Mucho tiempo ha pasado, mucho en realidad, pero fue necesario para poder madurar la apreciación de un disco que viene a continuar un trabajo tan halagado como el House of Gold & Bones Part 1 y, por los motivos naturales de todos los curiosos de la música, no podríamos llevarnos la primera impresión y debilitar fríamente esta segunda parte desde la mirada subjetiva de la comparación, ya que este nuevo trabajo no alcanza un nivel tan destacable como su predecesor, pero tiene un destino mucho más valioso, el cerrar el ciclo de una magnifica emotividad y demostrarnos que escondido entre todos esos riffs melancólicos y más calmos, podemos descubrir pequeños detalles que se complementan en un todo, que incluye ese trabajo del que hablamos hace ya varios meses.
Stone Sour es una banda ambiciosa y llena de rock, no tiene nada que demostrar ni nada que perder; después de plasmar una evolución contundente, se posicionaron en el tope del metal moderno sin repetir formulas ni copiar estándares, con las guitarras gritando filosamente y con una propuesta llamativa, la que cada persona puede interpretar diferentemente, pero al final todo se resume en el común denominador de la actitud frontal de sus canciones en estos dos últimos discos. Riffs, Corey Taylor desgarrando sus cuerdas vocales, una batería sólida y potente, más una dosis de buenas letras con sentido y emoción, son la perfecta definición de una banda de rock.
Esta segunda parte comienza con el track “Red City”, reproduciendo los recuerdos del trauma que fue la anterior placa, con un trance algo forzado pero que escuchándolo un poco más en profundidad nos termina transportando a lo anteriormente visto, momento que destacan los Growls de Taylor, pasando por su lado más crudo. El primer salto a la historia principal de House of Gold & Bones Part 2, llega con “Black John”, el relato del protagonista mientras sucumbe a las tentaciones de la humanidad y termina haciendo cosas equivocadas por conveniencia, lo más clásico del remordimiento y el arrepentimiento ante lo que se hace o se vive sabiendo que no es lo que se quiere; una pista que nos deja con energía suficiente para no parar de recordarla durante todo el día, convirtiéndose sin duda en el tema más reconocible de Stone Sour de este disco.
“Sadist”, como su nombre lo dice, es una canción que, entre el dolor y el placer, pasa de la melancolía a la rabia fácilmente, con algunas fases melódicas un poco débiles, ya que se hacen repetitivas, pero sin lograr convencer demasiado. Sin embargo, cumple con ser el hilo conductor hacia “Peckinpah”, tema que si se lleva los créditos necesarios al mostrar de nuevo la potencia de la banda y la decepción del protagonista en esta historia de encierros y muros personales.
Así se abre paso a una serie de canciones que emergen fluidamente desde esas melodías cocinadas en su disco antecesor: “Stalemate” y “Gravesend” ponen el rock en primer lugar. Siendo el primero con un paso rápido y coros inolvidables, y el segundo, envuelto en un stoner profundo lleno de cojones, mostrando el desenlace trágico de una mente sin ánimo ni ganas de levantarse.
En la mitad del camino aparece “’82”, un track que bajo el recuerdo en una lápida, libera más energía desde el interior del protagonista, quien recupera de a poco una última oportunidad de escapar de sus miedos, acompañado de una marcha de guitarras en el fondo, sonando con potencia y soltura.
“The Uncanny Valley” hace un llamado al karma en este juego entramado, donde el rock limpia el camino hacia los coros de Taylor y a las melodías de los riffs que llenan todo. “Blue Smoke” es un pasaje de calma en el pesado viaje del humo gris que rodea a Human, el protagonista. Son estos cambios los que alimentan esta historia y de a poco terminan por transformar esta trama en la película que pretende ser.
“Do me a Favor” es otro single dentro de este conjunto de temas, que muestra un ritmo azotador y coros que nos llevan a pensar en la puesta en escena en vivo de un concierto inagotable. La balada “The Conflagration” cierra la idea de la lucha interior y destapa el misterio entre los sentimientos que se comunicaron entre las dos partes del disco. Con arreglos de piano muy cuidados, la canción es una muestra de la versatilidad compositiva que pocas bandas saben armonizar.
Todo cierra en el track que da nombre a esta historia, “House of Gold & Bones” o “In Domus de Aurum et Ossium” en el latín clásico de las iglesias pasadas, explicando el porqué de todo este viaje, que se resumen en encontrar un sentido y luchar por cambiar; suena simple, pero es una razón más que poderosa para poder mover esta máquina compositiva llamada Stone Sour.
Como resultado, el alcance de esta placa es menos sorpresivo, pero si analizamos el conjunto de este disco cuasi doble, se conforma en una pieza compleja con muchos puntos altos, sobrepasando las expectativas que solamente algunos tenían.
Un par de álbumes que buscan algo más y lo logran con creces, sorprendiendo así a la gran mayoría. Ahora queda esperar el comic y la película prometida, que ambientará la oscuridad con la música de estas dos placas, trabajos que suponemos estarán a la altura de su música.
Cassandra Z. Atkinson
10/06/2013 at 20:07
Tremendo este disco señores, tremendo. Es una autentica maravilla y una vez te ha enganchado se escucha del tirón y te deja con ganas de volver a darle al play. La única pega que le pongo es que siendo la primera parte de una obra conceptual el libreto te cuente de que va la historia pero no incluya las letras, un error bastante gordo en un disco de este tipo.