Ayer fue una jornada muy especial; aunque el cierre de la jornada era Guns N’ Roses, la banda de la cual hablaremos ahora, por estos lados la real ansiedad venía por el lado de poder disfrutar a los ingleses de The Who, pero no por eso íbamos a desestimar el resto de las presentaciones del día.
Por lo mismo, nos instalamos en el sector de prensa para disfrutar desde “Océano” el espectáculo de Axl Rose y compañía, con la esperanza de que nuestra incertidumbre fuera acallada de cierta manera, como muchas veces pasa cuando no hay una motivación potente por ver a un artista en particular.
Los sonidos de motores y unas pistolas anticipaban lo que iba pasar y los fanáticos que a esa altura ya repletaban el Estadio Monumental demostraban ya su energía y ganas de disfrutar de grandes éxitos que, a excepción de pocos más pequeños, disfrutaron durante su adolescencia.
Dos pantallas gigantes ubicadas a los lados permitían que quienes estaban más lejos pudieran apreciar con detalle a sus artistas, mientras la pantalla principal y las escaleras situadas alrededor de la batería hacían lo suyo para mostrar imágenes alusivas a las canciones de turno. Y si a eso le sumamos fuegos artificiales al comienzo, las cosas solo pueden ir bien y el público se entregó rápidamente: “It’s So Easy” fue el primer corte y si, fue muy fácil que los concurrentes aceptaran todo lo que pasaría en el escenario.
Si eres fanáticos acérrimo de la banda, no es sorpresa que a los primeros acordes de cortes como “Welcome To The Jungle”, “You Could Be Mine”, “Yesterdays”, “Sweet Child O’ Mine”, “Knockin’ On Heaven’s Door” te harían vibrar y disfrutarlas como fuera; claro, son grandes éxitos que todos querían escuchar, apelando a la nostalgia y sin mucha crítica. Ni hablar de lo que ocurre cuando “Don’t Cry” y “Patience”: son indiscutibles sandías caladas, como decimos por estos lados y es por lo mismo que las palmas, saltos y gritos estuvieron a la orden de la noche.
Pero más allá de la respuesta casi obvia del público, como estábamos mirando el show desde un lado y bajo la marquesina, nos dábamos cuenta que el sonido no era el óptimo, centrado en los agudos y donde la voz –más allá de lo que diremos más adelante- no se escuchaba, quizás por culpa del rebote de las ondas sonoras u otro efecto. Decidimos entonces movernos hasta casi llegar a la galería al fondo para tener una panorámica más amplia. Si bien podíamos entender la envergadura y la cuidada técnica de la puesta en escena, el sonido no mejoró en ningún momento.
Aun cuando lo más seguro es que quienes estaban en la cancha pueden opinar algo completamente contrario, ya que el audio siempre está pensado principalmente para esa ubicación, estando en el Monumental, tenemos como referencia el concierto de Black Sabbath el año 2013, razón por la cual nadie puede decirnos “es que no se puede escuchar bien en todos lados del estadio”.
Pero hablemos de puntos altos, en los que las piezas encajaban sin esfuerzos: “Civil War” y el remate “Paradise City” fueron los momentos en que la voz de Axl y los potentes riffs principalmente armados por Richard Fortus y Duff Mckagan hacían decir que son temas que deben ser vistos en vivo y reafirman, nos guste o no, que Guns N’ Roses es una banda de trayectoria y que por algo siguen girando por el mundo llenando todos los lugares donde se presentan. Además ese último tema tiró con ganas la carne a la parrilla, con los fuegos artificiales, llamaradas y papeles al viento para dejarte con un sabor agradable en la boca.
Sin embargo, el show tuvo un problema fundamental y esto no es culpa de la organización sino de la banda misma: la falta de ritmo para llevar el show fue definitivamente una de las situaciones que nos incomodó. Slash usó cada uno de sus momentos para extender solos, el grupo armó introducciones extensas para varios cortes y, lo peor de todo, hizo covers de canciones que no eran necesarias y que podrían perfectamente haberse omitido, en especial aquel de “Black Hole Sun” de Soundgarden el cual, llegaba a dar vergüenza ajena por la interpretación de Axl, dejando en evidencia que su talento vocal estaba lejos de lo que Chris Cornell hizo por más tiempo de forma vigente.
Pero eso no es todo, el público la aplaudió como si la misma banda de Seattle con alineación original la estuviera interpretando, dejando en evidencia que la nostalgia le estaba jugando una mala pasada a la gran mayoría de los asistentes. Ni hablar de la interpretación de “I Got You (I Feel Good)” de James Brown, porque es difícil referirse a ella sin molestarse profundamente. Eso sí, damos gracias a que el cover de “Wish You Were Here” de Pink Floyd fue interpretado instrumentalmente gentileza de Slash y Richard Fortus.
Dichos covers, las extensiones, o la inclusión de cortes presentes en ‘Chinese Democracy’ (2008) te sacaban del show y te hacían pensar en que canción venía, en el frío nocturno o, incluso, en como volverías a tu casa.
Y tenemos que decir algo sobre la voz de Axl porque no veníamos predispuestos a esto, ya que lo que habíamos visto reciente de él, en especial sus presentaciones con AC/DC, nos habían tapado la boca suficientemente: lamentablemente, aun cuando su clásico desempeño sigue incorporando gestos faciales, su particular y característico baile, cambios de indumentaria y carreras de un lado del escenario a otro, en nuestra búsqueda por encontrar el lugar con buen sonido y tapándonos los oídos a ratos para disminuir la presencia de distorsiones y agudos, el resultado fue el mismo. Una voz cansada, falta de aire y afinación fue lo que apreciamos durante gran parte del concierto. Si, así de directo lo decimos.
En momentos en que las letras se volvían más rápidas la voz de Rose iba a destiempo –no, no era un tema de ubicación en el estadio- solo mostrándose de mejor manera cuando había armonías más largas y cuando usaba sus tonos más graves, pero no los más graves, porque esos apenas se escuchaban. “November Rain”, en una versión levemente acelerada dejó esto muy en evidencia, al igual que “Yesterdays”. Pero si se sentía más cómodo cuando el sonido era más cohesionado e intenso, como en la versión de “Whole Lotta Rosie” de AC/DC.
Con todo lo anterior, se agradece la presencia de Duff McKagan que claramente ponía una cuota de solidez a la presentación de Guns N’ Roses en un simple pero cuidado desempeño en el bajo, al igual que Richard Fortus, con una guitarra dueña de un sonido compacto y certero para funcionar como pegamento de todo lo que estaba pasando en el escenario, donde Slash imponía su estilo a excepción de algunos buenos momentos como en “Knockin’ on Heaven’s Door”, donde los exuberancias fueron desestimadas.
Guns N’ Roses, el show y su fanaticada
Si, sabemos que este review no le gustará a aquellos fanáticos que gritaban cada uno de los temas que iban apareciendo y que se tomaban el pelo con tal de demostrar su adoración en cada minuto como si Slash mismo los estuviera mirando directamente. No es nuestra intención atacar a la banda, porque estaríamos desconociendo el historial de la misma y sí, estamos seguros que al momento de estar en lo alto de su carrera esta situación difícilmente la estaríamos comentando, menos con tanta extensión, porque nosotros también crecimos con Guns N’ Roses y más de alguna vez disfrutamos sus temas de una u otra manera.
Lamentablemente estamos en el año 2017 y no a inicios de los ‘90, por lo cual hay cosas que deben decirse y es una lástima que un evento bien armado como el Stgo Rock City deba lidiar con presentaciones que no estaban a la altura de la ocasión, pero como decimos una vez más, parece que fuimos a un concierto distinto, porque de seguro nadie hará reparo en las situaciones que vivimos y escuchamos.
Lamentablemente, al salir del estadio, la sensación nos hizo recordar la pasada presentación de Red Hot Chili Peppers en Lollapalooza el año 2014, y eso no es bueno.
Fotografías: Miguel Fuentes.
pato frez
08/10/2017 at 16:58
Duele la crítica, pero como dijeron anteriormente no es por la perfección ni virtuosismo que se hicieron record de ventas y siguen haciendo giras a estadios llenos.
Llevando 30 años tocando los mismos temas me gustaría que se atrevan a tocar sus más de 60 temas originales a que estén realizando 40% del show covers.
Empatizando con el ritmo de vida (cada 2-3 días un show por más de un año) a esa edad se agradece el show ya que debe ser un infierno tocar lo mismo por tantos años. ya lo declaraba en entrevistas a inicio de los 90′.
Yo viaje desde puerto montt para estar en primera fila con mi amigo con el que fuimos el 92′ y un peluche de pato jijiji. lo pase la raja, el colorín grita todo lo que puede, lastima que ya no puede seguir colocándole todas las ganas de rockero pero cumplieron y creo por sobre las espectativas.
alberto ponce
18/03/2018 at 23:24
Ohhh.. son ser fans de GN ‘R encuentro que existió una magia …. Guns n roses conecta con el público de partida, hay preocupación con el show por parte del vocalista …. excelente no esperaba tanto …. temas como COMA YCBM …. noche perfecta men !! gracias dios por haber estado esa noche escuchando a este colorin … Rocket Queen