Para hablar de los artistas, ya tenemos los reviews de los shows que, para nuestro gusto, fueron los más interesantes de las jornadas que vivimos el 12 y 13 de noviembre de este año en el Club Hípico. Y pasado algo más de una semana del evento, ya podemos pensar con un poco o algo más de objetividad.
Sin duda, una instancia que pintaba para ser increíble, aun cuando tuvo momentos dignos de recuerdo, terminó con un sabor amargo en cuanto a la organización. Acá les dejamos una pequeña reseña de lo que vivimos, como siempre, como uno más de ustedes: acá no hay acreditaciones ni beneficios, sólo fuimos unos usuarios más del que sería el festival más importante del 2011.
Teníamos claro que la invitación estaba agendada para las 14:00 hrs, pero para que estamos con cosas, los asistentes comenzaron a llegar alrededor de las 5 de la tarde en masa, ambos días. El sábado, con una oferta digna de recuerdo en cada escenario, siendo Alice In Chains la carta más importante del día, complicaría el desplazamiento de los fanáticos que querrían disfrutar del espectáculo completo: pero bueno, es un festival y tienes que elegir, quieras o no. Por su parte el domingo apuntaba a públicos distintos en cada “Stage” y la decisión no sería tan compleja.
Entusiasmados entrando al Club Hípico, y aunque suene buen superficial, inmediatamente llama la atención la deslavada primera impresión al entrar al recinto: no había un lugar que “señalara” que esta era la puerta de entrada a uno de los conciertos soñados en los años 90; simplemente unas rejas indicaban el camino hacia la masa pasando improvisadamente sobre las instalaciones regulares del recinto. Pero bueno, a esa altura daba mismo, fuimos por la música, pero la falta de color y ornamentación serían bastante importante para dar la efectiva sensación festivalera necesaria.
Pero a media tarde, el sábado, aun cuando Down aún no iniciaba su participación, empezaron a verse los primeros problemas: una bebida (sólo de esa que dicen que son iniciales de algo), agua y una energizante son las amplias opciones para quienes quisieran refrescar sus agitadas gargantas en una amplia pero limitada barra; por otro lado la comida empezaba a acabarse y las “comodidades” desaparecían a un ritmo bastante acelerado.
Si usted estuvo en VIP, cuéntenos, porque hasta donde nosotros sabemos, los encerraron en su jaula, nunca hubo Redbanc y no les vendieron copete: ¿para eso pagaron más? Yo que ustedes habría estado plantado en el SERNAC reclamando y solicitando la devolución del dinero. Bueno, no tenía para que hacer eso, sólo basta con ingresar a la página web del servicio, mandar su entrada escaneada y paff, nació el… cereal.
Y bueno, como era de esperarse, el potente público de Phil Anselo y compañía, fueron los primeros en mostrar la gran falencia de este festival: el polvo. No, no estamos hablando de sexo. La nube de partículas que se levantaba a eso de las 18:00 hrs. era impresionante, lo mismo sucedió al día siguiente con Sonic Youth, demostrando que a esa hora es cuando, en la mezcla del calor y los saltos, la tierra se elevaba fácilmente para internarse en tus nariz, boca, garganta y por supuesto, pulmones.
Le pregunto a la organización: ¿Costaba mucho invertir en las carpetas que usualmente se utilizan para cubrir los estadios de fútbol cuando vamos a un concierto y así cuidar el pasto? Bastaba con sólo colocarlas sobre el área de mayor concentración y listo. Pero bueno, las mentes pensantes creyeron mejor que si el público salía estornudando barro se vería como valor agregado. Una selección especial para alérgicos fanáticos de los conciertos.
Por otra parte, el primer día del espectáculo se podía notar una diferencia importante entre los sonidos del Claro Sony Ericsson y del Transistor Stage, siendo este último muy perjudicado, especialmente en Down y Megadeth, aunque ambas agrupaciones fueron solucionando sus problemas en el camino y al final sacaron una sonrisa en los esforzados fanáticos.
Y ni hablar de la falsa promesa de que todos los artistas tocarían 90 minutos. Esta sentencia fue la que muchos tomaron en cuenta al momento de decidir la compra de su entrada, aun cuando ya habían visto en otras oportunidades a Primus, Megadeth, Chris Cornell, Faith No More y Stone Temple Pilots. Estos últimos fueron la burla y penoso cierre de un festival que pintaba para grande, que con 50 minutos de espectáculo sepultó toda posibilidad de volver completamente feliz a la casa. Y me tinca que esta no fue decisión de la banda, sino de la organización con el fin de “la gente vuelva más temprano a su casa”. ¿Todo calza o no?
Sin embargo no podemos decir que fue un mal evento en su totalidad, sí que se les fue de las manos el manejar y atender a una masa sedienta de música (y líquidos obviamente). Pero aun cuando la selección de artistas fue impresionante y difícil de que se repita y, a mérito personal, pisotea con alevosía al line-up del Lollapalooza 2012, es necesario que mejoren las falencias, porque es posible que se posicionen como un evento importante todos los años a nivel sudamericano, pero difícilmente podrán hacerlo al tener una lluvia de reclamos al final de cada día.
Nos vemos el próximo año, en un Maquinaria Festival 2012, y esperamos que las cosas cambien, si no, será mejor poner nuestras lucas en otro lado.
Rafa
30/11/2011 at 11:42
puta si… lo del polvo era muy desagradable, pero lo portentoso de los shows pesaron muchísimo en el recuento final. Ahora bien, creo q lo peor de todo fue el mentado tema VIP. A esos locos si q se los cagaron.
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