corto, y esto dará para largas discusiones.
Si bien el disco empieza con “Unself”, una suerte de introducción que no habla de lo que vendrá y que podría ser bien recibido por los fanáticos de la variante más melancólica del artista; es una mera píldora de 1 minuto que no te prepara para escuchar los primeros sonidos de “Self”, un tema pop, electrónico e intenso, que de cierta manera se siente muy propio de Wilson, algo para lo cual nos ha estado preparando desde ‘Hand.Cannot.Erase’ (2015) y sin dudas desde ‘To The Bone’ (2017). Creo que es desde ya uno de los puntos altos del disco, porque es absolutamente directo y compacta el sonido de mejor manera que el single “Personal Shopper”.
“King Ghost”, otro de los cortes que ya habíamos escuchado, fluye muy bien en la misma línea y, habiendo visto el video, es difícil dejar de pensar en la atmósfera “espacial” que tan bien quedó ahí presentada. Al igual que el tema anterior, se siente sólido, macizo y muy coherente en esta “nueva” propuesta del artista.
Generando más que contraste, “12 Things I Forgot” es la balada del disco, donde la sinceridad supera a la melancolía: es sin duda un éxito radial y que los fanáticos la abrazarán y cantarán como una de las favoritas ya que su emocionante simpleza habla de las capacidades compositivas del artista inglés, quien afirma creativamente que puede abrirse paso en muchas áreas, y que darle espacio a tus oídos para diversos sonidos es lo que todo amante de la música debería hacer, porque al encerrarnos dejamos de apreciar un sinnúmero de creaciones y, por ende, sensaciones. Quizás a ratos podría ser parte de un disco de Blackfield, pero no, es Steven Wilson.
“Eminent Sleaze” pareciera ir de la mano de “Personal Shopper”, pero la verdad es que se puede sentir un poco monótona, especialmente viniendo después de “12 Things I Forgot”. El contraste se vuelve extremo y por lo mismo, es difícil escucharla, sin embargo, se inserta perfectamente en la temática consumista abordada en este disco; y es que cuando comienzas a escucharla en solitario puedes ver que al mismo tiempo es Rock, es Pop, es Funk, se aleja de los sintetizadores y tiene una línea de bajo que estará ahí acompañándote siempre cuando la recuerdes.
“Man of the People” es otra de esas que llenan el espacio físico, que debería escucharse con la mayor cantidad de parlantes rodeándote y en comodidad, aislado de otras distracciones, porque es absolutamente electrónica y delicada, con un toque intrigante y que se siente como de otra época, e igualmente como parte fundamental de esta placa.
A esta altura “Personal Shopper” ya es uno de esos temas que hemos escuchado por horas y horas, además porque es la más larga del disco, alcanzando casi los 10 minuto: intensa, energética y estresante, es sin duda la más ambiciosa del disco, que aglomera todos aquellos detalles que ya fueron presentados. El beat permanente se encarga de maximizar las sensaciones y de llevarte por esta apología al consumismo, no sin antes hacerte reflexionar un poco en el actuar en el que muchas veces caemos.
Ya acercándose al final “Follower” es otro corte donde la guitarra tiene algo de protagonismo; es rápido, agitado y muy radial. Además se podría decir que tiene una vibra “ochentera”, gracias a esa mezcla de rock y elementos electrónicos seudo fiesteros, más allá de que el foco del tema sea ese actual y terrible frenesí de conseguir más y más seguidores en redes sociales.
“Count of Unease” es un cierre bien particular, pareciera estar unida con “Unself” ya que ambas tienen un génesis en la historia musical previa de Steven Wilson, o al menos esa impresión da, ya que se enfoca en el piano y en otros sonidos lejos de lo electrónico. Funciona como una potencial despedida para este “paréntesis” musical que ‘The Future Bites’ plantea.
The Future Bites: Dar vuelta un mundo conocido
Si eres fanático de Steven Wilson pensando que es sinónimo de Porcupine Tree (1987-2010), o de lo logrado en ‘The Raven That Refused to Sing (and other stories)’ (2013), y no has podido digerir totalmente ‘To The Bone’ (2017), este disco no es para ti, salvo por “12 Things I Forgot”. Pero con esas consideraciones, podría entender que la palabra evolución no debería hacerte sentido.
Steven Wilson, de la mano de una extensa trayectoria y un sinnúmero de proyectos muy diversos, está en un punto donde puede hacer lo que quiera y al mismo tiempo poner en aprietos, intencionalmente, a quienes se hacen llamar “abiertos de mente”.
Personalmente no tomo a ‘The Future Bites’ como un giro absoluto en la carrera de Wilson, sino que entiendo en sus sonidos -y respaldado además por declaraciones del artista- como un disco que siempre quiso hacer, porque nos guste o no, muchos de nuestros ídolos giran eventualmente hacia un lado más Pop o, a lo menos, se apoyan en elementos fuera de su propuesta original, pero en ningún momento pierden la esencia.
‘The Future Bites’ es atrevimiento, es experimentación, es explorar tus límites, es hacer lo que te gusta más allá de lo que piense una amplia mayoría, es decir, es arte. Lo que venga, no tenemos forma de predecirlo y eso se agradece.