¿Qué fue de los Pink Floyd luego de la discusión entre su antiguo y fiel compañero Roger Waters?, ¿siguió el amor por el Space Rock y la experimentación musical?, ¿siguió el amor por la música? O simplemente ¿todo se diluyó y acabó con una de las más grandes bandas del rock del siglo XX?, ¿es ‘A Momentary Lapse of Reason’ un disco malo y comercial comparados con sus trabajos clásicos?
La respuesta a varias de estas preguntas ya las tenemos: lanzaros tres discos que luego del fracaso de ‘The Final Cut’ The Wall parte 2, los ingleses contraatacan y de la clásica discusión entre Roger Waters y los demás Pink Floyd, tanto David Gilmour como Nick Mason deciden finalmente proseguir con el proyecto musical de antaño, ¿el único problema?: tenían miedo.
Todos los artistas luego de un álgido periodo de buena venturanza y prosperidad artística, llegan, o al menos así lo sienten, a un punto en que consideran en que han derrochado toda su agudeza musical y creatividad, y al igual que un premio ganado en alguna lotería certificada, y más aún si no se sabe administrar bien lo obtenido, se puede perder todo en un santiamén.
La incertidumbre en Pink Floyd
Incertidumbre era la premisa que rondaba por las cabezas de estos dos grandes artistas, dado que la discusión legal y el miedo constante de la intervención de la justicia dentro de las relaciones de los olvidados Floyd y el creciente poderío de la agudeza legal de los abogados de Waters, impedían y daban este aire de incomodidad, no pudiendo trabajar como corresponde y nublando las ideas.
¿Pero acaso cualquiera que estuviera en su posición no se sentiría igual?
Algo que caracteriza todos los trabajos pinkfloydeanos, a pesar de que suene extraño, es la presión ante la cual fueron sometidos: Los ánimos estresados y apresurados que se vuelcan de forma aún más extraña en todas sus placas y dan vida a la sensibilidad y estructuración por parte de la formación clásica de Pink Floyd, no ha sido la excepción para su nuevo álbum ‘A Momentary Lapse Of Reason’ que nos brinda algo muy interesante y que contiene de por sí, en contraste con el plan de trabajo clásico, algunas salvedades.
El lugar de la grabación del disco y los músicos de sesión –invitados/pagados- fueron formando esta nueva aura que envolvería a Pink Floyd en sus últimos años como banda icónica del rock. Hay que tener en cuenta que era tanta la especulación, miedo e incertidumbre frente a una nueva placa, por no saber cuál sería el resultado tanto de marketing como financiero, que los Floyd apuestan por algo más atento a la predominancia musical y económica de la época, siendo absorbidos por la banalidad caracterizadora de la década de los 80. Se obtiene así un disco lleno de samples, cuestión novedosa para el músico adinerado que con los años se iría abriendo al público, que transformarían el ambiente evolucionado del Space-Rock en un New Wave mucho más atmosférico, eléctrico y fino.
Se incluyen baterías electrónicas y se pierde en parte la esencial pinkfloydeana de los años 70, ese sonido natural y humanizado, procediendo de un lento crescendo para lograr el clímax instrumental; se llega así a un golpe técnico por parte de los músicos de sesión, obligando a que los Floyd modificaran su técnica hacia algo más meticuloso: ¿No habría sido mejor apostar por la lógica del mejor diablo conocido que diablo por conocer?
El resultado
Se obtiene así otro antes y después dentro de la era Floyd, dando el puntapié inicial hacia la nueva era de los samples y la computarización musical. Nace un disco que en parte tiene la esencia pinkfloydeana en cuanto a que siguen dentro de lo atmosférico y a la vez la pierde, dado que se deja de lado la humanización, una condición clásica de la banda.
Dentro de la era dorada de los Floyd, el conjunto de elementos hacen un todo hermoso, bello y perfecto, dando luz a íconos del rock que en unos años más serán la música clásica de nuestra época. Con los años nos dimos cuenta que ese todo no era algo extraño o propiamente único, sino que a partir de un azar, junto a cuatro sujetos que propiciando sus mayores maestranzas, sensibilidad, tecnicismo y sistematización fueron otorgando la esencia fundamental de la era dorada de los ingleses.
‘A Momentary Lapse Of Reason’ es un disco que con lo poco que quedaba de la naturaleza de la banda, se intenta adaptar a los tiempos modernos, algo así como un Bowie pero mal asesorado y poco convencido y satisfecho de sí mismo; como consecuencia se obtuvo algo poco consistente en comparación con los trabajos anteriores, no es malo, pero si es decepcionante, ¿por qué? porque en analogía con los entregas previas, es la menos ambiciosa y experimental, pero es el punto de partida para la madurez y aceptación de nuevos comienzos que se materializaría ya profunda y contundentemente en su próxima placa, dando luz a uno de los discos más sensibles, autobiográficos y declaradores de la historia de Pink Floyd, el resumen de toda una vida de altos y bajos, logros y perdidas: ‘The División Bell’.
¿Qué más pueden agregar ustedes sobre qué fue lo que hizo que los últimos Pink Floyd hicieran un disco en donde se sacan todo lo que sienten y tienen, para hacerlo sentir como cierre de clausura de su carrera musical y el matrimonio artístico con la banda y sus personas? Esperamos sus comentarios y opiniones.
Boris Hernardo Salinas Pavez
11/07/2017 at 15:51
Honestamente The Division Bell es un disco que vuelve a las raíces más cercanas a lo que muchos fans extrañamos del Pink Floyd de los 70