Ha pasado mucho tiempo desde que Javier Sepúlveda anunciara el proyecto llamado Pulse of Nature, llevado a Kickstarter, plataforma de financiamiento colectivo en el cual cumplió la meta con creces; bastante ha pasado después de conocer “Waves of Energy” y “Whispers of Vilu”, las primeras muestras de lo que sería este disco; y también han pasado meses desde el lanzamiento oficial de la placa, incluso habiéndose presentado en vivo en dos exitosas ocasiones en el Fiske Planetarium.
Si, nos hemos demorado, pero eso no significa que este trabajo haya quedado en el olvido: al contrario de como podrían pensar, después de un par de meses escuchando la placa, se puede decir sin problemas que Pulse of Nature es uno de aquellos al que vuelves constantemente; casi de cabecera y al que le tomas mucho cariño.
Con tanta “repetición del plato”, y ya ordenando las ideas claras, podemos decir que la propuesta de Javier Sepúlveda es enorme y los sonidos así lo representan: Es un proyecto complejo, intrincado, con muchas variables e intenciones que se entrelazan para dar un resultado sólido de inicio a fin.
Con sus 44 minutos de duración y sólo 5 pistas en tracklist, Pulse of Nature es un ejemplo de que la concentración de esfuerzos en poco tiempo permiten desarrollar mejor las ideas, aumentando la calidad y el detalle en cada una de las canciones, pudiendo disfrutar en ellas un sinnúmero de emociones que hablan positivamente de las capacidades compositivas del guitarrista chileno.
Entrando de plano en las canciones, “Whispers of Vilu”, luego de una introducción con bastantes referencias ancestrales, toma las riendas de una placa y se presenta como un perfecto resumen de lo que escucharemos en más adelante: cambios de ritmo, riffs con intensidad, complementos sinfónicos, y solos de guitarra limpios y sentidos.
Y eso trae a colación otra cosa: cuando Javier Sepúlveda hacía hincapié en que el masterizado estaría a cargo de Jens Bogren en Fascination Street Studios, no era un dato menor, pues el sonido es sobresaliente, donde las baterías de Leo Margarit (Pain of Salvation), los teclados de Mauricio “Maui” Olivares, el bajo de Braulio Aspé (Crisálida) y la Orquesta Sinfónica de Chile, suenan como un todo dificil de separar, pero con la claridad suficiente para disfrutarlos individualmente si ponemos algo más de atención.
“Mineral Spirit” es la segunda, la más corta y uno de los tantos puntos altos, en la cual se dejan caer elementos más modernos, muy a lo Satriani, obviamente sin olvidar el sello nacional. Da paso a “The Greatest Dharma”, dueña de una intro oscura que de a poco anuncia su correspondiente explosión de energía que decantará en elementos netamente progresivos.
Sin miedo a mostrar las influencias, con una guitarra que recuerda a David Gilmour, comienza el corte que le da nombre al LP: “Pulse of Nature” de a poco se vuelve una pieza épica, que se relaciona fuertemente con “Waves of Energy”, dueña de mucho cuerpo, de riffs graves y marcados, atmósfera intrigante y pausas que se cierran un disco muy, pero muy bien armado.
Pulse of Nature es una de esas entregas en que el talento local eleva el listón frente a sus pares y pone a la música chilena instrumental, al rock y al metal, como una plataforma de exportación que acalla todas las críticas respecto a calidad y profundidad conceptual de la cual los productos nacionales pudieran adolecer y que puede posicionarse sin problemas internacionalmente, teniendo claro que la difusión y apoyo interno es reducido. Por lo mismo, no vamos a recurrir al clásico y manoseado “si es chileno es bueno” (de hecho nunca lo haremos): Si bien la propuesta de Javier Sepúlveda tiene su origen en Chile, sus virtudes responden a una claridad y seguridad compositiva y no con un pedazo de tierra, más allá de las sutiles referencias locales.
Estamos seguros que este trabajo no se queda acá, así que empezamos desde ya a esperar lo que venga en el futuro. Por ahora, solo vale decir que Pulse of Nature es uno de los imperdibles del año 2016.