Anoche, la escena musical progresiva de Santiago vibró con la llegada de TesseracT, quienes después de un poco más de un año, hicieron una escala en Chile, pero esta vez en el Teatro Coliseo como parte de su gira mundial que promociona su más reciente placa ‘War of Being’. Con una puntualidad a la cual ya estamos acostumbrados a los grandes conciertos, los fanáticos se aglomeraron a las afueras del recinto de Nataniel, ansiosos por lo que sería una experiencia inolvidable. Y vaya que lo fue.
El inicio de la velada estuvo a cargo de la banda chilena Crisálida, quienes, con una ejecución precisa y envolvente, calentaron el ambiente para lo que estaba por venir. La calidad de sonido desde su presentación fue impecable, lo que destacó aún más la fuerza de su propuesta musical. Los asistentes rápidamente fueron atrapados por su mezcla de sonidos progresivos y atmósferas pesadas, generando un ambiente de expectativa mientras el reloj avanzaba. A pesar de lo reducida que fue su presentación, con sólo 5 canciones que se sintetizaron entre temas de su último trabajo ‘Terra Ancestral‘ y próximo disco llamado ‘Niños Dioses’, jugaron como dueños de casa y estuvieron más que a la altura del invitado de honor.
Cuenado fueron las 21:00 horas exactas, las luces se apagaron y el Teatro Coliseo estalló en vítores: TesseracT hizo su entrada triunfal con “Natural Disaster“, desatando una ola de energía entre el público. Los primeros acordes retumbaron con una nitidez asombrosa, gracias a una mezcla que permitió apreciar cada detalle, desde la profundidad de los bajos hasta la claridad de la voz de Daniel Tompkins.
La banda continuó su recorrido con “Echoes y Of Mind – Nocturne“, en donde los cambios rítmicos y las capas sonoras propias del djent se entrelazaron en una maraña musical envolvente. La potencia de los riffs, combinada con la precisión técnica de los músicos, generó momentos hipnóticos que sumaron a los fanáticos al frenesí. Canciones como “Tourniquet” y “Sacrifice” elevaron la intensidad al mismo tiempo que la banda presentaba su lado más íntimo y, por otro lado, “King” y “Smile” reafirmaron el virtuosismo del grupo.
Llegando a la parte central del show, “The Arrow” y “War of Being” fueron un recordatorio de por qué TesseracT es considerada una de las bandas más innovadoras del metal progresivo. Los contrastes entre las atmósferas suaves y los estallidos de fuerza pura se manejaron con tal maestría que, en ocasiones, era fácil olvidar dónde terminaba una canción y comenzaba la siguiente, como si todo el concierto fuera una única, épica y polirítmica composición.
El momento cumbre llegó con “Legion” y “Juno”, cerrando con broche de oro la primera parte de su show. La banda dejó el escenario sólo para regresar ante una audiencia que clamaba por más. El encore, compuesto por “Concealing Fate, Part 2: Deception” y “Concealing Fate, Part 1: Acceptance“, fue el broche de oro perfecto para una noche que parecía no necesitar más energía, pero el público, con su participación, dijo lo contrario.
TesseracT: una experiencia que trasciende lo musical
Más allá de la maestría técnica que TesseracT demostró sobre el escenario, lo que hizo que este concierto fuera memorable fue la conexión que la banda logró con sus fanáticos. No solo fue una muestra de virtuosismo musical, sino una verdadera experiencia sónica, en la que cada acorde, cada ritmo y cada cambio de dinámica creó un puente directo con las emociones del público.
Y es que un show de TesseracT es ver una sonrisa permanente en la cara de Jay Postones quien llevaba sin dificultades el intrincado ritmo en la batería; es disfrutar el sonido del bajo de Amos Williams quien siempre está en un extenso trance; es darse cuenta que Acle Kahney y James Monteith comparten e intercambiaron detalles y riffs demoledores, todo mientras Daniel Tompkins hace gala de su capacidades vocales y continuos movimientos al complejo ritmo de la banda.
El sonido impecable y la puntualidad tanto de Crisálida como de TesseracT ayudaron a crear un ambiente en el que la música fue la única protagonista. No hubo distracciones, no hubo fallos, sólo una comunión entre banda y audiencia.
En definitiva, este concierto fue una vivencia que reafirmó el lugar de TesseracT como una de las bandas más importantes del metal progresivo actual. Por eso, y aun cuando Santiago ya los recibía con los brazos abiertos, los británicos respondieron cuidando y puliendo aún más todos los detalles que han levantado su nombre en la escena.
Fotos por Francisco Aguilar de Spider Producciones