A un días del polémico Maquinaria Festival, a unos más del casi agotado show de Rage Against The Machine, a una semana del esperado concierto de Rush, y a punto que salgan a la venta las entradas para Faith No More, hay que decir algunas cosas. El titulo ya habla mucho por si solo, pero debo reconocer que me da algo de incomodidad hablar de este tema tan resignadamente. Pero el punto es que habiendo pasado harto tiempo y viendo como se dan las cosas, no queda más que asumir. Una humilde opinión a continuación, que espero cree un espacio más para la discusión del tema.
Las entradas tienen esos precios y ya, ¿les quedó claro? No van a bajar, ni aunque el Papa interceda o Satán se raje con algunos morlacos a cambio de nuestra alma, puede que tengan variaciones, un poquito más alto, un poquito más barato, pero la entrada más accesible a un concierto grande ya no será menor a 20 lucas (siendo incluso ese un precio difícil de encontrar). Me da rabia decirlo, pero es lo que es.
Todos sabemos que en Argentina los precios son la mitad de acá. Pero para que estamos con webadas, pocos son los que tienen la plata para pegarse el pique, pagar alojamiento, bus/avión, y comprar la entrada más barata. Son un país más grande y a veces tienen varias fechas con un mismo artista, similar a lo que sucede en Brasil, pero nos queda más lejos. Nuestra realidad es completamente diferente: las productoras, que ni siquiera regalan un par de entradas, nos vieron la cara y como el cuento les funciona, van a mantener la gallina de los huevos de oro.
¿Que vamos a hacer cuando todos, yo incluido, compramos las entradas de inmediato, apenas empieza la venta? ¿Le damos tiempo a las productoras de replantearse el costo de las entradas? ¿Creen que ellos sufren pensando en que no venderán lo que piensan?. la respuesta es fácil: NO.
Reconozcámoslo, somos un mercado pequeño y si un artista viene, hay que darse con una piedra en el pecho. Siempre que un artista pasa por Chile “puede que no venga nunca más”; ese es el pensamiento de un chileno promedio y no está tan lejos de la realidad. Si no vienen nunca, como productora “DEBO” pegar el palo. ¿Acaso a ustedes no les gustaría hacer el negocio del siglo? Dos dedos de frente: cuando hay lucas de por medio, cuando la cosa es un NEGOCIO, el sentido común se acaba. Recuerden las declaraciones de Francisco Goñi, Gerente General de Time 4 Fun, que dijo “A los chilenos nos gusta que haya entradas caras, es algo aspiracional”. El personaje se incluye por lo menos, pero queda claro que nos están viendo las de abajo.
Por otro lado, no estamos en Estados Unidos donde, además de tener un ingreso percápita bastante mayor, si quieres ver a tu artista favorito, basta con ir a una ciudad relativamente cercana y listo, total el espectáculo es el mismo y la gira dura harto, es decir, hay opciones. Ni hablar de Europa, donde, al estar todo conectado, no cuesta nada ir al país vecino y repetirte el plato si quieres. Para los que no les parezca lo que digo acá, se que no es fácil, pero se puede, ese es el punto. Oferta y demanda, hay más alternativas, así que no se pueden tirar muy alto.
Nosotros acá, aún estando a la cresta de todo, con una economía “decente”, y con precios infladísimos, compramos las entradas como pan caliente. Eso habla bien de Chile por un lado, llenando los recintos (que son una mierda digámoslo), mostrando un ánimo y una fuerza que deja boquiabierto a cualquier artista, acostumbrados a la frialdad de los fanáticos del hemisferio norte. Shi el calorsshhh humano es otra cosa por estos lados. Además pagamos demasiado como para quedarnos parados aburridos mirando el show ¿o no?
Para más remate siempre nos tiran los conciertos en “temporada baja” del hemisferio norte y caen todos juntos por acá y, aunque no lo crean, igual se vende todo (cuek) ¿Que mensaje estamos mandándole a los organizadores de los shows? El señor Goñi se soba las manos diciendo “excelente” al más estilo Sr. Burns.
Mi viejo dice “hay weones pa todo”, que es la versión chucheta del “si algo se vende a ese precio es porque hay gente que lo compra”. Y así es la cosa nomás. Pagamos lo que sea por un concierto que es posible no podamos ver denuevo. Estamos cagados. La excepción a la regla es el próximo concierto de Faith No More, que estoy seguro los precios fueron negociados por la misma banda, porque la productora podría haberse tirado a la piscina, sin flotadores, recién almorzada, con un calambre en la guata y aún así salir cagados de la risa del agua.
¿Vamos a protestar por esto? ¿Vamos a pedirle a nuestras autoridades que hagan algo? ¿Se puede regular esto de alguna manera? No lo creo, pero no se dan cuenta que esta vez no nos están construyendo una termoeléctrica en una reserva natural, nos están sacando plata directamente de nuestros bolsillos y nadie hace nada.
Es nuestro derecho a entretención de calidad y ocio, ¿porque no podemos alegar y exigir condiciones sobre esto? Les dejo la reflexión. Me encantaría que este artículo le diera ánimo a alguien para generar algún tipo de movimiento, pero hay que ser realistas, somos flojos, fanáticos y nos gusta endeudarnos, así que a lo más nos quedaremos frente al computador mirando, asintiendo y sacando la tarjeta de crédito una vez más.
¿Alguien tiene algo que decir al respecto? ¿Ideas?
Buenas tardes estimados, nos vemos en otra noticia y/o descargo.
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