Pocas películas logran llenar una sala de cine en tiempos de piratería, pero siempre existen esos “eventos” que logran repletar un lugar, amparados especialmente porque no hay muchas oportunidades como esta. Celebration Day es el resultado de lo que grabaron las cámaras el 10 de diciembre de 2007, en el O2 Arena de Londres, Inglaterra, última y única oportunidad donde Led Zeppelin se reunió para repasar los grandes éxitos de su carrera.
Tuvimos la oportunidad de disfrutar el concierto en el Cine Hoyts de San Agustín, en la misma sala donde pudimos apreciar el show en 3D de Joe Satriani. Claro, en esta oportunidad la presentación fue en 2D, pero en formato digital. Y como todos deben saber a estas alturas, el setlist presentado incluye las siguientes canciones:
1. Good Times Bad Times
2. Ramble On
3. Black Dog
4. In My Time Of Dying
5. For Your Life
6. Trampled Under Foot
7. Nobody’s Fault But Mine
8. No Quarter
9. Since I’ve Been Loving You
10. Dazed And Confused
11. Stairway To Heaven
12. The Song Remains The Same
13. Misty Mountain Hop
14. Kashmir
15. Whole Lotta Love
16. Rock And Roll
Iniciada la “película” con “Good Times Bad Times”, al igual que en su disco debut (1969), la calidad de imagen, gentileza por el formato digital, impresiona inmediatamente. Lejos estamos de ver una película con rayas, o “marcas de cigarrillo” y eso marca la pauta del resto de las casi dos horas en la sala de cine, haciendo así que la experiencia sea mucho más envolvente.
Pero esta perfecta imagen hubiera sido humo si no fuera por la excelente dirección de Dick Carruthers, quien logra que la imagen se enlace perfectamente con el sonido y el ritmo, realizando acercamientos, panorámicas, movimientos y sutiles disminuciones de velocidad que mucho dicen del audio que sale en ese momento por los parlantes. Esta experiencia está lejos de la muchas veces estática experiencia que implica un concierto, donde tu punto de vista prácticamente no cambia, pero donde el sonido y la vivencia son incomparables. Sin embargo, esta forma de ver un espectáculo es lo que un show de esta envergadura requiere para llegar a una sala de cine.
Detalle aparte son aquellos pequeños extractos de cámaras provenientes del público, que quisieron de alguna hacer presente que esos fueron los únicos registros hasta el momento de aquella noche, pero que, a gusto de este editor, no era necesario usar, ya que ponen en evidencia lo precario y poco fieles de esos registros con lo que estaba pasando realmente en el escenario.
Por otra parte, el sonido partió algo bajo, lo que fue reprochado por los asistentes, problema que se sostuvo hasta “In My Time Of Dying”, donde el audio vino principalmente de los parlantes frontales de la sala, lo que fue solucionado definitivamente en “Trampled Under Foot” y acompañado de la respectiva ovación de los asistentes cuando sintieron que el sonido por fin los envolvía, y apagando así la frustración de quienes anteriormente habían aprovechado cada momento de silencio para gritar “¡VOLUMEN!”.
Pero más allá del problema de sonido, cada una de las canciones fue un grato momento para ver en acción a Led Zeppelin quienes, sin exagerar en sus movimientos, se notan cómplices y alegres; cómodos amigos de toda la vida, haciendo lo mejor que saben hacer: música y rock n’ roll. Aunque el paso del tiempo en nuestros héroes es innegable, su fuerza y desplante demuestran claramente quienes serán por siempre, unas verdaderas “leyendas vivientes”.
Destacable es el trabajo de Robert Plant quien mantiene su característica voz (algo que demostró en vivo la noche anterior en Chile), haciendo los acomodos entendibles, pero en ningún caso haciendo sentir vergüenza ajena, como ha pasado con otros importantes vocalistas. Agradable también es ver al subvalorado John Paul Jones con una alegre tranquilidad, sobresaliente en el sonido del bajo y en los teclados en los momentos necesarios; la agradable atmósfera de “No Quarter” es de su completa responsabilidad. Por otro lado, Jimmy Page encorvándose a medida que avanza el concierto, pero demostrando que de esa manera aumenta su concentración y disfrute en el escenario. Y como no nombrar a Jason Bonham, en reemplazo de su fallecido padre John Bonham, quien cumplió perfectamente con su cometido, destacando en “Nobody’s Fault But Mine”.
Pero, además de Jimmy Page, John Paul Jones, Robert Plant y Jason Bonham hubo una quinto participante que aplausos por sí sola merece: la pantalla de fondo. Imágenes psicodélicas, colores y líneas que son un excelente reflejo de que el trabajo realizado para esa noche fue pensado con dedicación, destacando especialmente en aquel momento que se cierra la primera parte de esa velada, cuando en “Kashmir”, columnas comienzan a elevarse acentuando el carácter épico de dicha canción.
Un paréntesis para un consejo, porque le va a pasar: si ve gente sacándole fotos con flash a la pantalla, siéntase libre de tirarle las cabritas en la cara. Este humilde editor estaba lejos como para hacerlo ya que deben haberse llevado a casa unas lindas fotos blancas.
En fin, de detalles podemos hablar todo el día, pero todo esto se resume en una cosa, ¿Vale la pena ver este concierto en el cine? La respuesta: Si, absolutamente. Pocos fueron los afortunados de estar esa noche del 10 de diciembre del 2007 y esta es la mejor forma de acercarse a lo que pudo ser ese momento. Todos añoramos una gira para verlos lo más cerca posible y en nuestras respectivas ciudades, pero por lo menos podemos agradecer que el registro de esa ocasión esté a la altura de quienes se presentaban en el escenario.
Ahora, Led Zeppelin, toma mi dinero y entrégame luego un Bluray con ese concierto.
Salinas m/
09/11/2012 at 16:54
que buena!!! ahora sí que me dieron ganas de comprarme le bluray…
pero, me cuesta creer que hay huasos que le sacaron fotos a la pantalla xD
cvaldex
09/11/2012 at 18:49
Buenísimo el concierto, claramente será una pieza fundamental en Bluray, y si, increíble, había gente tomando fotos… en fin!
Ricardo
12/11/2012 at 13:40
Excelente!.