Mucho tiempo e historia tuve que pasar para que pudiéramos escuchar un nuevo disco de los chilenos Crisálida, quienes siempre han estado presentes en esta casa llamada Chileanskies: ‘Niños Dioses’ es el más reciente trabajo de la banda nacional, el que es sin duda una reafirmación del sonido y postura de la agrupación, así como un avance notable en materias de producción. Pero vamos por parte.
“El Niño de El Plomo” es un corte que personalmente llevo mucho tiempo escuchando: desde que se anunció siempre he tenido buenas palabras, especialmente por aquel riff que rápidamente se me quedó pegado en la cabeza. Por lo mismo, se agradece que sea el primer tema del disco, ya que deja mucho espacio para la sorpresa. Es Crisálida en su estado más puro y recoge muy bien el testigo que ‘Terra Ancestral’ dejara hace ya casi 10 años.
“Destino” también es una de esas creaciones que se sienten compuestas hace mucho tiempo; instantáneamente me recuerda a las emociones que me generó en su momento “Kawésqar”, sin caer en comparaciones odiosas. Y es que el apartado musical, así como el vocal se conjugan para hablarnos de una apasionante historia en desarrollo, llena de fuerza, inagotable e inalterable, que recoge la oscuridad para convertirse en “realidad” divina.
“Volcano”, sin preámbulos,es inmediatamente una sorpresa, especialmente la primera vez que la escuché, pero que actualmente -después de muchas repeticiones- no puedo imaginarla de otra manera: es que el corte hace converger muy bien la energía femenina entre voz y letra, junto con una más extrema y dura base musical, siempre al borde de la explosión. Es sin duda, para mí, el corte más arriesgado del disco y, al mismo tiempo, uno de aquellos que se agradecen porque así podemos saber que la creatividad no está estancada.
“Si Digo Adiós” es una de mis favoritas de esta placa, porque habla del sentir de aquellos niños protagonistas de este disco y va creciendo de tal forma que logra que Cinthia Santibáñez muestre lo mejor de su capacidad vocal. Por su parte, las guitarras de Augusto Maldonado y Damián Agurto, le otorgan el peso necesario para crear una pieza que es intensa y emotiva a la par. De acá en adelante habrá muchos elementos épicos y que están muy, pero muy bien logrados. “Küntur” va en la misma línea, manteniendo la grandeza de la que hablaba antes, especialmente de la mano de los solos de guitarra y de una bella e intensa voz. Se siente elevada, en un permanente y emocionante ascenso.
“La Vida No Basta” también se deja llevar por un metal más extremo, la cual pareciera haber estado acumulando rabia, frustraciones y energía durante el desarrollo de este relato, para soltarla pasada la mitad del disco y empezar el tramo final. Es por eso que “Irás al Sol” se entiende como una despedida, pero una de esas llenas de orgullo, en una historia llena de amor.
“Respira” es, tal como lo evoca su nombre, una pausa y un indiscutible momento hermoso, todo antes de un desenlace fuerte pero lejos de ser trágico, dónde destaca el bonito trabajo en el sonido del bajo de Braulio Aspé, otorgándole una atmósfera íntima, fundada en la aceptación del destino que llevará a estos infantes a una dimensión divina.
“Niños Dioses” es el cierre del disco y de la historia de los niños que tuvieron por destino cuidar a sus pueblos y que recoge la atmósfera de la pista previa, para luego adoptar absolutamente el carácter de desenlace, en un corte claramente tiene una impronta más teatral y que pareciera dejar abierta la puerta, quizás para dar a entender que los protagonistas tienen aún mucho que entregar después de su sacrificio.
Los Niños Dioses remarcan el camino de Crisálida
La llegada de ‘Niños Dioses’ no me tomó por sorpresa: En su momento escuché bastante lo que fuera ‘Terra Ancestral’ y dada la calidad de ese trabajo, tenía una expectativa clara de lo que podría venir. Con este trabajo se puede decir que Crisálida sigue manteniendo el fondo de su propuesta, pero hace ajustes a la forma para seguir avanzando.
El hecho de que el disco de corte conceptual está formado por canciones cortas y de buen sonido, hacen que la experiencia sea agradable, rápida, donde no hay espacio para el relleno, y sin llegar a sentir en que la duración está optimizada para la realidad actual. Es un disco muy equilibrado en todos sus aspectos.
Y por último, la calidad en la producción y en el sonido -en gran parte responsabilidad de Daniel Cardoso– es tal que, personalmente, siento ganas de que existan reediciones o nuevas grabaciones de los trabajos más antiguos, ya que se genera un muy contraste alto, lo que juega un poco en contra de los inicios de la banda, pero también tengo claro que es la gracia de ir evolucionando. Y bueno, Crisálida es una agrupación chilena que vale la pena ver en vivo, así que ese nuevo y prístino sonido, siempre de la mano de Cristian Mardones, puede apreciarse en vivo en Chile sin muchas dificultades.
Por muchos y más que positivos argumentos, felicito a la banda por su más reciente trabajo y estaré atento al postergado lanzamiento en vivo del disco, para el cuál haré lo posible por estar presente.