Son pocas las cosas que puedes agregar sobre un concierto de una banda de que marcó su séptima venida a Chile, las que originalmente estaban marcadas por la polémica y en esta oportunidad, al contrario, mucha gente y en especial los medios tradicionales, se encargaron de recalcar la verdadera relación de Iron Maiden con su público, un fiato difícil de conseguir en poco tiempo.
Puntualmente a las 18:30hrs, Ghost salió al escenario con un buen sonido, conociendo la historia de los “teloneros” en este país, y Slayer subió a las 19:30, al mando de Tom Araya con una dosis absoluta de thrash, que a nadie dejó indiferente, incluso a aquellos que marcaron esa hora para empezar a llenar el Estadio Nacional, recinto que prácticamente se vino abajo con los himnos “Raining Blood” y “Angel Of Death”, con la respectiva dedicatoria al recientemente fallecido Jeff Hanneman (1964-2013), cuyo lugar ha sido ocupado con honores por Gary Holt de Exodus.
Y luego de esas presentaciones, vino quienes convocaron la reunión de esta pasada noche: pasadas las 21:00 hrs, Iron Maiden, con un lleno absoluto, en un Estadio Nacional que dejaba espacio solo en aquellos lugares donde la visibilidad es más nula. Si bien el show partió con algunos problemas de audio con “Moonchild”, donde la voz de Dickinson y la batería primaban por sobre todo y el viento llevaba el sonido de un lado a otro, la jornada rápidamente se ordenó para nuevamente entregar un evento memorable.
Aun cuando hay algunos que critican el sonido de la Doncella de Hierro y la repetición de muchos temas en comparación con shows anteriores, hay que tener claro que con 6 conciertos previos esa situación es más que esperable, pero a cada uno de los asistentes ese detalle no le importa en lo más mínimo, de hecho lo aprecia, lo atesora y ya prepara sus fuerzas para una próxima oportunidad al momento de finalizar el concierto.
Un show de Iron Maiden es una fiesta, un carrete familiar, con hijos, padres y caras conocidas, un peregrinaje de rockeros y metaleros que han pasado toda su vida bajo el alero de una banda que no defrauda al momento de su show en vivo, cargado de pirotecnia, fuego, imágenes gigantes pintadas en el fondo y las innumerables reencarnaciones de Eddie quien aparece de vez en cuando sobre el escenario. Un grupo que con un inigualable número de discos de calidad, SIEMPRE se encarga de tocar aquellos temas que incluso recuerdan quienes no son tan fanáticos de la banda, los que lógicamente son los más vitoreados.
Y ante ese cariño innegable por parte de Steve Harris y compañía, es imposible que los asistentes respondan nada menos que con energía, cabeceos, saltos y gritos que no alcanzan los tonos de Bruce Dickinson, todo esto al ritmo de verdaderos himnos del metal, beneficios que la historia y el tiempo le han entregado a una banda encargada de mantener un potente un vínculo con todos y cada uno de sus fanáticos, algo que difícilmente logrará cualquier agrupación en el futuro.
Es lo mínimo que puedes esperar en un show donde cada uno de los temas es una “sandia calada”, como “Can I Play With Madness”, “2 Minutes To Midnight”, “Fear of The Dark”, “Seventh Son of a Seventh Son” y “Aces High”, todo esto sumado a 60.000 asistentes, en el show más grande de Iron Maiden hasta la fecha. “La próxima vez queremos 80.000” exigió Bruce Dickinson, algo que hizo pensar a todos los asistentes en si “El Nacional” aguanta tanta gente, y en la imagen de los productores del evento sobándose las manos.
Por último, siendo el último show de la gira, al terminar el concierto con el tardío encender de las luces, en mi humilde opinión, Iron Maiden nos estaba mandando un mensaje, esperando que todo el estadio coreara un segundo encore para lograr un show de un poco de más de 2 horas, pero no fue así y la mayoría se empezó a retirar, cosa que cuesta entender. Puede ser el alto gasto de energías durante el espectáculo o la edad de la mayoría de los asistentes, difícil saberlo.
Pero esta no será la última oportunidad en que veremos a Iron Maiden, momento en que la familia ya no tan chascona se reunirá a abrazar una vez más a sus ídolos y a responder cada uno de los “Scream for me Chile!” de Bruce Dickinson. Eso es fidelidad, grabada en hierro.
Setlist, Iron Maiden, Maiden England Tour 2013, 2 de octubre de 2013, Estadio Nacional, Santiago de Chile:
1. Moonchild
2. Can I Play with Madness
3. The Prisoner
4. 2 Minutes to Midnight
5. Afraid to Shoot Strangers
6. The Trooper
7. The Number of the Beast
8. Phantom of the Opera
9. Run to the Hills
10. Wasted Years
11. Seventh Son of a Seventh Son
12. The Clairvoyant
13. Fear of the Dark
14. Iron Maiden
Encore:
15. Aces High
16. The Evil That Men Do
17. Running Free
Foto: Manuel Herrera, El Mercurio (algún día tendremos nuestras fotos, cuando DG Medios, responda nuestros correos).
Leo
04/10/2013 at 02:09
malo el review culiao pa un espectacular concierto por parte de los tres grupos, quedese con la ariquetectura mejor que la redaccion no es lo suyo
Vito
17/10/2013 at 05:11
Sencillamente increible!!!! aun alucinado de haber visto a Maiden con este pedazo de concierto!! el mejor del 2013 por lejos.