Si hay una cantante que tiene una excelente relación con el público chileno, sin duda es Anneke van Giersbergen. Asidua a visitar nuestro país con cada uno de sus proyectos musicales, anoche fue el turno para el regreso de VUUR, su banda más reciente y que la trajo en esta ocasión acompañada de los cada vez más populares Delain y la talentosa Caterina Nix.
Abriendo el show temprano, y ante un buen marco de público, Caterina Nix desplegó con un excelente recibimiento toda la potencia de su heavy metal. Aunque hubiésemos esperado que el volumen de su voz se hubiese escuchado un poco más alto, junto a su banda animaron a la audiencia, entre los que se contaban muchos fans suyos, y cumplieron con una presentación redonda que demostró que tienen todo lo necesario para continuar conquistando otros mercados alrededor del mundo. Definitivamente una artista a la que vale tener en la mira.
Luego vendría el turno de Delain. Tras los últimos acordes de “Perfect Strangers”, se apagaron las luces del recinto para recibir a los holandeses y una puesta en escena en la que dominaba el color rojo y destacaba el cabello platinado de Charlotte Wessels. Con un setlist muy dinámico y entretenido, faltaron solo minutos para cautivar a todos los presentes. La voz de Wessels es clara y armónica, y a pesar de encontrarse con algunos problemas de salud que la afectaban, complementa de manera perfecta los agresivos riffs de Timo Somers, que con su gran desplante y carisma a momentos es capaz de robarse toda la atención.
Su presentación fue un gran recorrido por sus casi 15 años de carrera, con tremendos puntos altos como la interpretación de “Get the Devil Out of Me”, “Mother Machine” y “Don’t Let Go”, una canción muy enérgica que al escucharla hace imposible aguantarse las ganas de moverse o, al menos, cabecearla. En general su show es rotundo, casi sin respiros, con una increíble sesión de jam entre el batero Joey de Boer y Somers, y espacio hasta para algunos guturales de Otto Schimmelpenninck van der Oije (sácate un nombre).
Delain es una banda relativamente joven, y se nota que aún corre por sus venas el vigor de una nueva camada de bandas destinadas a tomar el relevo del heavy metal. En definitiva, los holandeses se mostraron ayer como mucho más que un simple acompañamiento en el plato principal de la noche, otorgando un espectáculo potente y altamente disfrutable. Una tremenda sorpresa para muchos que pueden no haberlos tenido en su radar.
Vuur y el carisma de Anneke
Pero por supuesto, la atracción central de la jornada era la segunda actuación de Vuur en Chile. Limitados por su exigua carrera discográfica, y ante la ausencia de material nuevo de la banda en el futuro cercano, su presentación fue muy similar a la que vimos hace poco más de un año, cuando actuaron como teloneros para Epica. Sumando un tema adicional (“Sail Away-Santiago”) al setlist intepretado en otros países de su gira latinoamericana, las 12 canciones que tocaron en cerca de 80 minutos fueron una buena degustación de lo que Vuur tiene para ofrecer y es evidente el crecimiento que han tenido gracias a su abultada agenda en vivo de estos últimos 14 meses.
Lo más notorio sobre el escenario es cómo la banda disfruta intensamente interpretando cada canción, y que a pesar de que Jord Otto y Ferry Duijsens en guitarras y Johan van Stratum en el bajo se mueven todo el rato abarcando todo el plató, el 99% del tiempo nuestra atención está puesta sobre Anneke. Con montones de carisma y una capacidad vocal que pareciera no hacer otra cosa que mejorar con el paso de los años, la holandesa es una figura tan potente, tanto por su voz como por su legado musical, que inevitablemente opaca al resto de la banda.
No ayuda a contrarrestar esto el hecho de que durante las canciones su voz es lo que más destaca sobre armonías y riffs que en momentos se pueden volver particularmente monótonos. La música de Vuur está pensada como un vehículo para transportar el canto de Anneke, y es algo que tampoco molesta mucho, dado que no muchos podrían decir que conocen a la banda por su aporte a la música más que por ser seguidores de la ex vocalista de The Gathering.
Hablando de la banda con la que se hizo conocida, es inevitable aún para la holandesa revisitar grandes éxitos que tuvo con ellos y que probablemente tienen más edad que muchos de los presentes en la jornada de anoche. Y es que si bien las canciones de Vuur fueron bien recibidas, se podría decir que el Teatro Cariola casi se vino abajo cuando fue el turno de “On Most Surfaces” casi al principio y al momento del cierre con “Strange Machines”, que fueron evidentemente los momentos más bailados y cantados de la noche.
Más allá de cualquier detalle que se pueda encontrar, la noche de este domingo fue distinta a muchas y destacable en el sentido de que pudimos ver en el mismo lugar 3 buenos show de parte de 3 grandes bandas lideradas por figuras femeninas potentes, algo que no se ve tan seguido. Esperamos por supuesto que Vuur regrese más temprano que tarde, con un catálogo musical más amplio para compartir con la audiencia chilena.