Aún cuando las entradas claramente decían 21.00 hrs, hubo que esperar 30 minutos, para empezar a disfrutar el show de Stone Temple Pilots, agrupación estadounidense que nunca había pisado tierras chilenas. El descontento en ese momento era entendible. Se apagan las luces en un Movistar Arena prácticamente lleno; lo que tanto esperaban los fanáticos estaba por venir.
“Crackerman” abrió la noche, sacando saltos y gritos inmediatamente. Le siguió “Wicker Garden”, manteniendo la tónica de partir los shows con temas de su primer disco “Core”, una muy buena elección para darle en el gusto al público chileno.
Luego vino una potente, pero relajada, “Vasoline”, para dar paso a “Heaven & Hot Rods”, otro cañón que hizo saltar a la cancha (y más a la cancha vip para los que dicen que ahí es fome el público). “Between The Lines” fue la siguiente, con un sonido clasicón, pero más relajado que los anteriores.
“Hickory Dichotomy” continuó el show, suavizando el ambiente un poco, más cuando es un tema nuevo, que el público no reconoció mucho. “Still Remains” nos devuelve a los inicios y la concurrencia retoma su prendido aporte. Con una alegre “Cinnamon” el show siguió, mostrando nuevamente material de su disco más actual.
Y vino el primer momento alto de la noche: “Big Empty” fue reconocida incluso antes de empezar por los asistentes. Con una interpretación impecable por parte de Scott Weiland y Compañía, lograron la ovación correspondiente, que fue bien apoyada por la iluminación, que se encargó de mostrar el fervor del público chileno apenas terminó el tema.
“Dancing Days”, un suave cover de Led Zeppelin relajó los ánimos nuevamente, para continuar con otro sonido del origen de la banda, “Silvergun Superman”.
Con una hora exacta de concierto la frase “This is a song called….. “, dicha muchas veces antes de interpretar un tema, por fin tuvo sentido. Muchos conocen la versión acústica de “Plush” que empieza con esa frase, así que todos sabían lo que venía y prepararon el coro del recinto, que sonó a la altura del tema. Después de eso vino la respectiva ovación, demostrando nuevamente el cariño del público hacia esos temas que fueron singles indiscutidos en la generación de los 90.
Pero la locura del público estaba lejos por terminar, más cuando la canción siguiente fue “Interstate Love Song”, un temón conocido hasta por gente que nunca escuchó a Stone Temple Pilots. Esta dupla de canciones literalmente dejó sin garganta al Movistar Arena.
Vinieron así la tripleta de “Huckleberry Crumble”, “Down” y la antiquísima, pero pulenta, “Sex Type Thing”, que fueron la real oportunidad de descargar energías en el concierto, ya que los saltos y los brazos en alto se vieron hasta en la tribuna. Así fue como bajaron del escenario, por primera vez, llevando una hora y 25 minutos de show.
Luego del respectivo griterío, cada uno de los artistas volvió a hacer lo suyo y a mantener el buen sonido que veníamos escuchando. Fue el momento de “Dead & Bloated” y “Trippin’ On A Hole In A Paper Heart”, devolviendo a la audiencia a los 90, quienes apoyaron como corresponde. Esta fue la canción con la cual dieron fin a su presentación, cumpliéndose algo así como una hora y 35 minutos de show.
Setlist de Stone Temple Pilots, martes 7 de diciembre de 2010, Movistar Arena, Santiago, Chile:
A los fanáticos les molestó mucho lo corto del concierto, y a mí también, más aún cuando faltaron temas archireconocidos como “Lady Picture Show”, “Big Bang Baby” y especialmente “Creep”, que hubieran despertado más aún a los esperanzados fanáticos chilenos. De todas maneras fue un concierto que inmediatamente te teletransportó a aquellos momentos que en MTV era un referente para conocer música, lo que marcó toda una generación.
Foto de Portada: Se la tomamos prestada a los amigos de Rocknvivo, tomada por Javier Valenzuela, a quienes citamos como corresponde.
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