Nadie puede discutir que conocer el trabajo de The Aristocrats sirve para abrir los sentidos y disfrutar aún más la música, eso que tanto nos gusta, más cuando se trata de cortes instrumentales donde, en otros lados, pareciera existir una plaga de solos con excesivo virtuosismo que finalmente nos llevan al cansancio.
Está claro que la banda ya está más que consolidada y los resultados están “al oído” dejando como marca registrada la mesura y la velocidad contenida, aún cuando las capacidades técnicas de los artistas sobresalen, con muchos pergaminos, trabajos y colaboraciones en sus curriculums.
Podemos decir que Tres Caballeros es un resumen de todas esas cosas, que comienza de golpe con el mazazo sin anestesia de “Stupid 7”, cargado de riffs y con una potencia controlada.
Cada uno de los temas avanza en el disco con brillo y características propias que las diferencian del resto de las canciones, pero aún cuando la placa tiene un sello pausado en su mayor parte, todos los cortes terminan explotando para volver luego a una postura inicial, en un ejercicio que resulta más que satisfactorio.
Tenemos a “Jack’s Back” que nos recuerda a un tango sin bandoneón, “Smuggler’s Corridor”, que pareciera haber sido escrita para una película de Tarantino por su toque Western y “The Kentucky Meat Shower” con un aire tejano que grita que estos artistas no tienen limitaciones en lo que a técnica e influencias se refiere, dado que una simple referencia sirve para crear, en su tramo central, uno de los momentos más intensos y apasionados.
En la vereda de enfrente, “ZZ Top” y “Pig’s Day Off”, otro punto alto de la placa, incorporan una dosis de intriga y oscuridad en un disco principalmente alegre. De todas maneras, es “Texas Crazypants” se lleva gran parte de las flores en este trabajo, con ese ADN propio de Stevie Ray Vaughan y funcionando como tributo a las primeras entregas de Joe Satriani, donde el aporte de Bryan Beller con su bajo le da más cuerpo a una composición que literalmente termina en una persecución.
“Pressure Relief” tiene la mística de la interpretación en vivo, más cercana al jazz, destacando obviamente Guthrie Govan y su guitarra, pero queda a la vista la calidez de la contribución de Marco Minnemann en la batería: ascendente y virtuosa, es el mejor ejemplo de la complicidad que The Aristocrats ha logrado mantener y aumentar con el paso del tiempo.
“Through The Flower”, la más extensa, remata el álbum con una pausa, íntima y sincera, que también tiene sus progresiones y variantes, una mutación coherente, que deja hacia el término una puerta abierta a la continuación, como si de un final feliz se tratara, que tendrá más en el futuro.
Tres Caballeros es un trabajo sobresaliente en muchos aspectos, donde lo instrumental sirve para contar historias e imaginar lugares sin efectismos ni, aunque sea repetitivo decirlo, excesos. Es una placa muy cinematográfica, variada y ecléctica, que en ningún momento olvida la esencia que The Aristocrats han alcanzado.
¿Se colará entre los mejores discos del 2015? Creemos que sí, pero habrá fieros competidores.
Nicolás Aravena Claramunt
04/08/2015 at 21:06
Tirense el de Symphony X
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